SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – El 31 de marzo del 2009, poco después de la medianoche, empezó la segunda legislatura de Beniamín Netanyahu como primer ministro. Al asumir uno de los cargos más complejos del mundo, el Estado Mayor israelí y el Mossad desvelaron ante él todos los detalles de los preparativos militares para hacer frente al proyecto nuclear iraní.

Por Henrique Cymerman

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Obama y Netanyahu

Según pudo saber recientemente La Vanguardia de fuentes muy fidedignas, Netanyahu adoptó de inmediato la opción militar e Israel invirtió un total de 11.000 millones de shekels (unos 2.500 millones de euros) en los preparativos militares para bombardear las instalaciones nucleares iraníes y pidió a los responsables de su preparación que “apretaran el acelerador”. El Ministro de Defensa, Ehud Barak, le apoyó, pero se encontró con el rechazo de todos los jefes de las fuerzas de seguridad israelíes: el jefe del Mossad, Meir Dagan; el jefe del estado Mayor del Ejército, Gabi Ashkenazi; el jefe del Shabak (servicios de seguridad internos), Yuval Diskin, y el jefe de la Inteligencia Militar, Amos Yadlin. Todos ellos se opusieron a un ataque israelí unilateral contra Irán sin coordinación con Estados Unidos.

El ejército norteamericano se encontraba en ese momento enfangado en los pantanos de Iraq y de Afganistán, invirtiendo miles de millones de dólares y sufriendo numerosas víctimas. Lo último que quería Washington era abrir un nuevo frente, en este caso en Irán.

Sheldon Adelson
Sheldon Adelson

Desde el primer momento, las reuniones entre Netanyahu y Barack Obama pusieron de manifiesto la falta de química y de sintonía en todos los temas, especialmente en el palestino. El gran protector de Netanyahu y fiel seguidor de los republicanos, el magnate estadounidense Sheldon Adelson, añadía más leña al fuego, alejando cada vez más a ambos mandatarios.

En la primavera del 2011, llegó el momento crítico de la decisión israelí. Netanyahu pidió al ejército que le propusiese fechas alternativas para un ataque. Obama estaba ocupado con una campaña electoral que se presentaba complicada. Los ejercicios militares de la fuerza aérea israelí en distintos puntos del Mediterráneo estaban concluidos y los jefes del aparato militar israelí – Dagan, Ashkenazi y Diskin- habían sido reemplazados por personalidades que compartían sus opiniones contra un bombardeo, pero que aun no tenían la experiencia suficiente como para enfrentarse a Netanyahu. Éste empezó declarando que el proyecto militar nuclear iraní ponía en manos de ayatolás fanáticos e iluminados bombas que podrían provocar un nuevo Holocausto en Israel.

United Nations General Assembly
Netanyahu y Ron Dermer


El actual embajador de Israel en estados Unidos, Ron Dermer, entonces asesor de Netanyahu, le convenció de que Obama perdería las elecciones de 2012 y que sería preferible esperar a un presidente republicano, supuestamente más receptivo a las preocupaciones israelíes. Netanyahu invitó al candidato republicano, Mitt Romney, a Jerusalén en plena campaña electoral y éste llegó rodeado de donante judíos en una visita festiva. Obama consideró este acto como una declaración de guerra de Netanyahu. Cuando fue reelegido, en noviembre del 2012, en Jerusalén entendieron que la ventana de oportunidad para una operación militar contra Irán se había cerrado completamente.

En noviembre del 2014 tuvieron lugar las midterm elections en EE.UU. Los demócratas perdieron y los republicanos aumentaron su mayoría. En sus últimos dos años como presidente, Obama tiene las manos libres. El embajador Dermer organizó para Netanyahu que el liderazgo republicano en el Congreso invitase al líder israelí a espaldas del presidente. Así llegamos a una de las principales crisis bilaterales de la historia. Hoy los republicanos aplaudirán a su “representante” en Jerusalén y los demócratas en el mejor de los casos lo ignorarán.

Fuente: La Vanguardia