Enlace Judío les trae tres mensajes de nuestros rabinos: Tuvia Krawchik, de Nidjei Israel; Abraham Toval, de Alianza Monte Sinaí; Y Leonel Levy, de Bet El.



El Rabino Tuvia Krawchik:

“Pesaj es Zman Jeruteinu,“la época de la libertad”, la cual es uno de los derechos inalienables del ser humano.

Lo interesante es el enfoque del judaísmo de la libertad; tan pronto salen los judíos de Egipto, pasan siete semanas: es un proceso de preparación.  En el quincuagésimo día se les da la ley. El hombre, para ser realmente libre, necesita leyes, estatutos, moral, conciencia. Es cuando el judaísmo nos habla de lo contrario a la libertad, el libertinaje que es una aberración.

El yehudí (judío) transita con la bandera de la libertad aunado con las leyes y derechos.

Ése es el mensaje de Pesaj: recordando la salida de Egipto, no sólo es eso lo que celebramos.

En el judaísmo no sólo conmemoramos, vivimos la salida de Egipto. Nos sentamos con nuestros hijos a contarles la historia de Pésaj. Inculcamos a nuestros hijos esta experiencia, viviéndolo en el Seder.

En su tarjeta de presentación, D-os dice “YO soy tu D-os que te sacó de Egipto”. La salida de Egipto es tan importante porque nos recuerda que hay un autor que nos va guiando.

Mi mensaje es que inculquemos a nuestros hijos la realidad de la historia de Pesaj, que haya libertad y paz en el mundo, en Israel”

 

El Rabino Abraham Tobal

Se acerca la Fiesta de Pésaj que tiene muchos significados importantes para el Pueblo Judío.

El tema de Pesaj es muy extenso, con mucha filosofía.

El mensaje central de Pesaj es transmitirles a nuestros hijos nuestra identidad y esencia. Hay un detalle que lo decimos en la Hagadá: “Le preguntamos a cuatro hijos”. Lo que quiere decir es que nuestras preguntas son la misma pregunta con diferentes palabras; le preguntamos a cuatro hijos que también son diferentes.

El mensaje de la Torá es que tenemos que tomar en cuenta a cada hijo como es, desde al más alejado hasta el más cercano. El religioso, el menos creyente, el más alejado o más cercano. A todos les tenemos que prestar atención. No podemos decir “yo lo eduqué y allá él”.  No.  Les tenemos que poner atención a cada uno de nuestros hijos, usemos la psicología para saber llegarle con cortesía a cada uno.

Por ello, la Hagadá comienza prácticamente con “Ma Nishtana” las cuatro Kushiot (Preguntas de Pesaj): nos da el mensaje que la vida es a través de preguntas y respuestas, hay que tomar en cuenta a una por una para saber responderles.

Hoy en día, más que nunca, se aplica este mensaje: vivimos en una época en que la juventud cuestiona, se rebela, no siempre se identifica con las tradiciones, con lo que es transmitido en forma impositiva o sin dar razones. La nueva generación no acepta esto.

Hoy más que nunca nuestra misión es prepáranos como debe de ser, estudiar, tener argumentos filosóficos, lógicos, fundamentados para poder, con claridad dar las respuestas con precisión a los hijos. Poder explicarles a nuestros hijos por qué llevamos el judaísmo, cuáles son nuestros fundamentos. Hoy necesitamos esos argumentos convincentes, hoy tenemos que seguir lo que dice la Torá, frente a cuatro hijos, entender que los tenemos así. Me refiero a diferentes ideologías y pensamientos diferentes, esto es muy actual.

Hace años era común que la familia completa siguiera la traición.

Actualmente, en el Siglo XXI, tenemos que estar más preparados para poder cumplir con la esencia de Pésaj. Poder transmitir ese legado.

También es muy cierto que la Torá habla de cuatro hijos que no son el problema mayor: esos hijos están sentados en nuestra mesa, de alguna manera aunque cuestiones o discutan, tenemos cómo llegarles. El problema es el quinto hijo, aquél que no está en nuestra plática, no está en la casa, se salió. A ese hijo también tenemos que buscarlo, convencerlo por las buenas, con cariño, atraerlos y mantenerlo en el seno del judaísmo y de nuestra identidad.



El mensaje del Rabino Leonel Levy

Cada lugar dónde estemos puede ser Egipto, un lugar de angustia y depresión. Pero si tenemos la fuerza de enfrentar al Faraón, de liberarnos, entonces podemos marchar hacia la Tierra Prometida, hacia este lugar de los sueños.

Sin embargo, una de las ideas es que nadie puede hacerlo solo; necesitamos de los otros, de la familia, de la Comunidad. Necesitamos construir u mundo en libertad.

Pésaj, con sus verduras amargas, nos recuerda la tristeza y la amargura de cuando fuimos esclavos. Pero también en épocas difíciles hay dulzura: por eso tenemos la jaroset, con manzanas, dátiles, vino y azúcar.

También ponemos en la mesa de Pésaj un huevo, el cual trae un mensaje muy especial: cuanto más se calienta el huevo, más duro se vuelve; así era el corazón del Faraón, pero también el Pueblo Judío: cuánto más nos oprimían, más eran nuestras ganas de salir hacia la libertad.

Pésaj es cuando el Profeta Eliyahu viene a visitarnos. Cuando yo era pequeño, al otro día del Seder, revisaba con mis hermanos el contenido de la copa, dejada un día antes, para ver si Eliyahu había tomado de la misma.

Siempre descubríamos que a copa no estaba tan llena como la habíamos dejado. Tal vez Eliyahu había visitado nuestra casa, como muchas otras; porque cuando la familia está reunida alrededor de una mesa, es señal de que la era mesiánica se acerca.

Elena Bialostocky realizó estas entrevistas para Enlace Judío
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