AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – La incertidumbre se prolonga en Israel. Al cierre de los colegios electorales, los sondeos apuntan a un empate técnico entre el primer ministro, Benjamín Netanyahu, y el líder laborista, Isaac Herzog, con 27 escaños. La mayoría necesaria para formar Gobierno es de 61 escaños. Ambos tendrían dificultades para formar un Gabinete.

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Desde el amanecer los centros de votación estaban rodeados de militantes de los partidos que hacen campaña hasta en la misma jornada electoral, convertida en un plebiscito sobre la continuidad del primer ministro conservador, Benjamín Netanyahu. Los cerca de seis millones de electores convocados a estas legislativas anticipadas decidirán sobre si revalidan en un cuarto mandato al líder del Likud o se inclinan por la alternancia en el poder, encarnada por el laborista Isaac Herzog, que puede convertirse en el primer gobernante de su partido tras 14 años de hegemonía del centroderecha.

Hasta las 20.00 (una hora menos en la España peninsular) ha votado el 65.7% del censo, según ha informado la Comisión Central Electoral, casi dos puntos por encima de la participación a la misma hora en los comicios de 2013 (63.9%).

Según un polémico comentario de Netanyahu a primera hora de esta tarde, muchos votantes son “árabes”. “El ala derecha del Gobierno está en peligro. Los votantes árabes están acudiendo en manada a las urnas. Organizaciones de izquierdas los están transportando”, señaló el primer ministro israelí en un video colgado en su página de Facebook, que la oposición ha calificado de “racista”.

Netanyahu fue de los primeros en votar poco después de las siete de la mañana en Jerusalén acompañado de su esposa, Sara, que ha sido criticada durante la campaña por los gastos excesivos en la residencia oficial del jefe de Gobierno. “No habrá Gobierno de unidad [gran coalición] con el Partido Laborista”, advirtió el primer ministro a la salida del colegio electoral. “Habrá un Gobierno de unión de fuerzas nacionales”, puntualizó, antes de anunciar que incorporará a su coalición al líder de Hogar Judío y actual ministro de Economía, Neftalí Bennett. El líder del Likud hace así un nuevo guiño a la derecha más nacionalista y a los colonos de los asentamientos judíos para que no dispersen el voto y lo concentren en su partido. Necesita sumar más de 20 escaños de los 120 de la Knesset (Cámara) para poder encabezar una coalición de centroderecha.

Sus rivales de la Unión Sionista, la alianza del laborista Herzog y la exministra centrista Tzipi Livni, le aventajan en los últimos sondeos con 25 escaños. “Las opciones residen entre votar por el cambio y la esperanza o hacerlo por la desesperanza y el descontento”, ha declarado Herzog a la prensa tras depositar su voto en un colegio electoral de Tel Aviv. En un anuncio de última hora, Livni renunció el lunes a turnarse con Herzog al frente de un eventual Gobierno. El gesto ha sido interpretado como un mensaje para que los partidos ultraortodoxos judíos se sumen a una coalición de centroizquierda tras los comicios.

Moshe Kahlon, ministro de Comunicaciones con Netanyahu antes de abandonar el partido gubernamental tras las protestas de los indignados en 2011, ha votado pasadas las ocho de la mañana como líder de su nuevo partido centrista, Kulanu. “Hoy es la primera vez que no voto a Likud, pero lo hago de todo corazón. Nos sentimos bien, hemos alcanzado nuestro pico en el momento adecuado y estoy seguro de que los resultados sorprenderán a todos”, ha señalado tras depositar su voto.

Otro de los políticos clave en estas elecciones es Ayman Oudeh, el número uno de la Lista Conjunta, que aglutina a los partidos árabes. “Pido a todos que salgan y voten y que crean que es posible que la situación en Israel sea mejor, que nosotros, árabes y judíos, podemos crear un futuro mejor para nuestros hijos”, ha afirmado.

Miles de ciudadanos residentes en el exterior han viajado para votar hasta Israel, donde no existe el voto por correo ni se puede ejercer el sufragio en embajadas o consulados. Al cierre de los colegios electorales está previsto que las principales cadenas de televisión difundan un sondeo conjunto a pie de urna, que generalmente anticipa los resultados oficiales. Pero los israelíes tendrán que esperar para saber quién encabezará el nuevo Gobierno y con qué apoyos contará en el fragmentado nuevo Parlamento. El sistema electoral proporcional casi puro y la circunscripción única nacional favorecen la tradicional atomización de la Knesset. Ningún partido israelí ha conseguido mayoría absoluta desde la independencia del país, en 1948. De manera que no es el partido más votado el que forma el Ejecutivo, sino el que cuenta con más respaldos para la investidura de su líder. El proceso de negociaciones políticas puede dilatarse más de un mes, según la legislación electoral.

Tan solo la reciente elevación del umbral que permite el acceso a la Cámara de 2% al 3.25% de los sufragios puede corregir esa tendencia. Por un lado ha impulsado la constitución de la Lista Conjunta árabe (integrada por cuatro pequeños partidos), que está previsto que se sitúe como tercera fuerza parlamentaria con 13 escaños, según las encuestas finales de intención de voto. La barrera del 3.25% amenaza sin embargo la supervivencia de los partidos Meretz (izquierda) e Israel, Nuestra Casa (ultraderecha), del ministro de Asuntos Exteriores Avigdor Libermann, que pueden quedar excluidos de la nueva Knesset. Paradójicamente, fue precisamente Libermann quien propuso subir el listón que da acceso a la Cámara para cerrar el paso a los partidos árabes, a los que califica de “traidores a Israel”.

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Fuente: El País.