Decía Aristóteles que: –No se puede ser y no ser algo al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto–. Según el DRAE, “al fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan” se denomina “hipocresía”. Y, en relación a los actos de terrorismo en París, hoy toca opinar de “hipocresía”, que como dijo, Molière: –Es el colmo de todas las maldades–. Ergo, “hipocresía es sinónimo de maldad–.

Daesh petróleo

*Por Ángel Rico

AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – El hecho de que por primera vez, desde la constitución de la Unión Europea,un país, Francia, haya invocado el artículo 42.7 del Tratado de la Unión Europea, que dice: –“Si un Estado miembro es objeto de una agresión armada en su territorio, los demás Estados miembros le deberán ayuda y asistencia con todos los medios a su alcance, de conformidad con el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas (**). Ello se entiende sin perjuicio del carácter específico de la política de seguridad y defensa de determinados Estados miembros”— (sic), ha puesto de manifiesto que la amenaza del “Estado Islámico” (Dáesh) a, Francia en particular, y a Occidente en general, es algo más que una escaramuza asesina.

Lo que produce vergüenza es la respuesta de los países aludidos por la solicitud francesa, que –salvo comprometerse a cantar a capela La Marsellesa, no están dispuestos a involucrarse directamente, con Francia, en nada más–. La, florida, imagen de la inútil (no útil) Federica Mogherini, Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, es el sinónimo de que la UE, es un gigante, sin alma y sin principios (porque no cumplir los principios asumidos, es no tenerlos) y por tanto, en realidad es una institución con cimientos de barro que se desmoronará a medio plazo.

La actual UE, no tiene Política Exterior común, habiéndose convertido en una estructura lobbista que, con el dinero de los contribuyentes, está enriqueciendo a compañías y sectores industriales, energéticos y agropecuarios, que reciben miles (¡miles!) de millones de euros cada año, para mantener y producir unos servicios y productos, que los consumidores no reclaman, pero que hay que seguir subvencionando, para satisfacer la avidez de los lobbys, a costa de impedir el desarrollo de otras actividades, notablemente más beneficiosas para la comunidad. La UE se muere, como se mueren los regímenes políticos imperfectos, pero no se entera nadie, porque nadie los entierra. Es más, en los pasillos de Bruselas, donde olerá a muerte, los lobbys estarán solicitando (en este mismo momento) alguna otra ayuda euro-institucional para engrosar la cuenta de resultados de algunos privilegiados.

En la falta de principios, está el inicio del problema de seguridad que amenaza a los europeos. Porque, en el fondo, la mayoría de la sociedad tiene el cuello vuelto hacia otro lugar, porque no sienten el aliento de los amenazadores en su propio cogote. Es un hecho innegable que: –El Dáesh, utiliza la venta de petróleo (incautado en Irak y Siria) como el más importante instrumento de financiación. Surgiendo la pregunta: –¿Qué compañías energéticas adquieren este petróleo con olor a sangre?–. Salvo mejor opinión, cabría pensar que “todas”. Porque, de igual forma que en algunos comercios de alimentación, se informa claramente que –este o aquel producto es ecológico— (por los que muchos ciudadanos están dispuestos a pagar un precio superior) sería recomendable que las compañías energéticas, en el tablón de precios, informasen que: –los productos de esta compañía NO son derivados de petróleo adquirido al Dáesh–. Mientras eso no ocurra, la sombra de la complicidad señalará a todas (pero ¡todas, todas!) las petroleras de Occidente.

El precio al que Dáesh, comercializa el petróleo, es un 25 por ciento inferior al precio de mercado (OPEP). Si en el momento de escribir el presente “Off the record” el precio oficial del crudo está a 41,20 dólares por barril, las petroleras cómplices lo estarán adquiriendo al Dáesh por, algo más, de 30 dólares. Surgiendo dos asuntos sorprendentes; el primero, que los barbudos soldados de ISSIS, no tienen la preparación técnica necesaria para extraer el crudo de los pozos confiscados; la segunda, que el transporte del crudo (desde el origen al destino), necesita de grandes y localizados petroleros, de imposible ocultación. Luego entonces: –¿Por qué las autoridades de Occidente permiten lo uno y lo otro?– Ya lo decían los clásicos, “muerto el perro se acabó la rabia”. En este punto de la realidad, hay que recordar a, Honoré de Balzac: –Las costumbres son la hipocresía de las naciones— Y esa hipocresía de las naciones, está matando a miles de personas inocentes en Europa, en Siria, Afganistán, Pakistán, Líbano, Nigeria e Israel.

Cuando ahora el presidente francés, François Hollande, ha solicitado ayuda a Estados Unidos, ha recibido de Obama (por boca del Secretario de Estado, John Kerry), la misma respuesta (palabra por palabra) que, en 2001, recibió el presidente Bush del entonces presidente francés, Jacques Chirac: –“El nivel de cooperación no puede ser mayor”— (Sic) La amenaza de ahora es la misma, la situación es similar, pero los actores escenifican distintos papeles teatrales.

Cuando, entre otros, Mariano Rajoy, renuncia a no intervenir militarmente en Siria, no lo está haciendo para salvaguardar la seguridad de usted, respetado lector, ni la mía, ni la de nadie. Cuando, en este asunto, el presidente del Gobierno de España, hace lo que no hace, es por simple cobardía. Siendo de esperar que: –nunca España tenga la necesidad de hacer, al resto de países, un llamamiento similar al que, las circunstancias, han obligado a Francia–.

Por todo lo anterior, los ciudadanos independientes debemos implicarnos, para como dijo, Tom Wolfe: –Hay que hacer un mundo protegido de la hipocresía— y puestos en pié entonemos; –Allons enfants de la Patrie / Le jour de gloire est arrivé / Contre nous de la tyrannie / L’étendard sanglant est levé / …

He dicho!

*Es presidente del Instituto Hispano Luso

(**) Carta de Naciones Unidas, Artículo 51 Ninguna disposición de esta Carta menoscabará el derecho inmanente de legítima defensa, individual o colectiva, en caso de ataque armado contra un Miembro de las Naciones Unidas, hasta tanto que el Consejo de Seguridad haya tomado las medidas necesarias para mantener la paz y la seguridad internacionales. Las medidas tomadas por los Miembros en ejercicio del derecho de legítima defensa serán comunicadas inmediatamente al Consejo de Seguridad, y no afectarán en manera alguna la autoridad y responsabilidad del Consejo conforme a la presente Carta para ejercer en cualquier momento la acción que estime necesaria con el fin de mantener o restablecer la paz y la seguridad internacionales.

 

Edita: Silvia Schnessel para Enlace Judío México

https://www.enlacejudio.com/2015/11/18/petroleo-yihadista-e-hipocresia-occidental/

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