LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Cuatro años de Crónicas Intrascendentes

En marzo del 2012 en Crónicas I empecé a relatar el entorno familiar que vivía en mi infancia; a lo largo de los últimos 4 años a grandes rasgos comenté acontecimientos relevantes de mi vida con sus altas y bajas. Como he mencionado en Crónicas previas, el proceso de escribir en este espacio editorial ha representado una especie de Catarsis, el cual fue en muchas ocasiones doloroso y me enfrentó con mis seres queridos; cuando completé 100 Crónicas hice una breve pausa en mis escritos con el fin de sosegarme, tomar nuevos bríos y reorientar mi enfoque para agregar comentarios fuera del entorno familiar.

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Así inicié el análisis de temas vinculados con la realidad política, social y económica, nacional y mundial; también de manera intuitiva en la crítica musical en sus diversos géneros, en la teatral y en la del arte en general, obviamente al no ser un experto en estos temas, he cometido errores de apreciación en mis juicios, que trato de superar. Esta fase de Crónicas me ha enriquecido abriendo nuevos horizontes para mi inquieta personalidad.

Asimismo, con frecuencia abordo el tema de la vejez, eufemísticamente denominado en la actualidad la tercera edad, en virtud de que es la etapa de la vida que estoy viviendo, a veces con sabiduría y satisfacción y en otras ocasiones con decepción. Los ancianos nos enfrentamos a un mundo de incomprensión, muchas veces de rechazo y de ingratitud cuando se registra un distanciamiento familiar y padecemos las afectaciones físicas y emocionales inevitables de este periodo de la vida de los seres humanos, aunque pueden ser compensados parcialmente si se tiene el afecto y la comprensión de familiares y amigos.

Queridos lectores que han seguido mis Crónicas, les agradezco su lectura, que me anima a seguir adelante. Gracias a May, por brindarme este espacio editorial en Enlace Judío.

El reglamento vehicular de la Ciudad de México  

Previo a la operación del reglamento vehicular en la Ciudad de México, el 15 de diciembre del 2015, se alzaron voces de la ciudadanía que percibió una serie de hechos negativos sobre éste y que ahora son una realidad. Ciertamente, las multas de tránsito son excesivas, no solucionan la problemática de movilidad en la Ciudad porque “existe un vicio de origen que se manifiesta en la falta de cultura de la mayoría de los conductores de vehículos”, hace falta una campaña pública eficiente que promueva la educación vial. Por otra parte, nuevas disposiciones no resuelven problemas de vialidad ligadas con la carencia de infraestructura, como señalizaciones, más vías para circular, sincronización de semáforos a los flujos de vehículos; vialidades de calidad, lo que determina la no existencia de baches y barreras (topes), principalmente.

Lo que anticipó la gente resultó cierto; el nuevo reglamento en esencia tiene fines recaudatorios y promueve la corrupción; los policías de tránsito están como “lobos” pendientes para aplicar arbitrariamente multas a los conductores. Por lo demás, es frecuente que cuando los propietarios de vehículos van a verificarlos, en los establecimientos verificadores les presentan múltiples violaciones del reglamento tomados por las fotocámaras, no hay manera de comprobar que muchas de las fotos son ficticias.

En este contexto, hace dos semanas fui víctima de la extorsión de dos policías; me di vuelta a la izquierda, que en realidad estaba prohibida por un señalamiento semioculto; los policías estaban escondidos y de repente aparecieron, reprendiéndome; después de mí estaban varios automóviles a los que también iban a sancionar; buen negocio el del nuevo reglamento. Por lo demás, especialistas en vialidad consignan que las nuevas disposiciones en cuanto a que los vehículos circulen a menor velocidad en vías primarias y secundarias a la fijada en el reglamento anterior, junto con el hecho de que la vuelta a la derecha ahora solo se puede realizar con indicaciones de una flecha del semáforo, ayuda a incrementar los niveles de contaminación.

En este contexto, los “franeleros”, guardaespaldas y las bases de autobuses permanecen ilegalmente en los espacios públicos que se apropian, en detrimento del espacio que los conductores necesitamos para circular o simplemente que “los de a pie” requieren para caminar con seguridad. Estas violaciones no son sancionadas.

Impunidad y Corrupción

Llama la atención que frente a los recortes presupuestales que realizó el Gobierno Federal el año pasado y el presupuestado para este año, (ambos suman más de 200 mil millones de pesos), continúe la falta de transparencia en el ejercicio del gasto público. En este sentido, se han presentado denuncias contra ex gobernadores y sus colaboradores, y contra diversos funcionarios públicos, entre otros, que podrían superar el monto de los recortes presupuestales. El ex Consejero Presidente del Instituto Federal Electoral, Luis Carlos Ugalde, consigna que en el último Informe del Resultado de la Cuenta Pública del 2014 se registran múltiples anomalías, entre las que destacan: falta de información sobre beneficiarios de programas sociales, adquisiciones, contrataciones o inversiones en las que a pesar de cumplir las disposiciones normativas correspondientes, no se contratan en las mejores condiciones de precio o calidad; dispersión del gasto público por malas prácticas administrativas (intermediarismo); subejercicios; programas públicos duplicados y sin coordinación; poca precisión para definir la población objetivo, carencia de mecanismos de evaluación de resultados.

La Auditoría Superior de la Federación (ASF), quien presenta los resultados de la cuenta pública, ha señalado que entre 1998 y el 2015 ha realizado 656 denuncias penales por actos de corrupción; solo 2.89% de ese total terminaron en consignaciones, el resto han quedado en la impunidad a pesar de que las revisiones han sido más exhaustivas. En este ámbito, de acuerdo con los datos del Informe de Competitividad Global 2015-2016 del Foro Económico Mundial, WEF por sus siglas en inglés, México fue evaluado entre los países con mayor desvío de recursos a nivel mundial, se ubicó en el lugar 125 en este rubro de un total de 140 economías, mientras que un año antes ocupó el sitio 119; en nueve años desde que comenzó a divulgarse este indicador, México pasó de ocupar el sitio 82 al 125. El WEF ha mencionado que la principal barrera que enfrentan las empresas en México para realizar sus actividades es la corrupción. Por otra parte,  considera que el tráfico de influencias de funcionarios públicos en México, ligado al fenómeno de la corrupción, también es elevado; México pasó de la posición 100 a la 167, igualmente su peor posición desde que se elaboró el índice. En el Informe del WEF el sector privado de México resultó mal calificado; en cuanto a las prácticas éticas obtuvo el sitio 111, el más bajo del que se tiene registrado. En el Informe se concluye que, en general, la confianza en las instituciones públicas y privadas en México no es muy buena.

La corrupción para México tiene un costo muy elevado y el Banco de México ha calculado en 1 billón 602 mil 986 millones 130 mil pesos en el 2015, el equivalente a 9.0% del PIB; la corrupción “es resultado de años de impunidad y desprecio por la ley, años en los que se ha arraigado en la forma de hacer negocios y de lidiar con el sector público”. El año pasado se promulgó la reforma constitucional para crear el Sistema Nacional Anticorrupción; en mayo próximo el Senado presentará las reformas a las leyes involucradas en el Sistema, que pueden ser un paso adelante. El analista político Raymundo Riva Palacio, señala que esta ley, con todas sus virtudes, es una respuesta a la irritación ciudadana, no el principio de un cambio ideológico para enfrentar el fenómeno más pernicioso del siglo XX, empero, no como el principio de un cambio ideológico; este cambio de carácter político no es recibido con entusiasmo por la clase política porque está involucrada en la corrupción. Abatir la corrupción, será un proceso que podría contemplarse en el largo plazo.