ALAN GRABINSKY/ EL DIARIO JUDÍO

¿A quién de nosotros no le gustaría haber nacido en los sesentas? Woodstock, Jimi Hendrix y Janis Joplin, las revueltas estudiantiles, la buena vibra del movimiento hippie…Esos tiempos sí que eran buenos… La gente se vestía bien cool, se respiraba un aire de hermandad.. se soñaban con mejores tiempos, se creían en una mejor sociedad..

Los sesentas son un paquete irresistible para los que no vivimos esa época.  El grupo de rock Radiohead en su canción de The Bends parece expresar esta nostalgia posmoderna por la época pasada:

Just lying in the bar with my drip feed on
Talking to my girlfriend, waiting for something to happen
I wish it was the sixties, I wish we could be happy
I wish, I wish, I wish that something would happen

¿Pero, por qué tenemos esta necesidad de recordar lo que nunca vivimos?   Para el antropólogo Arjun Appadurai sufrimos de una nostalgia falsa donde los medios llenan de contenido nuestro afán por añorar.  Este culto por lo pasado en los medios es algo muy  común en nuestra cultura pop; desde la estilización de las oficinas de mercadotecnia de los sesentas en la serie de televisión Mad Men hasta la musicalización de décadas pasadas en musicales como Across the Universe, siempre nos encontramos suspiramos por épocas que, según nosotros, fueron “mejores”.

Las modas pasadas también están de moda. Los populares lentes Ray-Ban es conocida por reciclar estilos pasados. “Vintage” y lo “retro” son etiquetas utilizadas en ropas y demás accesorios que refieren al pasado. La vestimenta punk de los ochentas — los pantalones pegaditos , el pelo “desarreglado” – es la característica número uno de la moda hipster, que encuentra en grupos como The Strokes su última expresión. Pero esta moda, que era propia de los punks, ya no nos refiere a dicha contracultura. En vez de esto, vuelven cool el estar fuera de lugar.

Para estar a la moda, se nos dice, hay que estar al tanto del cambio. En este sentido, el mismo presente parece escapársenos si no hacemos algo al respecto. Los medios  dislocan nuestra sensación del tiempo, haciéndonos sentir que se nos va a pasar el momento indicado para consumir y nos vamos quedaremos atrás: se nos cuenta nuestro presente desde el futuro, o se adelanta el paso del tiempo, creando la sensación de que el presente se nos fue de las manos. Ejemplos de este recurso abundan: desde la serie “How I met your mother”–en la cual se cuenta el presente se narra como si ya pasó– hasta los jeans con efectos de deslavado y las aplicaciones de fotos viejas en el Iphone (Hipstamatic). Estos últimos dos son recursos que le dan fast-forward a los efectos que el tiempo– es decir, el uso y el desuso de las cosas–tiene sobre todo. Por doquier encontramos efectos especiales que señalan que el presente  “ya pasó.”

Este afán por recordar es, según Appadurai un síntoma de un sentimiento de desarraigo–algo que no nos es ajeno como judíos errantes. La globalización, según este antropólogo,  ha creado un flujo interminable de personas, dinero, ideas y bienes a través de fronteras, haciendo que los vínculos sociales con nuestro entorno inmediato se vuelvan casi nulos. Inmersos como estamos en este espacio de cambios, surge una necesidad de encontrar referencias que anclen nuestra experiencia y le den sentido a nuestra realidad. Gracias a los medios recordamos cosas que nunca vivimos. Sin embargo,  esto no quiere decir que el sentimiento de evocación del pasado sea menos real. Al contrario, la necesidad es tan fuerte que define nuestra realidad.

Los medios crean un lenguaje en común para expresar nuestras identidades en el espacio público. Nos dan un menú de estilos de vida y definidos como teniendo este u otro valor social: si uno se viste con una vestimenta de jeans del los ochentas, está insertándose en un registro lingüístico muy diferente que si se viste de manera hippie, etc. En este sentido, la moda permite construir “statement” de quienes somos y quienes queremos ser. El hecho de que nos vistamos como en los sesentas es una manera de manifestar el desarraigo cultural el descontento que se tiene con lo contemporáneo, es una forma de añorar. Por eso la nostalgia se expresa en la moda pues ésta es, finalmente, una forma de identidad portátil.  Cuando el pasado, el presente y el futuro se vuelven recursos para vender mercancías, la imaginación y la creatividad en la moda se vuelven armas retóricas con las cuales podemos resistir la homogeneización y reclamar nuestro lugar en un espacio global.

Lo Retro y Lo Vintage: nostalgia y resistencia en la moda global.