Hace unos años, Carlos Glatt, judío mexicano, acompañó a CADENA a entregar víveres a los damnificados de la tormenta tropical Ingrid. Allí encontró a una joven de 14 años con dolor de pulmones y la llevó al médico, el cual le dio un aspirina. Indignado, Carlos le preguntó por qué no la atendía mejor, La respuesta :no había gran cosa ue hacer, pues la joven tenía Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica ( EPOC), la cual es la quinta causa de muerte en nuestro país, ocasionada por inhalar el humo resultante de la cocina con leña.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 3,000 millones de personas cocinan con leña en el mundo, una práctica que cada año provoca cuatro millones de muertes por enfermedades como cáncer o enfisema pulmonar, entre otros padecimientos. A ello hay que añadir la deforestación que conlleva esta actividad.

Carlos Glatt decidió hacer algo al respecto, pues la cocina con leña, además de afectar la salud, ocupa tiempo (buscar y cortar leña), lo cual afecta a la economía de las familias. Carlos diseñó “La estufita”, una cocina portátil, de 500 gramos de peso, la cual utiliza un combustible líquido basado en el gas natural, muy sencillo de transportar, ya que no necesita tanques pesados a presión, ni tuberías.

El producto cocina a la misma temperatura que una estufa de casa, a 300 grados, y sólo genera 17 partículas por millón de contaminación, con un uso de 100 litros de combustible al año.

Para Glatt la apuesta de este producto es su precio. El modelo de negocio se basa en atender las necesidades de las personas que se encuentran en pobreza extrema y necesitan productos muy baratos. Por ello, 50% de las estufas producidas se venderán en tiendas de auto servicio y de conveniencia a un precio de 10 dólares y a 1 dólar el litro de combustible (16.5 pesos).

El otro 50% se venderá directo a las comunidades de bajos recursos, a través de un esquema en el que una fundación pagará 90% del producto y el comprador abonará el 10% restante.

Carlos tuvo que vender sus acciones de una empresa exitosa de ropa, Panama Joe,  para financiar su proyecto. Su esposa creyó que se había vuelto loco, ya que pasaba su tiempo experimentando en la cocina. Sus amigos, alarmados lo llamaban para preguntarle si necesitaba ayuda. pero la Estufita llenaba sus días y sus esperanzas y acabó convenciendo a dos empresarios de la Comunidad Judía, Salomón Achar y David Dichi, quienes ofrecieron patrocinar  la latita que podía salvar a 100 millones de personas de aquí al 2030.

Hoy, en noviembre 2016, Glatt es uno de los tres ganadores del certamen Pitch@Palace, en la Ciudad de las Ideas,  e irá en dos semanas al Palacio de Buckingham, invitado por el Duque de York, y presentará su Estufita a inversionistas del Reino Unido- entre otros reconocimientos que le han sido otorgados por su “latita”.

El consejo de Glatt a los jóvenes: “Crean en sus sueños”.