Hasta hace poco Estados Unidos tenía una política firme de no pagar nunca rescate por rehenes bajo la opinión sensible que eso alentaría más secuestros. Entonces llegó el acuerdo nuclear con Irán- y una lección sobre los costos humanos de la política exterior del Presidente Obama.

Decimos esto luego de la noticia el martes que un tribunal iraní ha condenado a los estadounidenses iraníes Siamad Namazi y a su padre Baquer, de 80 años, a diez años en prisión bajo promocionadas acusaciones de espionaje. El Sr. Namazi, empresario, fue arrestado en septiembre del año pasado, poco después que fuera finalizado el acuerdo nuclear. Su padre, un funcionario retirado de las Naciones Unidas, fue arrestado en febrero mientras visitaba a su hijo en la cárcel.

Al menos otro estadounidense iraní, Reza Shahini, de San Diego, fue arrestado anteriormente este año. A su vez, Robert Levinson, un ex agente del la FBI, se esfumó en Irán en el año 2007 y nunca fue tomado en cuenta. Teherán tiene una larga historia de encarcelar a estadounidenses iraníes bajo cargos espurios, a menudo por razones políticas internas. Pero el pago en efectivo de $1.7 mil millones de dólares que recibieron en enero, el mismo día que pusieron en libertad al último lote de rehenes estadounidenses, ha creado un incentivo para encarcelar a más estadounidenses y negociarlos a cambio de alguna futura concesión.

El gobierno de Obama dice que el pago de enero fue parte de un acuerdo legal y de ninguna manera un acto de rescate. Los iraníes lo contradijeron, diciendo los funcionarios de defensa a los medios de comunicación iraníes que el dinero en efectivo fue un pago de rescate.

“Los funcionarios estadounidenses también admiten que los negociadores iraníes en el intercambio de prisioneros dijeron que querían el efectivo para mostrar que habían obtenido algo tangible”, informaron en agosto los periodistas Jay Solomon y Carol Lee del Journal. Ustedes pueden estar seguros que Irán exigirá nuevamente “algo tangible” la próxima vez que el destino de sus rehenes estadounidenses llegue a una mesa de negociación.

Vale la pena destacar que, antes de su arresto, Siamak Namazi era un fuerte defensor de vínculos económicos más estrechos de Estados Unidos con Irán, una opinión compartida por sus amigos en el Consejo Nacional Iraní Estadounidense, un lobby pro-Teherán con sede en Washington.

El Sr. Namazi había criticado públicamente las sanciones estadounidenses contra Irán. Pero los mulás pusieron su necesidad de rehenes estadounidenses por encima de la gratitud por tal ayuda política. Las revoluciones tienden a devorar a sus simpatizantes extranjeros.

Fuente: The Wall Street Journal- Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México