Uzi Rabi, director del centro Moshe Dayan para Estudios sobre Medio Oriente y África, está de visita en México para dar una serie de conferencias sobre la situación de conflicto que se vive en la región. El pasado lunes se presentó en la Comunidad Sefaradí para aclarar la posición geopolítica única de Israel y las perspectivas para el futuro.

DIEGO BOLAÑOS, ISAAC BARUHOVICH PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO -La situación de caos abarca todos los frentes y supera la capacidad de resolución de Israel, comenta el experto. “No deberíamos entrometernos en una guerra que no tiene que ver con Israel”, sentencia.

Francia, agrega, se involucró con su propuesta para la paz, decidieron intentar arreglar los problemas del Medio Oriente, y cuando intentaron señalar el problema, el conflicto árabe israelí quedó como lo principal, y eso es una hipocresía. Francia no se ha podido hacer cargo de su problema en casa, pero tienen ambiciones de arreglar el Medio Oriente. Su ayuda es bienvenida, claro, pero si ponen como lo principal el conflicto árabe israelí, es un problema.

Sobre el tema de Rusia y su influencia en la zona, en comparación con la cada vez menor influencia estadounidense, y sobre el papel y las perspectivas de Israel al respecto, apunta que no es sólo un problema que se haya originado con Obama, sino que es una ruptura con la tradición y no cree que EE.UU. vaya a regresar al status quo anterior.

Debido al cambio en la política exterior de EE.UU., Egipto quedó decepcionado, ya que Mubarak quedó abandonado. Arabia Saudita también quedó decepcionada. Muchos países del Medio Oriente se sienten decepcionados ante el abandono de Estados Unidos.

En el Medio Oriente no acostumbramos actuar sin ningún superpoder que supervise. Primero fue la Guerra Fría, luego la hegemonía americana, y ahora los Estados Unidos dejan un vacío. Israel habla ahora con Moscú como nunca antes. Lo que hablan son principalmente intereses en común, y se ha llegado a un tipo de entendimiento.

  1. Israel no intervendrá en el conflicto, pero si ve convoyes con armas avanzadas para Hezbolá, los atacará.
  2. Si el Golán intenta ser controlado por Irán o Hezbolá, Israel no lo permitirá.

Una de las cosas que tenemos que entender es que Israel debe hablar el idioma del Medio Oriente, y estar seguro que nos entienden, para bien o para mal, para no quedar como los “bobos” del vecindario.

Parte de la razón por la que Medio Oriente es tan conflictivo hoy en día es el hecho que los distintos actores no quieren que se tenga la impresión de que son débiles, por lo tanto actúan con fuerza.

Sobre la Iniciativa de Paz Árabe de 2002, comenta que es importante destacar que la paz es una verdadera amistad, confianza, amor, etc. y que esto no existe en Medio Oriente.

Israel debe buscar acuerdos que incrementen su seguridad. Así es como medimos los acuerdos, no podemos creer en promesas, ni basarnos en nociones modernas como el euro-liberalismo. Debemos ver quién puede garantizar nuestra seguridad.

No es casualidad que justo después del once de septiembre de 2001, los sauditas promocionaron la Iniciativa de Paz Árabe de 2002. Esto fue para que el mundo viera que no sólo son terroristas.

Uno de los problemas con esta propuesta es el derecho de retorno de los palestinos a Israel. Nuestro país no puede absorber 2.5 millones de palestinos más. El problema se ha perpetuado porque varios de los países donde se encuentran esos “refugiados” no quieren darles la ciudadanía.

Hoy en día el bloque de países “moderados” sunitas quieren hacer un bloque contra Irán e ISIS, y para esto se tendría que resolver el conflicto árabe-israelí. Existe el potencial para un acuerdo, pero no estamos hablando de paz, sino de una alianza táctica que tenga beneficios para todas las partes.

Sobre el balance que hace salrededor del acuerdo nuclear entre Irán y el G5+1, apunta que este tratado con Irán es tomar un problema y posponer sus consecuencias 15 años hacia el futuro. Algunos problemas que destaca son:

  1. Irán continúa con el desarrollo de tecnología para misiles balísticos.
  2. Irán continúa con el apoyo a grupos terroristas en Siria, Líbano y América Latina.

Este acuerdo va en contra de lo que la Administración Obama nos dijo, que Irán se volvería más amistoso cuando se firmara el acuerdo.

Algo que hay que entender es que Irán es un país de 3000 años de antigüedad, son herederos de los persas, y como tales se sienten superiores, en persa se llaman “alta civilización”. Esto quiere decir que creen que son mejores que los árabes y turcos. Occidente es enemigo, ya que ha bloqueado a Irán y los ha hecho sentirse inferiores.

La gente común en Irán no odia a Israel, lo vemos en las redes sociales. Pero Irán es una república Islámica, con ayatolas en el poder. No existe la oposición ni los partidos políticos.

Teniendo en cuenta eso, vemos que Irán busca hegemonía en Medio Oriente, países como Arabia Saudita los ven como un enemigo incluso peor que Israel.

Sobre la cambiante postura geopolítica de Israel apunta que Israel tiene que cambiar la manera en la que piensa sobre el problema.

Israel tiene problemas internos, (seculares y religiosos; Ashkenazim y Sefaradim; Tel-Aviv y Jerusalem). Pareciera que nos preocupamos por nosotros, cuando la situación externa se encuentra “relajada”, ya que cuando tenemos guerras nos unimos. Nuestro trabajo es dejar para las siguientes generaciones un Israel que se convierta en una mezcla única. Tenemos que preservar un Israel judío y democrático. A la vez, tenemos que preservar y proteger a las minorías, drusos, cristianos, palestinos. Tenemos que construir un ethos, que nos permita enfrentar todos nuestros desafíos unidos.

Los problemas tácticos que tenemos son que no nos enfrentamos a estados, sino a grupos-paraestatales, pero nos tenemos que regir por reglas políticamente correctas. ¿Cómo enfrentamos a un grupo en el que sus líderes se esconden en bunkers, y además te disparan de escuelas, hospitales y usan escudos humanos?

Hoy, como vemos en el mundo, la gente no tiene posibilidad de sobrevivir a menos que cuenten con un estado. El único que la gente judía tiene es Israel. Tenemos que preservarlo y conservarlo. Hacerle entender a las nuevas generaciones de su importancia, que no debería de darse por sentada.

Tenemos que mantenernos juntos, respetar a los demás y tenemos que estar seguros que las siguientes generaciones entienden el significado de Israel. Eso se tiene que enfrentar en el siglo 21.