IRWIN COTLER

Iom HaShoá llega este año en la víspera de dos aniversarios históricos: el 80 aniversario de la entrada en vigor de las leyes raciales de Nuremberg, que sirvieron de prólogo y precursoras del Holocausto, y el 70 aniversario de los juicios de Nuremberg, que sirvieron de base para el desarrollo de los derechos humanos internacionales y el derecho humanitario contemporáneo.

Raoul Wallenberg4

AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Este momento histórico es el tema de un simposio jurídico internacional hoy, 3 de mayo, en la Universidad Jagellónica de Cracovia. Le seguirá el miércoles la Marcha por la Vida, cuando unos 10.000 jóvenes y sobrevivientes marcharán en recuerdo y solidaridad desde las puertas de Auschwitz a Birkenau.

Debemos hacernos dos preguntas: ¿Qué hemos aprendido? ¿Qué debemos hacer?

La responsabilidad de recuerdo

La primera lección es la importancia de “zajor,” la memoria de las víctimas difamadas, demonizadas y deshumanizadas como prólogo y justificación para el genocidio, por lo que el asesinato en masa de 6 millones de judíos, y millones de no-judíos, no es una cuestión abstracta de estadísticas.

La responsabilidad de prevenir la incitación al odio y el genocidio sancionada por el Estado

El Holocausto no sólo tuvo éxito debido a la industria de la muerte – de la que los crematorios son un recordatorio cruel – sino debido a la ideología de odio sancionada por el estado de los nazis. El genocidio comienza con enseñar el desprecio, y demonizar al otro. Como afirmó el Tribunal Supremo de Canadá, “El Holocausto no comenzó en las cámaras de gas – se inició con las palabras”.

La responsabilidad para combatir el viejo / nuevo antisemitismo

El antisemitismo es el más antiguo y más perdurable de los odios y el más letal. Si el Holocausto es una metáfora para el mal radical, el antisemitismo es una metáfora para el odio radical.

De 1941 a 1944, 1,3 millones de personas fueron asesinadas en Auschwitz – de las cuales 1,1 millones eran judías – recordando la frase de Elie Wiesel que “el Holocausto fue una guerra contra los judíos en la que no todas las víctimas eran judías, pero todos los judíos fueron víctimas”.

Los judíos murieron en Auschwitz debido al antisemitismo, pero el antisemitismo no murió allí. Como hemos aprendido demasiado trágicamente, lo que comienza con judíos, no termina con judíos.

La responsabilidad para repudiar falso testimonio

El movimiento de negación del Holocausto – la vanguardia del viejo y nuevo antisemitismo – no es sólo un asalto a la memoria judía en su acusación de que el Holocausto es un engaño y los judíos fabricaron el engaño. Sino que más bien constituye una conspiración criminal internacional para cubrir los peores crímenes de la historia. El movimiento de negación del Holocausto encubre los crímenes de los nazis, ya que vitupera los “crímenes” de los judíos. Y ahora, en una inversión del Holocausto, se etiqueta a Israel como estado genocida y los judíos son calumniados como los nuevos nazis.

El peligro de la indiferencia y la inacción frente a la atrocidad de masas

Los crímenes del Holocausto como resultado no sólo de la incitación al odio y el genocidio sancionada por el Estado, sino de crímenes de indiferencia y conspiraciones de silencio – de la comunidad internacional como espectadora. Lo que hace al Holocausto, y más recientemente el genocidio de Ruanda, más indecible, es no sólo el horror del genocidio en sí, sino que estos genocidios son previsibles.

La indiferencia y la inacción siempre significan que se desmoronan del lado del victimario, nunca del lado de la víctima. En el rostro del mal, indiferencia es aquiescencia, si no complicidad con el propio mal.

La responsabilidad de llevar ante la justicia a los criminales de guerra

Si el siglo pasado fue la edad de atrocidad, también fue la era de la impunidad. Pocos de los autores – a pesar de los juicios de Nuremberg – fueron llevados a la justicia. Del mismo modo que no debe haber ningún santuario para el odio, ningún refugio para la intolerancia, no debe haber una base o santuario para estos enemigos de la humanidad. La impunidad sólo se envalentona y alienta a los criminales de guerra y los crímenes de guerra.

La responsabilidad de decir la verdad al poder

El Holocausto fue posible no sólo por la “burocratización del genocidio”, según lo descrito por Robert Lifton y personificado por Adolf Eichmann – sino debido a las “traición de las élites”, la complicidad de las élites, entre ellos médicos, líderes de la iglesia, jueces, abogados, ingenieros, arquitectos y educadores.

Es nuestra responsabilidad, pues, decir la verdad al poder, que tienen el poder de rendir cuentas a la verdad.

La responsabilidad de intervenir

Es revelador, como señaló Henry Friedlander en su obra “Los orígenes del genocidio nazi”, que el primer grupo de población que se empezó a matar fueran discapacitados judíos.

Es nuestra responsabilidad dar voz a los sin voz y facultar a los más débiles, sean discapacitados, pobres, ancianos, mujeres víctimas de la violencia o niños vulnerables – los más vulnerables de los vulnerables.

La responsabilidad de rescate

Se debe rendir recuerdo y homenaje a los rescatadores, Justos entre las Naciones, como Raoul Wallenberg, quien demostró que una persona con la compasión de importarle y el valor de actuar puede afrontar el mal, resistir y transformar la historia. Trágicamente, el hombre que salvó a tantos no fue él mismo salvado por quienes pudieron hacerlo. Tenemos la responsabilidad de ayudar a descubrir el destino de este gran héroe del Holocausto, a quien Naciones Unidas llamó el más grande humanitario del siglo 20. (La Mesa Redonda Internacional Raoul Wallenberg, que tendrá lugar del 20 al 21 en el Centro Memorial del Holocausto de Budapest, tratará de hacer precisamente eso).

La responsabilidad de recordar a los supervivientes

Debemos recordar siempre – y celebrar – a los sobrevivientes del Holocausto, los verdaderos héroes de la humanidad. Ellos fueron testigos y soportaron lo peor de la inhumanidad, pero de alguna manera encontraron, en las profundidades de su propia humanidad, el valor para seguir adelante, y reconstruir sus vidas, ya que ayudaron a construir nuestras comunidades.

Junto a ellos, debemos recordar – y prometer – que nunca más seremos indiferentes a la incitación y el odio. Nunca más permaneceremos en silencio frente al mal. Nunca más toleraremos el racismo y el antisemitismo. Nunca más ignoraremos la causa de los vulnerables, y nunca más seremos indiferentes frente a la enorme atrocidad e impunidad.

Hablaremos – y actuaremos – contra el racismo, contra el odio, contra el antisemitismo, contra enormes atrocidades, contra la injusticia y contra el crimen de los crímenes cuyo nombre nos estremece mencionar: genocidio.

Irwin Cotler es profesor de derecho [emérito] en la Universidad McGill y presidente fundador del Centro Raoul Wallenberg de Derechos Humanos. Ex ministro de Justicia y fiscal general de Canadá y antiguo miembro del Parlamento, Cotler comparte asiento con Alan Dershowitz del próximo simposio jurídico internacional “La doble Comprensión de Nuremberg: El Nuremberg del odio y el Nuremberg de la Justicia“.

Fuente: The Times of Israel – Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención: ©EnlaceJudíoMéxico