ENRIQUE RIVERA

Shelly Kedar, Dalia Tibol y Sofie Turkie, tres profesoras instructoras de Beit Hatfutsot de Israel
(La Casa de la Diáspora), que impartieron un seminario para profesores de la Red Escolar Judía; nos obsequian una serie de reflexiones en torno a una pegunta que muchos de los maestros de la Red Escolar Judía de México (y seguramente de otras latitudes) se enfrentan con cierta frecuencia: Ante una pregunta difícil en torno a Israel, qué es mejor contestar a los estudiantes: ¿una mentira dulce o una verdad amarga?

Shelly, quien fungió como Coordinadora de este grupo, llegó a México en el marco del programa anual de capacitación que la Agencia Judía (Sojnut) y la Comunidad Judía de México realizan. Respondió de inmediato: “Siempre la verdad”. Y, a continuación, explicó: “No tiene caso enseñar con falsedad, hay un autor norteamericano que habla acerca de la “Educación Auténtica”, la cual parte desde el educador”.

Tanto ella como Sofie Turkie coincidieron en señalar que “EMET (verdad en hebreo se escribe Alef, Mem, Taf Primera letra, Mem se halla en medio del alfabeto y Taf es la última letra de ese abecedario), es decir verdad , es vida desde el principio hasta el fin”. Por su parte, Dalia comentó: “En el judaísmo hablamos de Tikún Haolam, la reparación del mundo, entonces si hay que reparar estamos hablando de que no todo puede ser dulce”.

Al preguntárseles acerca de cómo se vio Israel desde México, Dalia subrayó: “Yo sentí esa tensión que existe en México, debido a la información periodística y lo que trasmite la televisión. Nosotras agradecemos el haber estado aquí y el haber podido llegar a un punto oscuro y poder dar alternativas. Es decir, por una parte hay mucho amor por Israel y por el otro está la información o cierta información con la cual la persona puede no estar d acuerdo, así que es válido decir ‘esto no refleja lo que yo quiero de Israel’, por lo tanto es posible trabajar para cambiarlo”.

En el último día de este seminario, las profesionales mostraban visos de cansancio, pero la satisfacción en sus rostros era mayor. Shelly, mitad en broma, mitad en serio, expresó acerca de los participantes: “El curso de capacitación se impartió en hebreo, en un nivel alto, y hay algo que tal vez no sería muy bueno para México: Yo vi profesores tan buenos que les decía vengan a enseñar a Israel, hagan Alía”.