Por Guy Millière © Agencia de Noticias Metula

Fabius Netanyahu
Ministro de Asuntos Exteriores francés Laurent Fabius y Primer Ministro israelí Benjamin Netanyahu

AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Desde que es ministro de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius rara vez ha perdido oportunidad de atacar a Israel, y sin embargo, mostró una amabilidad extrema hacia Mahmoud Abbas y los terroristas “palestinos”.

Al hacerlo no ha hecho más que seguir una larga tradición en el Quai d’Orsay [Ministerio de Asuntos Exteriores francés]. Lo hizo con un celo que no había sido superado más que por hombres como Roland Dumas, el hombre que ve influencias judías malignas en todas partes, y Michel Jobert, que, a su vez, babeaba ante la idea de que Israel pudiera ser destruido.

Antes de dejar el cargo muy pronto, Fabius no podía hacer otra cosa que volver a atacar a Israel, y de forma convincente.

Ya sabéis, acaba de proponer la reanudación del “proceso de paz”, y por lo tanto de las negociaciones. También acaba de indicar cómo acabarían las negociaciones tal como él las concibe: el reconocimiento por parte de Francia de un estado palestino, delimitado al oeste por la línea de armisticio de 1949 entre Israel y Jordania.

Al emitir su propuesta para las negociaciones, e indicando cómo acabarían, Laurent Fabius ha demostrado un espíritu innovador innegable: sin duda es la primera vez en la historia de las conversaciones de cualquier tipo que quien las propone impone su conclusión aún antes de que las partes se reúnan.

Innovando la innovación, Fabiius inventó las primeras negociaciones concluidas antes de comenzar. ¿Por qué tendrían que negociar los líderes palestinos nada si tienen asegurado por adelantado conseguir todo lo que piden, sin que se les pida nada? Y, a la inversa, por qué tendrían que negociar los líderes israelíes inmediatamente sabiendo que el organizador tiene la intención, en cualquier caso, de dar a sus enemigos lo que exigen, independientemente de la posición y los intereses vitales de Israel?

Laurent Fabius no es tonto en absoluto (al menos, lo quiero pensar), entonces hay que preguntarse por qué propone negociaciones que no tendrán lugar, seguramente, en las condiciones de partida que expone.

La respuesta es simple: quiere demostrar que es pro-palestino y seguidor de la “causa palestina”. Quiere esforzarse en hacer ver al gobierno israelí que está equivocado haciéndole una proposición absurda. Quiere afirmar que los líderes palestinos tienen razón, y que el obstáculo para el triunfo de la “paz” está en el lado de Israel. Quiere sugerir que Francia reconocerá un Estado palestino, porque realmente no tiene otra opción y porque las negociaciones fracasan constantemente por culpa de los israelíes.

La Francia de Hollande podría reconocer un estado palestino sin pasar por las contorsiones de su canciller, pero sería percibido por los líderes israelíes y los judíos de Francia como un acto de hostilidad directa contra ellos.

Las convulsiones de Fabius son parte de una estratagema para ocultar (algo) la hostilidad de Francia a expensas de Israel, y maquillar hipócritamente el apoyo de Francia a la “causa palestina”.

Laurent Fabius podrá así, por lo menos él así lo cree, a la vez jactarse de ser la razón por la cual Francia ha reconocido un estado palestino, mientras dice ser amigo de Israel. Valls podrá poner mirada seria y decir que más que nunca él es amigo de Israel, pero que en nombre de sus “valores” Francia debía tomar esta decisión. Y podrá volver a escapar cuando la Asamblea Nacional decida reconocer al Estado de Palestina. Holanda tendrá la oportunidad de dar un discurso en el mismo sentido que su primer ministro.

La decisión de Francia, cuando se produzca, podrá arrastrar a otros. El objetivo de los líderes palestinos es aislar diplomáticamente a Israel: ellos avanzan en esa dirección, y, de hecho, la Francia de Holanda les abre camino.

La decisión francesa no sólo estará en línea con la tradición establecida en el Ministerio de Asuntos Exteriores, sino que cumplirá con la “política árabe de Francia”, iniciada por Charles de Gaulle.

Fuera del mundo musulmán, durante cinco décadas, y de la declaración del General sobre el “pueblo seguro de sí mismo y dominante”, Israel no ha tenido un enemigo tan obstinado como Francia; y la posible elección de Nicolas Sarkozy o Alain Juppé en 2017, todo indica, no cambiará nada. [Incluso podría ser peor. Ed.].

Los judios franceses que aún no lo han comprendido deberían acabar por entenderlo. Los líderes franceses son decididamente pro-palestinos, y Laurent Fabius es sólo un ejemplo entre otros de este sesgo.

Un amigo judío muy querido decía hace unos meses estas sabias palabras, que tengo que repetir: “Es mejor partir que huir”. Irse hoy es partir. El riesgo, mañana, es tener que huir o estar condenado a vivir como dhimmi en suelo francés, la dimmitud marcada por asesinatos aquí o allá.

Los asesinos dirán que su deseo de matar judios es por lo que los judios en Israel están haciendo a los palestinos.

Los líderes políticos franceses se dirán, en cada asesinato, “hostiles al antisemitismo, listos para combatirlo y contrarios al aislamiento de Israel”; sin embargo, continuarán financiando el antisemitismo como consecuencia de las palabras y las acciones de los líderes palestinos.

Se dirán, en cada oportunidad, “amigos de Israel”, mientras conducen, en paralelo, una auténtica obra de socavar a Israel.

¿Los líderes políticos franceses son unos hipócritas, mentirosos, o aun peor? Dejo a todo el mundo la libertad de responder. Conozco líderes políticos franceses que no son hipócritas ni mentirosos y son perfectamente respetables. Pero a partir de ahora los cuento con los dedos de una mano.

Los otros recibieron tantos cheques de Qatar que ya no cuentan los ceros alineados, y se maravillan en coro de los contratos firmados con la monstruosa y antisemita “República” islámica iraní de Ali Jamenei.

¿Las recientes medidas anti-israelíes son parte del contrato con Irán?

Traduce y edita: Silvia Schnessel para Enlace Judío México

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