AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Kam nunca llegó a cumplir alguna condena por los crímenes de guerra que cometió en Dinamarca.

Gloria Moreno

Kam - Enlace Judio Mexico

Søren Kam, uno de los pocos nazis que quedaban con vida, falleció el pasado 23 de marzo como un hombre libre y rodeado de su familia en su casa de Alemania. Tenía 93 años y, que se sepa, nunca llegó a arrepentirse, como tampoco llegó a cumplir alguna condena por los crímenes de guerra que cometió en Dinamarca, su tierra natal, durante la Segunda Guerra Mundial. Kam ocupaba el sexto lugar en la lista de nazis más buscados del Centro Simon Wiesenthal, una organización judía que lucha por llevar a todos los responsables nazis a rendir cuentas ante la justicia y por mantener viva la memoria del Holocausto.

“Debería haber terminado su miserable vida en la cárcel”, lamentó en un comunicado el director del centro, Efraim Zuroff, para quien este caso destaca el “terrible fracaso y la farsa” del sistema judicial de Baviera, donde residía el criminal. En su opinión, mucha gente piensa que encontrar a los nazis que escaparon de la justicia es lo que más cuesta; sin embargo, “lo más difícil es convencer a los gobiernos para que hagan lo correcto”.

Nacido en Copenhague el 2 de noviembre de 1921, Kam tenía tan sólo 18 años cuando el ejército de Hitler entró en Dinamarca. Una invasión que, en los primeros años, fue bastante benévola con la población local. En parte debido a la propaganda hitleriana sobre la supremacía racial aria, a la que también pertenecían los pueblos nórdicos y a causa de la peculiar posición geográfica y pequeñas dimensiones de Dinamarca, que hacían que fuera un territorio fácil de defender y poco atractivo para los ataques externos.

Mientras muchos jóvenes daneses se sumaron a la resistencia y organizaron todo tipo de actos de sabotaje contra los alemanes, otros abrazaron el nazismo y se unieron a las SS. Tal fue la decisión de Kam, quien en 1940 se enroló en las SS-Wiking, la división del Ejército nazi constituida por voluntarios extranjeros, en su mayoría escandinavos. Luchó en el Este y lideró a las SS danesas contra la fiera resistencia de algunos de sus conciudadanos. Méritos por los que el propio Hitler le condecoró con la Cruz de Caballero, uno de los mayores reconocimientos militares otorgados por los nazis.

Después de la guerra se refugió en Alemania, país que le concedió la residencia en 1956. En su Dinamarca natal, no obstante, la justicia le condenó in absentia por el secuestro y asesinato en 1943 de Carl Henrik Clemmensen, editor de un periódico antinazi, crimen en el que también habían participado otros dos nazis daneses, pero por el que solo acabó pagando uno de ellos, que fue ejecutado poco después del final de la contienda.

A Kam también se le acusaba de haber robado un registro de población en 1943, documento que los nazis utilizarían para localizar y deportar a campos de concentración a unos 500 judíos. Una mínima parte de la población hebrea danesa, que, gracias a la valiente intervención de la resistencia del país logró escapar en su inmensa mayoría a la vecina y neutral Suecia, salvándose, por tanto, del Holocausto.

A pesar de la insistencia de Dinamarca, que reclamó la extradición de Kam en numerosas ocasiones, la respuesta de Alemania siempre fue negativa. Motivo por el que las asociaciones judías acusan a las autoridades alemanas de seguir proporcionando refugio a antiguos criminales de guerra.

Más allá de vivir en libertad, se sabe que Kam siguió activo en los movimientos de extrema derecha y participó en reuniones de veteranos de las SS. También se le relacionó con la asociación Stille Hilfe (Ayuda Silenciosa), nacida después de la guerra para ayudar a los nazis condenados y fugitivos.

Fuente: La Vanguardia