JOSÉ KAMINER TAUBER PARA ENLACE JUDÍO

Los nombres de los meses del calendario hebreo no son de origen hebreo. Son de Babilonia, del tiempo en el que el pueblo de Israel estaba exiliado allí. De entre los nombres de los meses, nos sorprende la aceptación del nombre Tamuz, un ídolo central de la mitología mesopotámica., ¿Cómo pudo aceptar el pueblo judío, que luchaba contra la idolatría, incorporar la palabra “Tamuz” como el nombre de uno de sus meses?

La absorción de un elemento extraño y teóricamente negativo dentro del judaísmo, significa que no se lo ve como algo definitivamente malo, sino que identifica en él un punto verdadero y bueno. En palabras de la Cabalá y el Jasidut, en el mundo de las clipot (cáscaras) hay nitzotzot (chispas) sagradas que, con keilim, (recipientes o, instrumentos) sagrados se las puede rescatar y elevar a su raíz de origen. Elevar las chispas se denomina tikún, “rectificación”, que es la manera de lidiar con las cosas muy negativas de manera profunda: en vez de simplemente rechazarlas, se debe identificar su raíz espiritual y hacer brotar de ellas una versión positiva.

La elección del judaísmo de adoptar la palabra “Tamuz” significa que se puede y se debe hacer un tikún del culto de Tamuz, y por extensión de la idolatría en general. En algún lugar, de alguna manera, debe existir un elemento verdadero en la atracción humana hacia la idolatría y si meditamos en el ritual que se le hacía a Tamuz, podremos comprenderlo.

Tamuz es el mes del pecado del becerro de oro, que dio lugar al rompimiento de las Tablas. En ese día, el 17 de Tamuz, comienza el período de tres semanas (hasta el 9 de Av), que conmemora la destrucción del Santo Templo de Jerusalem.

Este, es el mes en que los espías que Moisés envió recorrieron todo Israel para ver la tierra e informar al pueblo, regresando la víspera del 9 de Av).

Letra: Jet representa al mes de Tamuz y está compuesta de las dos letras anteriores del alef-beit, la vav y la zain, que corresponden a los dos meses previos, los meses de Iyar y de Sivan. Estas letras están conectadas en la parte superior por un “puente” delgado. Con relación al sentido de la vista, la forma de la jet representa la dinámica de la luz espiritual, emitida por los ojos (la vav) y la luz física, que vuelve del objeto observado a los ojos (la zain).

La palabra Tamuz se lee en hebreo: “tam” – “vav zain”. Tam significa “conecta”. De este modo, leemos en la palabra Tamuz “conecta” – “vav zayin”.

La unión de estas dos letras forma la letra jet.

En el horóscopo está el signo de Cáncer- el cangrejo.

El mito de Tamuz tiene muchas versiones, incluyendo una que Maimonides incluye en su “Guía de los Perplejos”(Parte 3 capítulo 9): Tamuz era un dios, que murió y cada año en Rosh Jodesh Tamuz se tenía que ir a su santuario y llorarlo. La versión de Maimonides es que fue asesinado de “manera extraña” por un rey malvado, y de acuerdo a otras versiones, por su propia mujer. Según ciertas versiones fue el dios del abismo, y según otras representa a la naturaleza que “muere” en el verano y vuelve a la vida en el invierno.

El culto a Tamuz se menciona una vez en el libro de Ezequiel: “Y cuando llegué a la puerta de la Casa del Señor… he aquí que las mujeres se sentaban llorando a Tamuz (Ezequiel 8:144). El llanto de Tamuz actuaba con enorme éxito sobre las emociones de la multitud, como dijimos eran en su mayoría mujeres, y muchas personas se acercaban lamentándose y trayéndole regalos.

Como dijimos, la adopción del nombre de Tamuz en el seno del judaísmo significa que se puede rectificar todo esto que representa su culto. Sin embargo, según el judaísmo elegir por la vida es más complejo de lo que parece. El Talmud (Talmud Babilónico, Tratado de Jaguigá 5b) hace una distinción sorprendente entre dos niveles de revelación. Divinidad: los “aposentos exteriores” del Creador frente a los “aposentos interiores”.
Exteriormente, se explica allí, D–s demuestra “poder y alegría” (Crónicas I 16:27), es decir un optimismo placentero. Pero en cuanto a lo que sucede en su intimidad está dicho “en los lugares ocultos llorará Mi alma”. (Jeremías 13:17) D—s llora por el exilio del pueblo de Israel y por no revelarse en el mundo.

El sentimiento de tristeza, surge de esto, es mayor incluso que la sensación de alegría más íntima y secreta.

Según el libro de Zohar, la persona debe tener dentro de su corazón esa misma combinación entre “felicidad” y “llanto” (parte III, 75ª). La paradoja que se describe respecto a D–s -alegría por fuera y tristeza por dentro- debe ser un modelo para nosotros al elegir por la vida: la alegría que tenemos que imponernos tiene por objeto brindar un marco positivo y constructivo, pero por dentro debe brillar el espectro de emociones en su totalidad, incluyendo, en particular, los sentimientos de dolor y tristeza.

Efectivamente, el entorno de alegría tiene el poder de sublimar la tristeza, de una tristeza superficial dirigida hacia uno mismo (compasión, y sobre todo la autocompasión) a una tristeza profunda y más íntima, que va tomando la forma de interés y deseo de beneficiar al prójimo (misericordia). Entonces la sensación de sufrimiento se transforma en el catalizador emocional del optimismo y la alegría externa y la empuja a actuar sobre el mundo de manera equilibrada.