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Como buen ecuménico, valorarás que te felicite tus fiestas cristianas a través de Pésaj

Estimado González Faus, aquí me tienes, en mi pequeña tradición anual de cartearme contigo. Erudito como eres, seguro que tienes presente este precepto del Levítico: “Recordarás este día, en el que saliste de Egipto, de la casa de la esclavitud, porque la fortaleza de la mano de Dios te sacó de ese lugar”. Se refiere a la fiesta de la Pesaj, llamada por los judíos “la fiesta de la libertad”, y base de la Pascua del cristianismo, que, como sabes, copió todas las festividades judías. El nombre hebreo pesaj significa “salto”, porque conmemora el salto del pueblo hebreo, de la esclavitud de Egipto a la aspiración de ser un pueblo libre. La fiesta dura siete días en Israel y ocho en la diáspora, creo que por un problema con los distintos calendarios y los errores de cálculo. En la Pesaj se come el pan ácimo, la Matzá, en recuerdo de las prisas con que los judíos salieron de Egipto y no pudieron leudar el pan. Te aseguro que es buenísimo.

A estas alturas te preguntarás por qué te hablo de la Pascua judía en plena conmemoración de la Pascua cristiana, y aunque creo que adivinas los motivos, permíteme que los verbalice. Primero, lo hago motivada por la bella carta que el papa Francisco ha enviado al gran rabino de Roma en que le felicita la Pesaj y le dice: “Que la memoria de la liberación de la opresión a través del brazo potente del Señor inspire pensamientos de misericordia, de reconciliación y de fraternal cercanía a todos los que sufren bajo el peso de nuevas esclavitudes”.

Es difícil explicar de forma más espiritual el concepto ético de la lucha contra la intolerancia. Además, Francisco fue quien dijo que todo cristiano tiene alma judía, recordando que la base del cristianismo, sus rituales y preceptos, maman de la tradición hebrea, Jesucristo incluido. ¡Qué bueno, pues, que el líder del catolicismo recuerde a los judíos en una de las fiestas más importantes de ambas creencias! Y como conozco tu sentido ecuménico, creo que valorarás el guiño de felicitarte tus fiestas cristianas a través de la Pesaj. Pero, además, es un acto de justicia, porque no se pueden olvidar los siglos de semanas santas católicas alimentando el odio al pueblo judío, cuya persecución secular lo condujo a tragedias brutales. La cara terrible es la culpa histórica del cristianismo en la creación del antisemitismo, que aún mantiene, en los rincones del fanatismo, una fuerte base.

La cara bella son papas como Juan XXIII o Francisco, dedicados a la comprensión y la interreligiosidad. Y, a su lado, gentes como tú mismo que aman el entendimiento. Es por ello que me pareció bonito, desde mi lejanía religiosa, felicitarte estos días sagrados en nombre de otro Dios que supongo que debe de ser el mismo.

Al pueblo judío le debemos nuestra cultura y la base de nuestro cuerpo calórico. Estos días son un buen momento para recordarlo. Pésaj Sameaj, es decir, feliz Pascua.

Fuente: laVanguardia.com

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