OREN KESSLER- GRANT RUMLEY


La verdad sobre la distensión peligrosa.

En las últimas semanas un flujo constante de informes ha sugerido que Egipto está enterrando el hacha con Hamás. The Washington Post vio una “alianza improbable” entre los dos, Al-Monitor vio la perspectiva de “reconciliación” y Haaretz sugirió que El Cairo está ofreciendo “otra oportunidad” al grupo. En resumen, el informe sugiere que las dos partes están haciendo a un lado décadas de animosidad para enfrentar la amenaza compartida presentada por Provincia del Sinaí, el afiliado al Estado Islámico (ISIS) en la Península de Sinaí. Si suena como una distensión, es porque lo es.

Las primeras nociones de un acercamiento en ciernes entre Egipto y Hamás aparecieron en marzo, cuando El Cairo dio la bienvenida a una rara delegación de figuras políticas de Hamás de la Franja de Gaza, la cual controla el grupo. Egipto también comenzó, según se informa, a bajar el discurso anti-Hamás en los medios oficiales. Al mes siguiente, Hamás desplegó fuerzas a la frontera de Gaza con Egipto en un intento por mostrar a El Cairo que es serio acerca de detener el contrabando de armas a los combatientes en la Península del Sinaí.

Egipto y Hamás tienen una historia larga y áspera, y contrariamente a los informes de un acercamiento inminente, su relación sigue siendo gélida. Hamás ha fomentado una economía de mercado negro de túneles en Gaza por cerca de una década, desde que Egipto e Israel bloquearon la Franja después de que Hamás obtuvo el poder allí en el 2007. Esa red de contrabando, a su vez, ha enriquecido y armado a la Provincia del Sinaí, cuya insurgencia ha matado a cientos de soldados egipcios desde el derrocamiento en el 2011 del presidente egipcio Hosni Mubarak. Desde la expulsión por parte del ejército en el 2013 del sucesor islámico de Mubarak, Mohamed Morsi, el ejército ha librado una campaña feroz contra los túneles, destruyendo tantos como 2,000 y creando una “zona colchón” de media milla de largo entre Israel y Egipto. En este caso, “zona colchón” es un eufemismo para arrasar miles de casas para dificultar la vida de los aspirantes a contrabandistas. En conversaciones para terminar la guerra del 2014 de Israel con Hamás, fue El Cairo el que asumió la posición más enérgica en contra de permitir a Hamás construir un puerto marítimo para Gaza o aliviar el bloqueo contra la Franja.

Aparte, Hamás es un vástago reconocido de la Hermandad Musulmana, la némesis de décadas del ejército egipcio, el cual la ha quitado del poder junto con Morsi antes de encarcelar a decenas de miles de sus miembros. Los funcionarios egipcios han descrito a la Hermandad como la “madre” de todos los otros grupos extremistas, y tienden a ver al ISIS, a Hamás y a la Hermandad Musulmana como tres cabezas de la misma bestia terrorista. El Cairo etiqueta al ala militar de Hamás como una organización terrorista, y la ha acusado, en liga con la Hermandad Musulmana, por el asesinato en junio del 2015 de su principal fiscal, Hisham Barakat.

Una de las venas más profundas de la tensión entre Egipto y Hamás es la relación del último con Provincia del Sinaí. Es cierto que Hamás e ISIS tienen importantes diferencias ideológicas. ISIS ha declarado que Hamás es un grupo apóstata y ha denunciado a su grupo matriz, la Hermandad, por participar en el proceso político en vez de unirse a la yihad global. Por su parte, Hamás ha criticado al ISIS por distorsionar el Islam, como cuando el grupo decapitó a 21 cristianos egipcios el año pasado en una playa libia.

Presionado por Egipto por un lado e Israel por el otro, Hamás se ha esforzado por persuadir a El Cairo que es inocuo. Pero los dos grupos se han mostrado anteriormente dispuestos a poner a un lado la ideología por el bien de su propia ganancia financiera y estratégica. Hamás bien podría ver a ISIS como una amenaza para su gobierno en Gaza (las fuerzas de Hamás toman regularmente medidas drásticas contra predicadores salafistas en el enclave), pero no tiene escrúpulos acerca de apoyar las campañas del ISIS contra el ejército egipcio en el Sinaí. De hecho, si hay algún acercamiento que está ocurriendo a través de la frontera entre Egipto y Gaza, es entre Hamás y Provincia del Sinaí.

Tanto funcionarios egipcios como israelíes han dado información de que los dos grupos están acercándose.

El contrabando de armas ha disminuido en los últimos meses—un resultado de la implacable campaña de Egipto contra los túneles de Hamás—pero de todas formas, la relación entre Hamás y Provincia del Sinaí sigue como siempre. Hamás ha proporcionado cuidados médicos a docenas de combatientes de Provincia del Sinaí en Gaza durante los últimos diez meses, y un gran número de ex activistas de Hamás ha ido a la península para unirse al afiliado del ISIS. Todo esto prosigue bajo el ojo vigilante del ala militar de Hamás.

Los líderes políticos de Hamás se han negado a intervenir en la medida en la que apoyan a Provincia del Sinaí, permitiendo así al ala militar manejar la relación (incluso transfiriendo misiles anti-tanques) con autonomía casi total. Pero, Hamás está jugando con fuego: cuanto más trata a combatientes heridos del ISIS o alberga a comandantes de alto nivel del ISIS, más apoyo es probable que surja dentro de las filas de Hamás para el grupo yihadista. También enfrentará creciente presión por parte de Egipto, el cual ha respondido a la creciente connivencia de Hamás con el ISIS tomando medidas drásticas en puntos de tránsito entre Gaza y Sinaí. Por ejemplo, El Cairo ha mantenido en gran medida cerrado este año el Cruce de Rafah—el punto oficial de entrada a Egipto desde Gaza—abriéndolo por apenas seis días durante los últimos tres meses.

El mes pasado, funcionarios de Hamás afirmaron que el grupo había salvado al presidente egipcio Abdel Fattah el-Sisi de una conspiración urdida por el movimiento palestino rival Fatah (una afirmación extraña dada la cercanía de Egipto con el último). Más recientemente, Hamás ha duplicado la apuesta sobre su insistencia de que su lucha está limitada a combatir a Israel, y “no tiene nada que ver con Egipto.”

Más allá de los puntos de conversación, sin embargo, persisten las viejas enemistades. Egipto y Hamás continúan teniendo intereses fundamentalmente divergentes, unos que no se prestan a arreglos rápidos. Con la animosidad mutua corriendo tan profundo, los rumores de cualquier reconciliación entre Egipto y Hamas, son sólo eso.

Fuente: Foreign Affairs

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México