AFP

Miles de manifestantes jubilosos volvieron ayer al corazón simbólico de Bahréin, la plaza de la Perla, luego de que las fuerzas de seguridad gubernamentales se retiraran y la monarquía hiciera un llamado a la paz y al diálogo tras días de violentas represiones.

“Ordenamos a todas las fuerzas de seguridad que se retiren inmediatamente de las zonas de concentración”, dijo el Príncipe heredero de Bahréin, Salman ben Hamad Al Jalifa, en un aparente gesto de conciliación.

La decisión de la familia real fue un giro extraordinario luego de una semana de protestas que intentaron ser reprimidas con sangre. Al menos siete personas murieron.

“Todo Bahréin se encuentra feliz hoy (ayer)”, expresó Jasim al-Haiki, de 24 años, cuando vitoreaba a la multitud en la plaza de la Perla, rebosante de banderas rojiblancas.

“La voluntad del pueblo acabó prevaleciendo”, dijo otro joven manifestante.

La Casa Blanca aplaudió que el Príncipe mostrara contención e iniciara el diálogo.

El cambio en esta diminuta nación del Golfo Pérsico, aliada de Estados Unidos, fue por lo menos una victoria temporal para el principal bloque de Oposición chiita, que había rechazado un llamado a negociar por parte del Monarca sunita de Bahréin hasta que las autoridades retiraran a los militares de las calles. La otra condición, que aún falta por cumplir, es la dimisión de todo el Gobierno.

A diferencia de Bahréin, la situación en Libia, Argelia y Yemen parece recrudecerse.

En Libia, reportó Al Jazira, el Ejército disparó en Benghazi contra los manifestantes con ametralladoras y morteros, lo que dejó 15 muertos y numerosos heridos entre escenas de caos. Human Rights Watch reportó que al menos 84 personas han fallecido en los últimos cuatro días.

En la víspera, el Gobierno de Muammar Gaddafi, en el poder desde hace 42 años, desconectó el acceso a internet con la esperanza de deshabilitar las comunicaciones del movimiento. Sin embargo, la estrategia no funcionó, pues las protestas se extendieron ayer a las ciudades de Darnah, Baida, Ajabiya, Quba, Tobruk, Zentan, Trípoli, Tajoura y Shahhat.

Según el periódico privado Quryna, propiedad de uno de los hijos de Gaddafi, el Parlamento aprobará próximamente cambios políticos, incluidas sustituciones de personas en algunos cargos.

En Argelia, en tanto, cientos de policías con macana en mano aplastaron rápidamente a los manifestantes en la capital, mientras que en Yemen los inconformes antigubernamentales chocaron con los defensores del Gobierno en una granizada de botellas, zapatos y piedras.

El día había iniciado de manera muy parecida en Bahréin, con la Policía disparando gas lacrimógeno y balas de goma contra la multitud. Pero luego el Gobierno mostró indecisión quizá al sentir que la única manera de calmar una espiral de violencia que reclamaba más vidas con cada día que pasaba era ceder la plaza.

La Policía se retiró de manera tan repentina y total, que en un minuto los manifestantes se dieron cuenta que la plaza de la Perla era suya. La revuelta, empero, sigue. Hoy, los sindicatos convocaron a una huelga general.

REFORMA