RAQUEL QUÍLEZ

La primera frase es ya una declaración de intenciones: “Hay que romper los estereotipos. Se puede ser extremadamente femenina teniendo responsabilidad y poder”.

Andrea Levy, vicesecretaria de Estudios y Programas del PP, 32 años, nos recibe en su despacho de la calle Génova para hablar de política y género. De sexismo y prejuicios. Ella tiene una retahíla de ejemplos. Empezamos.

Esto ocurrió el pasado 10 de abril:

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“Este comentario tuvo mucha repercusión y recibí el apoyo de compañeras de otros partidos, pero de estos tengo miles. Desde cómo voy vestida a comentarios ofensivos sobre por qué tengo el cargo que tengo. Intento bloquearlos o no mirarlos y no darles dimensión pero la responsabilidad política hace que, a veces, te muestres como altavoz para denunciar manifestaciones machistas”.

Esto otro había ocurrido unos días antes:

Levy hace una broma en El Intermedio con un diputado de Podemos al que califica de atractivo y el comentario se saca de madre. “Casi me acaban adjudicando un embarazo. Yo creo que está bien hacer una broma para desengrasar y mostrar un perfil más humano de los políticos, me reí cuando lo vi en la tele. Lo que no me hizo gracia fue lo que hizo después Pablo Iglesias en la tribuna del Congreso, que es un contexto para comentarios muchísimo más rigurosos y serios -el líder de Podemos dijo que les ofrecía su despacho para “conocerse”-. Y lo que desde luego me sorprendió es que incluso prensa que se supone que no está para este tipo de cotilleos llegase a publicar piezas sobre mi vida privada en la que daban veracidad a todo”.

Los comentarios de los medios caen a menudo en el sexismo, denuncia: “El otro día llevaba un jersey morado en un acto de mi compañero Pablo Casado y en las fotos destacaban de él que era un líder del PP y de mí, que llevaba un jersey de corte podemita. Es que ya piensas, ¿pero yo para qué me levanto e intentó hablar? Simone de Beauvoir decía aquello de ‘No se nace mujer, llega una a serlo’ y es verdad, porque al final te haces fuerte a base de ir ganando terreno en un espacio de hombres y luchar contra los estereotipos”, cuenta.

“Mi primera faceta política fue en tertulias, en Cataluña, y ya entonces hacía la reflexión de que había pocas mujeres. La conclusión a la que llegué fue que podía ser por dos cuestiones: por la conciliación, porque las tertulias suelen ser o por la noche o muy temprano y las mujeres lo tenían complicado en su doble condición de responsabilidad familiar y, porque como expones más tu imagen, a veces la mujer es más conservadora o no quiere ser juzgada. Algunas me decían, es que me da vergüenza, me van a señalar”…

Hablemos de conciliación…

“Las reivindicaciones femeninas ganarían mucho peso si las introdujesen los hombres en sus discursos. Nosotras estamos dando normalidad y consolidando nuestros éxitos, el que va a tener que luchar por reivindicar su conciliación va a ser el hombre”.

– ¿Ha pensado en ser madre?”

De momento no puedo tener ni un perrito porque no podría sacarlo a pasear tres veces al día. Aún no se ha dado el caso, no estoy preocupada, pero si en algo debe iniciarse la igualdad no es en reivindicar el papel de la mujer sino la corresponsabilidad, que los padres asuman su papel y la mujer no tenga que poner barreras ni escusas a su vida personal o profesional”.

– ¿Ve techos de cristal en su carrera?

“La verdad es que no porque, por suerte, en mi partido hay muchas mujeres en cargos de mucha responsabilidad. Y desde luego este país, esta sociedad y esta democracia están sobradamente preparados para tener una presidenta del Gobierno mujer. Poco a poco vamos ganando espacio en un mundo hostil porque no solo debemos responder por nuestras ideas o nuestro proyecto político sino por nuestra imagen. Creo que pesa más el hándicap de ser joven porque quizás tenemos más foco, sobre todo las que estamos empezando ahora. Tienden a encasillarte en un patrón, a decir tú que estás aquí por que tal… Y eso duele porque, al final, estás por un proyecto político y por unas convicciones y quieres que te vean más allá de eso. Y es verdad que puedo tener inexperiencia política pero como la tendría alguien que se incorpora a un partido con 45 años y no se le cuestionaría por la edad”.

“Lo cierto es que cuando ves las imágenes de actos, del Congreso o del sector empresarial ves mucho traje gris aunque en la carrera éramos más mujeres – Levy ha estudiado dibujo en la Central Saint Martins de Londres, Relaciones Internacionales y Derecho-. Creo que las mujeres en política aportamos parte de nuestro carácter más pragmático. A la hora de dialogar, de llegar a acuerdos, tenemos esa sensibilidad de intentar llevar a la práctica opciones más eficaces”.

-¿Y las cuotas?

“Las medias de discriminación positiva han sido un procedimiento efectivo para intentar llegar a la normalidad. Lo malo es cuando encasillan: tiene que haber jóvenes, mujeres. etc. Eso va en contra de los méritos personales”.

Fuente:elmundo.es