La Parashá que leímos este Shabbat, en Vayiqrá 25:17, nos advierte que debemos tener mucho cuidado con lo que decimos a otras personas. Si bien con nuestras palabras podemos consolar, aliviar, expresar nuestro cariño etc. también podemos engañar, avergonzar y causar un gran dolor emocional a los demás. Ya escribimos acerca del daño que causa recordarle a una persona rehabilitada su oscuro pasado. 

RAB YOSEF BITTÓN

Otro ejemplo que trae la Guemará (Babá Metsiá 58) se refiere al caso de una persona  que sufre enfermedad, pobreza, la muerte de un familiar, etc. Los sabios dicen que no podemos decirle a alguien que sufre: “Por algo será…”  o “Seguramente cometiste algún pecado y ahora estás pagando por eso”. En este caso los sabios explican, hay dos errores simultáneos.

En primer lugar, nos da a entender la Guemará, esas palabras insensibles no ayudan, sino que hieren y le echan sal a la herida abierta de la persona que sufre. La Torá nos enseña a ser compasivos y empáticos con aquellos que están pasando por momentos difíciles y “acompañar” a quien sufre con nuestra presencia y con palabras de aliento y consuelo (biqur jolim, nijum abelim, etc.) lo cual es parte de la importante Mitzvá de Guemilut Jasadim.

En segundo lugar, muy sugestivamente los sabios mencionan aquí como ejemplo de esta transgresión a los amigos de Job. Brevemente; cuando Job perdió a sus hijos, a sus bienes y a su salud, lo vinieron a visitar tres amigos. Y las palabras de “consuelo” que utilizaron no fueron las más acertadas. Ellos, con buena intención, quisieron defender la justicia Divina y le dijeron a Job que HaShem nunca castigaría a alguien inocente   (זכור נא מי היא נקי אבד) y que Job merecía ese castigo porque seguramente había hecho algo muy malo.  Job, por el otro lado, insistía en su inocencia.  Al final del libro de Job, y luego de un fascinante debate que se desarrolla durante casi 40 capítulos, dos cosas dramáticas suceden:

  1. HaShem interviene y le explica a Job que hay muchas cosas que un ser humano no está capacitado para entender, y una de ellas, quizás la más difícil de comprender, es por qué las cosas malas le pueden ocurrir a las personas buenas. HaShem le explica a Job mediante una serie de ejemplos que no está en nuestra limitada capacidad intelectual saber de qué manera exactamente el Todopoderoso administra Su justicia en este mundo. En una de las Mishnayot de Pirké Abot, 4:17, Rabbi Yanai basado en la conclusión del libro de Job dice: “No está a nuestro alcance entender por qué los malos triunfan o los buenos sufren”.
  1. Contra todas las predicciones, HaShem recompensa a Job y amonesta a sus amigos, a los que supuestamente “defendieron” a HaShem. El pasuq 42:7 lo dice claramente: “Porque ustedes (los amigos Job) no hablaron correctamente de Mí, como Job, Mi siervo”.  Muy sugestivamente, los amigos de Job tuvieron que traer un qorbán jatat, un sacrifico que se ofrecía cuando alguien comete una transgresión involuntariamente….  Esto nos da a entender que, de acuerdo al libro de Job, el único libro del Tanaj (la Biblia Hebrea) que se enfoca en el dilema de la teodicea,  el sufrimiento humano no es exclusiva o necesariamente el resultado de transgresión > castigo divino.  Y que “defender” a HaShem de esta manera es un error conceptual y moral. Pretender que nosotros, simples seres humanos, podamos explicar a Dios o a Su justicia infinita que se manifiesta más allá de la terrenalidad y de nuestra propia mortalidad, es una forma (quizás involuntaria) de arrogancia y soberbia.

Para resumir, no debemos herir, avergonzar o aumentar el dolor de otras personas con nuestras palabras, eso se considera Onaat Debarim, aunque lo que digamos sea la verdad, o pensemos que es verdad.

Fuente:halajá del día