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NELLY HUSNY SMEKE PARA ENLACE JUDÍO

Al analizar las diferencias culturales, históricas y religiosas de Estados Unidos y de México, se muestran las pruebas del rechazo hacia los migrantes mexicanos.

La verdadera causa por la que los migrantes no son reconocidos ni aceptados en Estados Unidos es por la cultura estadounidense enraizada en el anglo/protestantismo.

México y Estados Unidos son dos países muy diferentes en todos los aspectos, pero a la vez muy similares, en el hecho, de que ambas naciones están todavía enraizadas y marcadas por su pasado colonial; sin embargo, no se puede afirmar que es un pasado colonial similar, al contrario, el pasado colonial, la historia, la religión, la ideología y la cultura son algunos de los factores que impulsan ésta separación y diferencia entre México y Estados Unidos, y son éstos, los que creadores de países opuestos.

Estados Unidos no fue una colonia en la que se buscó una explotación económica y comercial. Al contrario de lo que pasó en México, en Estados Unidos se establecieron familias europeas que buscaban una nueva oportunidad, una nueva vida. Se establecieron en Estados Unidos para construir un hogar.

En México los españoles llegaron a conquistar, no a colonizar. Se establecieron en México para robar, para despojar, para saquear, para asesinar, para humillar, y para aplastar. Nunca buscaron establecer un hogar en México, lo que deseaban era encontrar recursos en suelo mexicano para enriquecer a la Corona.

En México la conquista fue percibida por los nativos como un símbolo de la derrota, como una señal de abandono por parte de los dioses, como una prueba más de inferioridad, pues los dioses europeos ganaron contra los dioses aztecas.

Los españoles rechazaron la religión de los indios, por lo que fue necesario llevar a cabo la evangelización, esta práctica bondadosa desde la óptica Católica, fue una daga en el corazón de los aztecas, pues significaba abandonar y rechazar su identidad, sus raíces, su cultura y su pasado.

En la colonia de la Nueva España masacraron y explotaron a millones de indios, la población disminuyó considerablemente. Uno de los legados coloniales más importantes fue la religión católica, ésta les enseñó que debían sufrir y ser pobres para poder, en la próxima vida, ganarse un lugar en el cielo. La enseñanza fue la resignación ante la pobreza y ante las malas situaciones.

La colonización de Estados Unidos fue totalmente diferente desde el principio. Varias familias y personas provenientes de Europa, especialmente de Inglaterra, llegaron a Estados Unidos con la misión de construir un hogar. La migración más importante y significativa, incluso por el legado que dejaron hasta nuestros días, ha sido la migración “puritana”. Estos protestantes calvinistas llegaron a Estados Unidos huyendo de la persecución religiosa con la única misión de llevar a cabo “La Alianza con Dios” y construir en la “Tierra Prometida” la “Ciudad sobre la colina”.

Dentro del puritanismo es muy importante la “Teoría de la Predestinación”; la cual establece: … “Para manifestar su omnipotencia, Dios, por su mandato, ha predestinado a unos hombres para la vida eterna y ha condenado a otros, para la eterna muerte. Quienes están predestinados para la vida han sido escogidos…para la gloria eterna…”

Según la Teoría calvinista de la Predestinación, los mortales no podían saber o estar seguros de si eran “elegidos” o “condenados”, sin embargo, si existían ciertas señales para poder tener una idea. La bonanza económica era una de las señales, por eso, los calvinistas le otorgaron una importancia primordial al trabajo. Los “puritanos” se dedicaron a llevar una vida digna y recta, alejada de los vicios y las malas influencias, simplemente dedicados al trabajo y a buscar la gracia divina.

En Estados Unidos, a diferencia de México, no se dio el mestizaje, los migrantes acabaron con los indios y utilizaron a los esclavos negros para la cuestión económica.

Los migrantes rápidamente comenzaron a tener una identidad nacional de americanos, factor que en México no sucedió hasta 1848, esto provocó que estuvieran más unidos y más dispuestos a formar una nación. Los migrantes eran principalmente de Inglaterra, aunque llegaron también de otras partes de Europa, sin embargo compartían ciertas características como el idioma inglés, el protestantismo, la raza blanca y el origen anglosajón, factor que provocó que la sociedad fuera más similar, cerrada y elitista.

Con estos datos históricos y coloniales se puede tener una idea de los rumbos que ambas naciones tomaron, Estados Unidos creció, se desarrolló, obtuvo un éxito incomparable, rápidamente se convirtió en Potencia económica, militar y política, mientras que México fue derrotado, se resignó a ser subdesarrollado, no tuvo éxito, no creció. La situación por la que pasaron ambas poblaciones provocó que se formaran las mentalidades que hoy en día imperan en las sociedades.

Los mexicanos tienen una mentalidad conformista, derrotista, de inferioridad, están resentidos, decepcionados, etc. Mientras que los norteamericanos tienen una mentalidad de que son triunfadores, son poderosos, son exitosos, son superiores y son un ejemplo para la humanidad.

Los norteamericanos perciben al mundo y formulan su política exterior a partir de la ética Calvinista y la Teoría de la Predestinación, por lo tanto, ellos son los elegidos y los mexicanos, en éste caso, son los condenados.

Los norteamericanos se sienten superiores a los mexicanos porque son los elegidos por Dios para llevar al mundo la democracia, la libertad, el ejemplo, el buen gobierno y la verdad, este hecho se sustenta en todo el éxito y triunfo que han tenido históricamente; por otro lado, ante la visión puritana, los mexicanos son un pueblo flojo, borracho, inferiores, sucios, desordenados, andrajosos, desobligados.

Estados Unidos fue fundado como una sociedad protestante y durante doscientos años, casi todos los estadounidenses fueron protestantes. Aún en el siglo XXI la cultura protestante sigue siendo una gran influencia en la política, en la cultura y en la economía norteamericana. La cultura anglo/protestante ha combinado instituciones, prácticas y organizaciones sociales y políticas provenientes de Inglaterra y de los “Peregrinos” de Massachussets.

Uno de los problemas centrales en cuestión a la migración es que el migrante mexicano es visto en Estados Unidos como un intruso externo que destruirá las bases del credo norteamericano (gran parte de éste basado en la cultura anglo/protestante). El migrante mexicano, tomando en cuenta la mentalidad protestante de buenos, malos, elegidos y condenados, es un ser maligno, condenado que no encaja con los principios de la sociedad norteamericana, muchos migrantes no han logrado adaptarse y formar parte incluyente de la sociedad norteamericana.

Si existe una gran contradicción, porque en muchos estados de la unión, los migrantes son, más que aceptados, solicitados para la economía, sin embargo, el hecho de que sean aceptados por cuestiones económicas no quiere decir que la sociedad los acepte y quiera que formen parte del país, y sobre todo los conservadores, pues los consideran invasores inferiores, delincuentes que llegan a cambiar todo y a destruir su “Ciudad sobre la Colina”.

Lo que está ocurriendo en Estados Unidos en cuanto a los migrantes es simplemente como lo manifiesta Huntington, Un Choque de Civilizaciones. Los migrantes exigen ser tratados con dignidad, piden ser reconocidos y legalizados, ruegan por ser aceptados a la sociedad norteamericana, pero lo que no pueden entender es que los norteamericanos, debido a sus diferencias culturales, no los quieren dentro de su país. Los millones de migrantes legales e ilegales se multiplican año con año, al mismo tiempo que el odio, el terror y el repudio por ellos incrementa.

Los migrantes mexicanos no son bienvenidos en Estados Unidos por la diferencia de civilizaciones, por las diferencias históricas, religiosas y culturales. Huntington prevé que si los migrantes mexicanos siguen incrementando pronto se llegará a una Guerra de Línea de Fractura, es decir, luchas internas encabezadas por miembros de diferentes civilizaciones.

Los norteamericanos no quieren que éstos “condenados” vivan cerca de ellos, no quieren que su “Credo Americano”, su cultura americana y su identidad nacional cambie y se transforme a causa de éstos. Los conservadores no están preparados para vivir en un país multicultural y sobre todo, aceptar que en un país multicultural no solo la ideología de la élite gobernante debe de regir y de ser la principal ideología y el principal factor para formular la política, la economía, la cultura, la identidad, y la sociedad.

Uno de los problemas sociales que causan los migrantes mexicanos en Estados Unidos es el hecho de que no se han podido adaptar a la cultura norteamericana, no han adaptado el “Credo norteamericano”, anteriormente se percibía como población enemiga y excluyente a los negros, sin embargo, en la actualidad, la amenaza más activa y con mayor capacidad de afectar, atacar y vulnerar a la identidad nacional norteamericana son los migrantes.

Muestra de ésta incapacidad ha sido, el sinnúmero de símbolos que utilizan para manifestar su identidad, uno de los más controversiales ha sido la Bandera de los Estados Unidos Mexicanos. Esto para los americanos es un verdadero agravio, y atentado contra sus propios ideales. De cierta manera, se ven amenazados por una invasión o transformación de su país en otro.

Debemos entender que los norteamericanos son un pueblo de bandera, es decir, que gran parte de su cultura, de su identidad, de su credo, de su ideología, fundamentos y principios se sustentan o se reducen a la Bandera de las barras y las estrellas. Por lo mismo, los norteamericanos son considerados el pueblo de la bandera.

Los norteamericanos creen ser un pueblo único, el elegido, la nación que se encuentra en la gracia divina, la sociedad que ha establecido una “Alianza con Dios”, los peregrinos que establecieron la ciudad sobre la colina. Por eso mismo, no dejarán que llegue un pueblo bárbaro a descomponer su gran sociedad, realmente la migración es un problema muy fuerte en Estados Unidos, no solo por sus consecuencias políticas y económicas, sino por el aspecto social y sobre todo el aspecto de identidad nacional. El pueblo norteamericano se siente amenazado de perder su identidad a causa de la cultura ajena, pues el hecho de coexistir con migrantes mexicanos, también implica que parte de su cultura se fusionará con la norteamericana, los americanos temen por su Credo y por su identidad, no desean que su cultura tan perfecta y superior se entremezcle con la cultura e ideología de los “condenados”.

Es importante manifestar que la diferencia religiosa marca una brecha sustancial y profunda entre ambas naciones y por lo mismo es muy difícil que los norteamericanos acepten o deseen adaptarse a personas cuya religión ha predicado y ha dejado un legado opuesto a sus ideologías y también negativo, en los aspectos económicos, de frente a la perspectiva protestante.

Los migrantes son el símbolo del diablo encarnado, son el significado de la maldad, son el arma que desea destruir su imperio. Es necesario comprender que los norteamericanos tienen estas ideas debido a su religión, historia, cultura, ideales, logros y demás factores. Ellos se sienten superiores y mejores, están indispuestos a abandonar más de 200 años de tradición y cultura anglo/protestante, no toleran la idea de que su “Ciudad sobre la Colina” llegue a ser, aunque en una mínima parte, parecida a sus vecinos del sur, a esos bárbaros, “condenados”, portadores del mal.

Es preciso identificar los peligros que conlleva esta idea de ser “el único, el elegido, el peregrino, el especial, el superior y el encomendado por Dios”: en esta situación de amenaza y peligro ante los “delincuentes” surge un racismo estrictamente sustentado en la cultura e ideología del WASP. Es necesario manejar la situación con extrema precaución, porque de otra manera se podría llegar a desatar una lucha, en la cual, lo que se busque sea acabar con los inferiores, acabar y destruir a los extraños, a los arrimados, a las amenazas y a los extranjeros invasores que quieren apoderarse de lo que por “Derecho Divino” les corresponde a los americanos. El racismo es un factor que puede conllevar a situaciones irreparables. Esperemos que el arduo trabajo del Presidente Obama, respecto a la tan anhelada Reforma Migratoria, conduzca a soluciones pacíficas y convenientes para todos.