ALFRED FASS
El destino de Ana fue sellado en primer lugar por los nazis que querían aniquilar a los judíos que eran ciudadanos inocentes y respetuosos de la ley que vivían en paz y que contribuían en todos los aspectos de la vida a los países en que vivían.

SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Mi madre, Ruth Fass-Isay era ocho años mayor que Ana Frank. Su difícil situación durante el Holocausto fue muy similar a la de Ana, pero ella sobrevivió.

Mi madre huyó de Alemania con su familia a Amsterdam en 1934. Mi abuelo y Otto Frank se conocían y tenían mucho en común. Procedentes de familias judías alemanas asimiladas cada uno tuvo que construir un nuevo negocio en Amsterdam después de huir de Alemania.

Ambos hicieron todo lo posible para salvar a sus familias de los nazis. Poco después de la invasión alemana en Ámsterdam la familia Isay fue enviada a Westerbork para ser transportados a Auschwitz.

Después de ser liberada milagrosamente de Westerbork y enviada de vuelta a Amsterdam, a mi familia no le quedó otra opción que pasar a la clandestinidad o de lo contrario se arriesgaban a ser expulsados otra vez.

Junto con sus padres y el hermano menor de mi madre sobrevivieron al Holocausto al esconderse en Amsterdam en hogares de familias holandesas hasta el final de la guerra. No fueron traicionados y los “padres onderduik”, la familia Geuken, recibieron una medalla de Yad Vashem por salvar judíos.

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Ana Frank y su familia

Nicholas D. Kristof afirma en un reciente artículo de opinión en The New York Times (“Ana Frank hoy es una niña siria”) que el destino de Ana fue sellado por un miedo insensible a los refugiados, entre los más desesperados del mundo. No creo que esto sea cierto.

El destino de Ana fue sellado en primer lugar por los nazis que querían aniquilar a los judíos que eran ciudadanos inocentes y respetuosos de la ley que vivían en paz y que contribuían en todos los aspectos de la vida a los países en que vivían.

“Nadie lleva a su familia a esconderse en el corazón de una ciudad ocupada a menos que no tenga más opciones”, señala J. Mattie Bekink, consultor en la Casa de Ana Frank en Ámsterdam. “Nadie lleva a su hijo en una frágil embarcación para cruzar el Mediterráneo a menos que estén desesperados”.

Eso es absolutamente correcto. Tanto la familia Frank como la familia Isay huyeron a Amsterdam y comenzaron una nueva vida allí en 1934 debido al ascenso de los nazis en Alemania, y la persecución de los judíos que siguió a los nazis los alcanzó unos años más tarde. Siria no está ocupada por una potencia extranjera, hay una violenta guerra civil allí. La chica siria está en peligro a causa de la guerra en su propio país.

Ana y mi madre estaban en peligro porque eran judías.

Entonces, ¿por qué me siento ofendido por la afirmación de Kristof de que Ana Frank es una niña siria? Porque la chica siria es una víctima del odio dentro de los pueblos árabes que luchan entre sí con total desprecio por el bienestar y mantenimiento de la vida de sus mujeres y niños. Ana y mi madre eran víctimas de antisemitismo.

La joven siria se debe salvar, por todos los medios. En primer lugar por sus hermanos árabes en Medio Oriente. Arabia Saudita, Qatar, Kuwait y otros países árabes deben dar refugio a estas víctimas, mano a mano con el mundo.

Si el Estado de Israel hubiera existido en el momento de la Segunda Guerra Mundial no tengo ninguna duda de que tanto Ana como mi madre habrían encontrado refugio allí.

Así que por favor, Sr. Kristof, deje de explotar a Ana y a mi madre. Ellas no tenían a dónde ir. La chica siria sí.

El autor es un empresario que vive en Ra’anana e hizo aliá desde Holanda hace 40 años.

Fuente: The Times of Israel – Traducción: Silvia Schnessel – © EnlaceJudíoMéxico