Hace aproximadamente un año, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas detuvo sus amenazas de renunciar, desmantelar la AP, y entregar las llaves a Israel.

Yoni Ben Menachem
El se dio cuenta que la dirigencia israelí no está impresionada por sus amenazas; que el público palestino no lo tiene en alta estima después de más de 10 años de gobierno sin ningún logro; que su popularidad ha caído; y que nadie en los territorios presta atención a sus advertencias vacías.

Ahora, de pronto, él ha cambiado su melodía. En vez de amenazar con disolverla, ahora promueve la AP como un “logro nacional” importante que debe ser preservado a toda costa sin permitir que Israel la destruya.

¿Qué está buscando Abbas?

Cerca del final de su mandato, la principal consideración que guía a Abbas, de 81 años de edad, es permanecer en el poder mientras busca un sucesor apropiado, uno que le permita retirarse en forma honorable y asegure el bienestar de su familia y los intereses económicos de sus dos hijos.

Abbas no está buscando aventuras diplomáticas. El se está apegando a su estrategia de internacionalizar el conflicto y, por lo tanto, apoya la iniciativa francesa. Esa iniciativa podría llevar a una conferencia internacional para fin de año mientras conlleva un mínimo de riesgo para el gobierno de Abbas.

El nuevo plan del ministro de defensa israelí Avigdor Liberman, el cual ha sido nombrado “la zanahoria y palo,” preocupa seriamente a Abbas. Especialmente preocupante para él es la idea de abrir un dialogo con académicos y empresarios palestinos. Abbas ve esto como pasando sobre su cabeza para encontrar una nueva dirección palestina, debilitando así su legitimidad como líder del pueblo palestino.

De ahí que la AP haya puesto presión en forma apresurada sobre el Consejo de Coordinación del Sector Privado, el cual ha publicado una declaración que “la OLP es el único y exclusivo representante del pueblo palestino.”

Como lo ve Abbas, el nuevo plan de Liberman presenta una amenaza para su gobierno continuo. No sucede todos los días que un ministro de defensa israelí, con la aprobación del primer ministro, anuncia un plan que determina, en efecto, que Abbas no es el representante exclusivo del pueblo palestino y que él también puede ser reemplazado.

El presidente de la AP está procediendo con gran cautela. Aunque han pasado muchos días desde que Liberman abordó su nuevo plan, Abbas todavía no ha respondido personalmente a este y está guardando silencio.

El nuevo plan del ministro de defensa ha subido la presión sobre Abbas. De acuerdo con funcionarios de alto rango de Fatah, de ahora en más él tendrá gran cuidado de no dar pretextos al establishment de defensa israelí para que tome medidas que debiliten a los funcionarios principales de la AP tanto como a Abbas mismo, tales como invalidar sus documentos oficiales de viaje V.I.P., levantar las condiciones más livianas en los cruces fronterizos, etcétera.

El presidente de la AP presionará ahora más que nunca en coordinación en seguridad con Israel para impedir, a través de sus mecanismos de seguridad, cualquier resurgimiento de la “intifada de los cuchillos”, la cual está disminuyendo.

El nuevo plan del Ministro de Defensa, de hecho, se ha vuelto un medio para presionar al presidente de la AP.

La política de zanahoria-y-palo en los territorios no es nueva; fue iniciada después de 1967 por el entonces Ministro de Defensa Moshe Dayan. Desde esa época al presente, muchos ministros de defensa israelíes la han empleado. Esta política tiene una lógica interna de no castigar a los no involucrados en incitación y terror mientras alienta a los moderados.

El anuncio de Liberman de su nuevo plan en esta coyuntura actual – concurrente con la campaña electoral local en los territorios y con el arresto por parte de la Shabak (Agencia de Seguridad de Israel) de Hussein Abu Kweik, representante de Hamas en el Comité para Coordinar las Elecciones en la Margen Occidental – crea la impresión que Israel está planeando intervenir en estas elecciones como parte del plan. Esto ha llevado a altos funcionarios de la AP a afirmar que Israel quiere restablecer las Ligas del Pueblo – las cuales, en su momento a fines de la década de 1970, trataban con asuntos municipales y servicios de rutina – y tratar como “residentes” a los palestinos de la Margen Occidental y no como un pueblo con derechos.

Abbas teme que el establishment de defensa israelí explote el agudo disenso en Fatah para expandir sus vínculos con los jefes de las listas independientes y con jefes de grandes clanes de la Margen Occidental que se presentarán en las elecciones, ayudando así a que estas figuras creen una ruta que eluda a la AP.

Israel está en control total del Area C de la Margen Occidental, la cual constituye aproximadamente un 60% de la tierra total. Esto facilita a Israel ejercer importante influencia en todas las áreas de la vida. Las municipalidades y consejos locales necesitan la aprobación de Israel para sus medidas, lo cual, en sí mismo, da a Israel fuerte influencia sobre la población palestina en general y sobre los jefes de las municipalidades en particular.

¿Las elecciones erosionarán el estatus de la AP?

Desde la perspectiva de Abbas, la intensificación de la influencia israelí sobre las municipalidades y consejos locales de la Margen Occidental están para ayudar a Israel a erosionar el estatus y legitimidad de la AP entre la población palestina de la Margen Occidental, y debilitar así lo que él llama un importante “logro nacional.”

Israel, mientras tanto, está permitiendo que avancen los preparativos para las elecciones a pesar del hecho que, según los acuerdos de Oslo, Israel podría ponerles un alto debido a la participación de Hamas, el cual es definido como una organización terrorista.
Que Israel se abstenga de abortar las elecciones es visto por la AP como una medida dirigida a debilitarla e incluso a agravar más la lucha entre Fatah y Hamas.

Israel no ha rescindido su reconocimiento a la OLP, el cual es ordenado por los acuerdos de Oslo. Continúa trabajando con la OLP en concordancia con los acuerdos firmados, incluido el acuerdo económico conocido como el Protocolo de París. No obstante, el nuevo plan del ministro de defensa es una espada de Damocles sobre la cabeza de Abbas y sobre quien quiera que finalmente lo reemplace. En otras palabras, a pesar de los acuerdos entre las dos partes, Israel no sacrificará sus intereses de seguridad, y cualquier líder palestino puede ser reemplazado.

Fuente: Jerusalem Center for Public Affairs- Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México