LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Durante la denominada Guerra Fría, que representó un enfrentamiento político, económico, social y militar, iniciada al finalizar la Segunda Guerra Mundial entre el bloque Occidental (capitalista) liderado por EUA y del Este (comunista) encabezado por la Unión Soviética y que se prolongó hasta la disolución de ésta última en 1991; en EUA y varios países de Europa se estigmatizó constantemente al comunismo.

De manera similar, a partir de la Guerra de los Seis Días, en junio de 1967, entre Israel y la coalición integrada por Egipto, Jordania, Siria e Irak y en la que Israel logró en breve lapso una victoria contundente contra sus enemigos, se inició una campaña en el mundo árabe, apoyada por la nueva izquierda europea, acusando al gobierno de Israel y a las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) de practicar una política de apartheid contra los palestinos y de condena a la ocupación de los territorios pertenecientes a estos últimos. Al mismo tiempo, los partidos de ultraderecha del mundo, particularmente los de Europa, añadieron a su tradicional antisemitismo, el antiisraelismo, dos caras de una misma moneda.

Paralelamente cobraron fuerza los reclamos palestinos para crear un Estado en la “Palestina Histórica”; en junio de 1967 no existía y nunca había existido Palestina. El historiador y antropólogo mexicano, Francisco Gil White, consigna “que fueron los romanos en el Siglo II DC quienes primero usaron el nombre de Siria-Palestina para Jerusalem y tierras aledañas, era un uso incorrecto, en griego Palestina quiere decir tierra de filisteos, quienes solo ocuparon una pequeña franja en la costa mediterránea oriental, incluyendo parte de la actual Franja de Gaza y habían dejado de existir hace siglos”; Gil menciona que con el paso del tiempo el término Palestina se fue usando menos y dejó de tener un referente claro, de manera que bajo el Imperio Turco Otomano, a partir del siglo XVI, no existía entidad administrativa o política alguna, llama Palestina; posteriormente en el siglo XX, en la Primera Guerra Mundial, los británicos arrebataron a los turcos el Medio Oriente y en 1922 revivieron el nombre de Palestina que comprendía tan solo una cuarta parte del área que ellos mismos habían bautizado como Palestina.

En este contexto, la ONU propuso en 1947 la creación de un Estado palestino, que fue rechazado por el mundo árabe, en virtud de que también significaba el establecimiento de un Estado judío, el cual finalmente la ONU lo proclamó en mayo de 1948 y fue rechazado por los árabes; de manera que 5 países árabes atacaron a Israel con el objetivo de destruirlo, empero, fueron derrotados, 800 mil “palestinos” salieron del territorio que habitaban en lo que hoy es Jordania y Jerusalem Este con la promesa de los gobiernos árabes de que pronto regresarían a sus hogares.

Simultáneamente, 800 mil judíos que residían en naciones árabes desde hacía varios siglos fueron expulsados de éstas y sus bienes confiscados sin ninguna indemnización. Posteriormente, en la Guerra de los Seis Días, Israel reconquistó tierras del “Israel Histórico” en las alturas del Golán (Siria), en Cisjordania y Jerusalem Este (Jordania) y en la Franja de Gaza (Egipto); este episodio bélico fue un evento importante en la “toma de consciencia nacional palestina”, fue cuando aparecieron los grupos armados para derrotar a Israel por medio del terror y para hacerlo “desaparecer del mapa”. Así, Israel y los territorios ocupados (en disputa) han sido foco de continuos atentados que también se han extendido a los judíos del mundo, especialmente de Europa y EUA, en los cuales han participado también otras organizaciones terroristas y diferentes Estados como Irán y Siria.

En 1967, 400 mil palestinos más dejaron sus hogares en la denominada Ribera Occidental y en la Franja de Gaza. La Franja de Gaza fue devuelta a los palestinos en el 2005, y a cambio Hamas, el movimiento terrorista que gobierna esa región, la ha convertido en centro de terrorismo contra Israel al que ha enfrentado en tres guerras. La población de Gaza hoy día suma aproximadamente 1.8 millones; la de Cisjordania y Jerusalem Este 2.7 millones, además de 400 mil colonos judíos. En Israel de una población total que supera 8 millones, alrededor de 1.4 millones son árabes-israelíes que gozan de todos los derechos y privilegios de los israelíes, incluso tienen representación parlamentaria.

Por otra parte, más de 5.6 millones de palestinos viven en todo el mundo, en su gran mayoría en los países árabes vecinos, su número total asciende a 11 millones. Cabe destacar que 1.3 millones de palestinos viven en condiciones deplorables en 59 campamentos de refugiados administrados por la Agencia de la ONU para los Refugiados, ubicados principalmente en Líbano, Siria y Jordania.

A partir de los Acuerdos de Paz de Oslo en 1993, palestinos e israelíes convinieron en establecer negociaciones bilaterales que eventualmente desembocarían en la creación de un Estado palestino. Ambos bandos han tenido una serie de diálogos directos que nunca consiguieron avances. Los palestinos han demandado condiciones inaceptables para Israel desde su punto de vista geoestratégico y que afectaría a su seguridad: que Israel volviera a las fronteras previas a la guerra de 1967 y que aceptara la repatriación de 5 millones de palestinos; asimismo, han demandado el excarcelamiento de palestinos (terroristas) en prisión previo a los Acuerdos de Oslo. Israel ha liberado prisioneros que han reincidido en sus ataques terroristas, los palestinos también han exigido que Israel detenga la colonización en los territorios en disputa.

En este ámbito, los negociadores israelíes han expresado que estarían dispuestos a intercambiar territorios en Cisjordania y bajo presión internacional han suspendido temporalmente la colonización, no obstante, se ha reanudado. Israel suspendió unilateralmente las pláticas de Paz con los palestinos en 2014 en respuesta al acuerdo de crear un gobierno de unidad entre la Autoridad Palestina que preside Mahmud Abbas y Hamas y que en la práctica nunca se concretó. Ciertamente, Israel no puede negociar con Hamas quien constantemente llama a la destrucción de Israel.

Mahmud Abbas ha abandonado la negociación directa estipulada en Oslo y ha acudido a la ONU y a otras instancias internacionales para la creación de un Estado palestino. Asimismo, las negociaciones no han prosperado porque los palestinos han promovido una cultura de odio y genocidio hacia los judíos e Israel. Igualmente, Mahmud Abbas no está verdaderamente interesado en crear un Estado palestino porque en su calidad de Presidente de la Autoridad Palestina, once años en su mandato que debió ser renovado a los 4 años, se apoderó junto con su familia y sus esbirros de una parte significativa de los recursos que EUA y la Unión Europea conceden a la Autoridad Palestina para el desarrollo de los palestinos. Los días de Abbas como Presidente de la Autoridad Palestina están contados; los palestinos han perdido la confianza en un régimen corrupto y autoritario. El Presidente de Rusia y el de Egipto están tomando respectivamente el liderazgo para que israelíes y palestinos vuelvan a la mesa de negociaciones.

Francia por su parte, insiste en la participación de la comunidad internacional para que el acuerdo entre en ambas partes “sea sólido y controlable”. Una nueva ronda de negociaciones no será válida mientras los palestinos promuevan boicots internacionales contra los bienes, y las inversiones israelíes en los territorios en disputa y prosiga la “guerra de los cuchillos” que los jóvenes “lobos solitarios” han desatado contra la población israelí y las FDI. El boicot secundado por muchas entidades comerciales, e incluso culturales, en el mundo, resulta absurdo a la luz de que miles de palestinos trabajan en los asentamientos judíos de Cisjordania para sostener a sus familias y muchos otros realizan negocios con los colonos.

Los palestinos no pueden cerrar los ojos ante una realidad que evidencia que en el fondo muchos de ellos no representan al Islam, solo utilizan esta doctrina para objetivos políticos y económicos. El interés por los palestinos ha decaído en varios países árabes, especialmente en Arabia Saudita y están privilegiando el diálogo con Israel, aunque no la hacen públicamente, porque ahora tienen intereses políticos, económicos y militares más a fines con Israel que con los palestinos.