Rab. Marcelo_Rittner

RABINO MARCELO RITTNER

Siempre afirmé que los judíos vivimos más que otros pueblos. No me refiero a que vivamos más tiempo, o a mejor calidad de vida. Mi idea es que en un mismo número de años, nosotros vivimos más. Creo que en la vida de cada judí@ existe una intensidad especial que se manifiesta en ser y estar, en entregarse y comprometerse de manera apasionada, en sus principios, ideas e ideales.

Piensen por ejemplo, el ruido que hacemos cuando nace una nueva vida, piensen cuando celebramos un bar o bat mitzva. Padres y abuelos, tíos y amigos, toda la mishpoje no dejan de llorar y de abrazarse y de dar gracias a Dios. Piensen en una boda, las emociones están a flor de piel, los eventos son innumerables, ¿por qué? Porque los vivimos con intensidad judía, porque son momentos que realmente marcan una diferencia en la vida y nos entregamos con amor y fe, con alegría y ciertamente con nostalgia.

¿Cómo explicar este fenómeno? Parte de la respuesta es que numéricamente somos un pueblo pequeño. Y eso nos hace una gran familia. Lo que le sucede a uno de nosotros, nos toca a todos. Cualquier cosa buena o mala que suceda a cualquiera de nosotros, pasa la preocupación de todos.

Piensen, ¿qué otra religión puede darnos ese sentimiento especial que tenemos cuando somos el décimo en un minián? ¿En que otro pueblo se vive una shivá tan intensamente? Las mujeres toman control de la organización y a pesar que dura 7 días ¡habrá comida hasta los shloshim! Vivimos con más intensidad, porque cada uno de nosotros, cuenta. Pero más importante: vivimos con mayor intensidad porque el judaísmo nos enseña a concentrar nuestros pensamientos y acciones en este mundo, porque sabemos que somos socios de Dios y es nuestro compromiso de hacer de este, un lugar mejor. Es en este mundo donde debemos vivir nuestra vida. ¿Por qué los judíos vivimos tan intensamente? ¿Por qué reímos más, lloramos más, discutimos más que otros pueblos?

Porque nos negamos a ser indiferentes, porque sabemos que si fuéramos indiferentes, tal vez la vida sea más tranquila, pero ¿podríamos llamarla “vida”, “jaim”? Dios nos enseñó: “Ubajarta Ba Jaim, ¡elijan la vida! Y eso es exactamente lo que hemos hecho.

Nos hemos vuelto profundamente comprometidos con el drama, la urgencia, la intensidad de la vida. Tenemos fe en que, lo que hacemos cuenta. Y porque así creemos, cuenta.

Harav Abraham Joshua Heschel escribió: “Seguramente nunca vieron a Platón preocupado por el huérfano o por la viuda víctima de injusticia”. Pero Amos o Isaías se ponían furiosos por estas cosas, no porque eran gente sin visión, sino porque se tomaban en serio la vida y sus ideas.

Y esta es la cualidad de intensidad que hace que nuestras vidas tengan más vida, porque tenemos una responsabilidad social y religiosa ante Dios y el prójimo. Porque cada uno fue creado a Su imagen y somos responsables unos por otros, porque cada uno, cada una, deben ser vistos y respetados como seres humanos, como producto de Su creación. Cada uno y todos.

Así lo enseñó Rabí Salanter, maestro de la ética judía, en su comentario a la parashá de esta semana: “Toda la congregación, todos ellos son santos, y Dios está dentro de ellos.Cada grupo de judíos es santo, y la Shejiná mora con ellos porque desde que están juntos son considerados tzadikim”.

Quiero darles otro ejemplo de lo que hoy estoy hablando. Me refiero al secuestro de 3 jóvenes en Israel. Nadie permanece indiferente. Son “nuestros hijos”. Son hijos de nuestra familia.

En Israel, más de 30.000 personas elevaron sus plegarias en el Kotel. Las redes sociales se vieron invadidas de mensajes, “bring our boys home”; de cada lugar del mundo, la familia lo estamos viviendo con intensidad y solidaridad.

Escuchen estas palabras, son de las madres y son nuestras. Rajeli Frenkel, madre de Naftali Frenkel, 16: “Somos optimistas, Él verá el esfuerzo combinado de las oraciones y la solidaridad, y pronto vamos a abrazar a Naftali, Eyal, y Gil. Naftali, mamá, papá y tus hermanos que aman con todo nuestro corazón. Sepan que Israel está haciendo todo para llevarte a casa. Los amamos y queremos abrazarte de nuevo”.

Bat-Galim Shaar, madre de Gilad Shaar, 16 años. “Estamos pasando por un momento difícil. Quiero abrazarme con el pueblo de Israel, un abrazo de agradecimiento, un abrazo de oración. Esto nos da mucha fuerza. Y eso es lo que nos mantiene en días difíciles como estos. Estamos enviando toda esta energía positiva a nuestro Gilad. Quiero pedirle al pueblo de Israel a que ¡sigamos orando juntos! Con la ayuda de Dios, con esta unidad, vamos a tener éxito”.

Iris y Ori Yifrach, los padres de Eyal Yifrach, 19: “Nuestro Eyali, te amamos. El pueblo judío está orando por ustedes. Mira la belleza del pueblo judío. Creemos que esta gran unidad del pueblo fortalece a Eyal, Gilad y Naftali. Nuestro corazón está destrozado, roto, pero aun así confiamos que volverán a casa”.

Familia Bet El, “Od lo avdá tikvateinu”, no hemos perdido nuestra esperanza de dos mil años, de ser un pueblo libre en nuestra tierra de Sión y Jerusalén y de vivir en Shalom.

Los invito a que se manifiesten, a que incluyan a Eyal, Gilad y Naftalí en sus plegarias, para que pronto, en nuestros días puedan regresar sanos a sus casas, con sus familias.
Yo rezo para poder rezar y encontrar la fe verdadera, para que nuestra voz llegue hasta las puertas mismas de la misericordia, hasta la misericordia misma.

Rezo por Ya’akov Naftali ben Rahel (Frenkel), Gil-ad Micha’el ben Bat Galim (Shaar) y Eyal ben Iris Teshura (Yifrach). Rezo por nuestros hijos, nuestra familia.
Y rezo para que Hakadosh Baruj Hú, escuche y responda a nuestras plegarias.
Tengamos fe en que lo que hacemos cuenta. Y porque así lo creemos, cuenta.

Shabat Shalom.