GORDON CORERA

Israel es el paraíso de las “start-ups” y su enfoque en seguridad nacional ha ayudado a construir un activo clúster de compañías de ciberseguridad.

Muchas de las nuevas empresas del país fueron fundadas por personas provenientes de la Unidad 8200 -el equivalente del GCHQ en Reino Unido o la NSA de Estados Unidos- una agencia de “inteligencia de señales” que se ha centrado enormemente en ciberoperaciones.

Pero ¿cómo influye la Unidad 8200 en el sector privado?

Jóvenes talentos

Nadav Zafrir sabe mucho sobre eso. Se unió a la organización en 2005 y estuvo al frente de ella entre 2009 y 2013. Ahora es el cofundador y director ejecutivo de Team 9, una compañía que crea plataformas de cibereseguridad con la cual pretende desarrollar cinco empresas en cinco años.

La innovación y la tecnología ya jugaban un papel preponderante en Israel antes de la etapa precibernética, pero Zafrir dice que la clave del éxito ha sido saber identificar eltalento joven.

En Israel existe el servicio militar obligatorio, lo cual significa que la Unidad 8200 tiene acceso a los ciudadanos incluso cuando todavía van a la escuela.

Comienzan a detectar el potencial entre los jóvenes de 18 años, que pueden unirse a sus filas. El principal atributo que buscan no es necesariamente una habilidad determinada, sino la capacidad de aprendizaje.

Y ser capaz de predecir quién puede aprender con rapidez es fundamental a la hora de contratar gente.

“A veces, cuando los estás examinando ni siquiera sabes en qué tipo de tecnología o sectores van a acabar trabajando cuando se sienten allí y tengan esa responsabilidad sobre sus hombros”, le cuenta Zafrir a la BBC.

Zafrir dice que el énfasis está en la formación de personas cada vez más jóvenes, desde la escuela primaria (hasta 12 años de edad), con más protagonismo de actividades extracurriculares, además de matemáticas y computación.

También está generalmente aceptado que no se quedarán por mucho tiempo aunque, según el especialista, eso no es un problema porque si empiezan a los 18, trabajan ahí durante cuatro años y después se van, ya habrán obtenido mucha más experiencia práctica que sus coetáneos en otros países.

“Tienes mucha responsabilidad a una edad muy temprana, con 50 o 60 subordinados cuando tienes 20, 21 o 22 años; es una gran responsabilidad a tus espaldas”, explica.

“Es una buena escuela empresarial”, admite.

El tipo exacto de ciberoperaciones de la 8200 no es algo que Zafrir pueda comentar, pero lo cierto es que Israel estuvo vinculada -junto a Estados Unidos- al virus Stuxnet, un gusano informático que tenía por objetivo el programa nuclear iraní.

Cambiando el mundo

Zafrir -quien se unió al mundo de la inteligencia desde las fuerzas militares, donde comenzó como paracaidista- recuerda el cambio a fines de la década de 1990 y principios de los 2000, cuando se hizo evidente que comprender el ciberespacio iba a ser vital si los servicios de inteligencia querían seguir siendo relevantes.

También hubo otro proceso de aprendizaje que implicó el entendimiento por parte de los militares del mundo de los piratas informáticos.

“Se está haciendo mucho mejor ahora. Literalmente, teníamos que redefinir el control y la jerarquía porque, de lo contrario, no podíamos desarrollar toda esa magia que traen esos muchachos”, dice Zafrir.

“Creo que muchos de ellos son más ágiles, están mejor preparados, y hablan lenguajes que ni siquiera sabíamos que existían (en términos de codificación y todas esas cosas)”, explica.

“Tuvimos que adaptar, no sólo el proceso de selección, sino también los sistemas de control del día a día de muchas maneras, para poder crear esa magia”.

Antes, el personal era seleccionado (de otra forma) pero, a medida que ha crecido la 8200, más y más personas se han interesado en unirse, entre otras cosas porque saben que puede ser el camino a una carrera lucrativa. Y eso es algo que puede causar resentimiento entre quienes hacen el servicio militar y no necesariamente disfrutan de las mismas oportunidades.

Seguridad nacional

En Estados Unidos, los vínculos entre el sector privado y la NSA (agencia de seguridad nacional) son más estrechos, pero Zafrir dice que en Israel la aceptación de que la gente no se quedará por mucho tiempo es apoyada por los dirigentes del país, pues la innovación y la economía se entienden como algo íntimamente ligado a la seguridad nacional.

El experto sostiene que puede que no sea tan sencillo para otros países copiar el modelo israelí en su totalidad, pues se asienta en una cultura de seguridad nacional, con el servicio militar como eje central.

Pero cree que algunos conceptos sí son reproducibles.

En particular, pensar lo antes posible qué habilidades se necesitan y enfocarse en ellas en la escuela y en la universidad. Y asegurarse de que son relevantes, adoptando un planteamiento más amplio para predecir qué personas son mejores en el aprendizaje de nuevos conocimientos.

Pero, ¿conlleva algún riesgo la estrecha relación entre la 8200 y el sector privado?

Zafrir dice que ha oído hablar de ello, pero nunca vio directamente algo que pruebe que la gente desconfía de las empresas israelíes por temores sobre su experiencia en inteligencia.

“Creo que se entiende que, al final del día, lo primero de todo es confiar en alguien y el hecho de que tengamos en cuenta la perspectiva de los atacantes aporta mucho valor”, explica.

“La membrana o la pared entre los servicios de inteligencia y las ‘start-ups’ tecnológicas en Israel y quienes ocupan los cargos, está muy bien establecida: está el lado de la seguridad militar y el lado tecnológico. Una vez que estás fuera, estás fuera”.

Fuente:bbc.com