EMB. ALAN BAKER

Leyendo la declaración del 27 de julio del 2016 emitida por el Departamento de Estado de Estados Unidos sobre “Los Anuncios Recientes de Asentamientos Israelíes,”1 un lector promedio que aterrizó desde el espacio, sólo concluiría que la actividad israelí de asentamientos es la fuente de todo mal en el mundo, y Estados Unidos está librando una guerra masiva de Armagedón contra este mal. Ningún terrorismo internacional, ningún ISIS, ninguna amenaza nuclear iraní, ninguna Siria, ningún Hezbolá, ningún Hamas, ninguna hambruna, ningún calentamiento global.

¡Sólo los asentamientos israelíes!

Incluso sin llegar del espacio, el mismo lector promedio sólo podría concluir que el Departamento de Estado no tiene realmente mucho que hacer, y que alguien allí – sea el propio Secretario, o sus principales empleados, o la Embajada de Estados Unidos en Tel Aviv – parecen estar obsesionados en forma absoluta y desproporcionada con los asentamientos de Israel, excluyendo cualquier otra cuestión que podría estar molestando a la superpotencia mayor y única del mundo.

Si bien uno podría anticipar tal flujo de hostilidad del ministerio del exterior iraní o incluso del Departamento de Asuntos Extranjeros de la UE, que no tienen ningún amor por Israel, pero viniendo de su aliado más firme, uno sólo puede preguntar ¿que ha salido mal dentro del Departamento de Estado?

Ya sea que la orden de emitir tal declaración voluntaria, difamatoria y maliciosa emanó de hecho del mismo Secretario de Estado, o de algún funcionario de rango medio muy entusiasmado, o si llegó del personal de la embajada de Estados Unidos en Tel Aviv – uno sólo puede reflexionar.
Pero la terminología usada y el brío mordaz e incisivo de la declaración plantean algunas serias preguntas en cuanto al conocimiento básico, seriedad, profesionalismo y responsabilidad del autor y de quien sea que aprobó la emisión de la declaración.

La posición del Departamento de Estado con respecto a los asentamientos ha evolucionado a lo largo de los años. Mientras gobiernos previos los describieron como un “obstáculo para la paz”, el gobierno de Obama y Kerry los ha degradado para ser “ilegítimos.” El foco del Departamento de Estado en áreas dentro de la ciudad capital de Israel, Jerusalem, como “asentamientos”, es una distorsión histórica.

Pero describir a los asentamientos – tanto en las áreas de la Margen Occidental de Judea y Samaria y partes de Jerusalem como “corrosivos para la causa de la paz”, como “debilitando en forma sistemática las perspectivas para una solución de dos estados”, como “consolidando una realidad de un estado de ocupación y conflicto perpetuos”, y como “provocativos y contraproducentes” – no es más que una exageración triste, desproporcionada y política fuera de toda proporción del tamaño real o importancia de los asentamientos.

Cabe mencionar, por supuesto, que esta fijación parece estar fuera de la naturaleza de la relación entre Estados Unidos e Israel.

Este ataque frontal masivo, como si nada más que los asentamientos estuvieran impidiendo la paz en el Medio Oriente y son el presagio de conflicto, desmiente la realidad, tergiversa la situación, y engaña a quien sea que esté destinado a ser el objetivo de esta declaración curiosa.

Uno podría haber imaginado que el gobierno de Estados Unidos está, o debe estar plenamente al tanto del hecho que las cuestiones de los asentamientos y Jerusalem son centrales, cuestiones acordadas en la mesa de negociación del estatus permanente, de conformidad con los Acuerdos de Oslo. Estos Acuerdos fueron incluso atestiguados, refrendados y garantizados por el presidente estadounidense Bill Clinton, junto con los líderes de Rusia, la UE, Jordania, Egipto y Noruega, y respaldados por la ONU.

Como tal, Israel está comprometida totalmente a negociarlos con el liderazgo palestino, siempre y cuando ese liderazgo se las arregle para actuar en conjunto y aparecer para negociar.

Los asentamientos no son “Ilegales” o violan los Acuerdos de Oslo

El Departamento de Estado también debe estar al tanto del hecho que nada en los Acuerdos de Oslo impide actividad de planificación, zonificación y construcción por parte de cualquier parte en las áreas de la Margen Occidental bajo su respectivo control.

Por otra parte, al expresar sus acusaciones parciales, el Departamento de Estado parece estar ignorando voluntariamente y sistemáticamente los legales, históricos, indígenas, y políticos bien establecidos y documentados del pueblo judío con respecto a las áreas cisjordanas de Judea y Samaria, como fue explicado constantemente durante muchos años por Israel.

El Departamento de Estado debe estar al tanto del hecho que su cuestionamiento repetido a la legalidad de la actividad israelí de asentamientos y a los derechos de Israel con respecto a Jerusalem, de hecho, prejuzga estas cuestiones centrales de negociación y juega en las negativas palestina y europea de los derechos de Israel. Como tales, las declaraciones del Departamento de Estado son la misma antítesis de cualquier proceso de negociación de la paz y corren contra el apoyo profesado por Estados Unidos a una solución negociada y pacífica.

Al amenazar repetidamente y obstinadamente a Israel con una “realidad de un estado,” el Departamento de Estado está dando crédito a un concepto que no tiene base ni nada parecido, es totalmente poco realista, y va contra todos los acuerdos válidos negociados firmados entre Israel y los palestinos.

Pero sobre todo, al fijarse sobre los asentamientos, el Departamento de Estado está haciendo la vista gorda en forma deliberada al peligro mortal del terror islámico y odio a los judíos que penetran la sociedad palestina. Al hacerlo, el Departamento está, de hecho, dando una luz verde de aliento al liderazgo, medios de comunicación y organismos administrativos palestinos que incitan abiertamente, alientan y apoyan el terror, la violencia, y los boicots contra Israel.

Por la misma razón, el Departamento de Estado está dando aprobación a la Unión Europea y a sus estados miembro constitutivos, tanto como a la ONU y sus agencias especializadas a exacerbar sus políticas hostiles contra Israel. Según su lógica, si el Departamento de Estado de Estados Unidos asume tal posición inclinada y hostil, ellos ahora pueden exacerbar su propia hostilidad hacia Israel.
Algo parece estar muy, muy mal dentro del Departamento de Estado.

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Nota: 1. https://www.state.gov/r/pa/prs/ps/2016/07/260577.htm

Emb. Alan Baker es Director del Instituto para Asuntos Contemporáneos en el Jerusalem Center y el director del Foro Legal Global. El participó en la negociación y redacción de los Acuerdos de Oslo con los palestinos, tanto como de acuerdos y tratados de paz con Egipto, Jordania, y Líbano. Él se desempeñó como asesor legal y subdirector general del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel y como embajador de Israel ante Canadá.

Fuente: Jerusalem Center for Public Affairs
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México