¿Es esto un judío? La Pasión de Cristo en Jala, Riviera Nayarit

 

La representación de la Pasión de Cristo es una de las razones por las que el poblado de Jala es famoso; este año, la festividad se llevó a cabo entre el 17 y el 22 de abril. Miles de espectadores acudieron en Jueves Santo a la Judea en Vivo para presenciar este espectáculo, donde el pueblo entero se vuelca para interpretar pastores, soldados romanos, vírgenes y santos.

El Jueves Santo comienza la con la primera escena del teatro al aire libre, conocida como “El Concilio”, a las afueras de templo principal. Posteriormente se representan otros episodios de los últimos días de Jesús como la Última Cena, el Lavatorio de los Pies, la Maldición del Judío Errante, el Encuentro con María, la Oración del Huerto, la Tentación del Diablo, la Aprehensión de Jesús y Jesús ante Anás.

En “La Maldición del Judío Errante”, el judío es representado por un hombre con cabeza de piñata que, por no recibir a Jesús (y por darle un gran empujón), es condenado, ante la audiencia, a errar por el mundo durante todos los siglos.

El Viernes Santo, desde las ocho de la mañana un buen número de quienes interpretan a los “judíos” persiguen a niños y adultos en la plaza pública y por las principales calles del pueblo. A mediodía se lleva a cabo la procesión del preso cautivo. Los “judíos” son personas vestidas con trajes rojos y pequeños gorros con antenitas, que acorralan a los paseantes y los llevan por el zócalo, a veces cargando, para luego soltarlos.

Sabemos que éstas son tradiciones antiguas pero ¿no valdría la pena cambiarlas en aras de una cultura incluyente y plural? Si las tradiciones buscan recordar las costumbres y educar con ellas a las nuevas generaciones, ¿qué imagen del judío queda en la mente de niños y adultos?

En la declaración “Nostra Aetate” del Segundo Concilio del Vaticano (1965), así como en las últimas afirmaciones de Benedicto XVI, el presente Papa, la Iglesia ha exculpado a los judíos de la muerte de Cristo. Sin embargo, en pleno siglo XXI, en el imaginario popular, los judíos son mostrados como unos pequeños duendes rojos con un extraño tocado, quienes, entre traviesos y malévolos, atacan a la población.

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