FURKAN SEN / Como ciudadano turco con conciencia, anhelo los días en que la minoría judía se convierta en una parte aceptada de la sociedad.

SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – La relación entre la nación judía y el pueblo turco es muy antigua, se remonta a los tiempos pre-otomanos. En este artículo examinaremos los cambios históricos y las raíces de la relación entre las dos naciones.

El sultán Bayezid II, que gobernó el Imperio Otomano desde 1481 hasta 1512, dio la bienvenida a los judíos expulsados ​​de España bajo la Declaración de la Alhambra, reinstalándolos a lo largo de su imperio en Edirne, Estambul, Tesalónica, Izmir, Manisa y muchas otras ciudades del centro. Para garantizar su seguridad emitió un decreto en el que declaraba que quienes maltrataran o dañaran a los judíos serían sentenciados a muerte. El sultán dijo muy bien de la expulsión de los judíos de España: “¡Ustedes osan llamar al rey español Fernando un gobernante sabio, que ha empobrecido a su propio país y enriquecido el mío!” En ese momento, la nación judía estaba considerada por el Imperio Otomano como una fuerza motriz de desarrollo económico, y efectivamente ese resultó ser el caso. Los beneficios de los judíos para el imperio fueron numerosos. El establecimiento de la primera imprenta en el imperio, por los hermanos David y Samuel ibn Nahman en Estambul, no es más que un ejemplo.

En muchas partes del imperio, además, los judíos encontraron posiciones, algunas muy altas, en la burocracia imperial, así como médicos privados para el sultán.

Sabbatai Zevi, nacido el 1 de agosto de 1626 en Izmir, declaró que era el mesías, basando su idea en algunas teorías cabalísticas. Zevi, que se quejó al sultán, Mehmed IV, por los judíos de Estambul, se le dio la elección de la muerte o la conversión al Islam y eligió esta última, convirtiéndose también muchos de sus seguidores.

Sin embargo, no fue una conversión verdadera. Zevi y la minoría judía que lo seguía seguían adhiriéndose al judaísmo. Todavía hay en la actualidad una importante población descendiente de los sabbateos en Turquía.

Con el tiempo sin embargo, los judíos llegaron a ser considerados en una luz mucho más pobre, hasta que en los últimos días del Imperio Otomano se habían convertido en blanco de los musulmanes y el odio turco. El diálogo entre Theodor Herzl y el sultán Abdul Hamid II (el sultán rechazó la oferta de Herzl de pagar 150 millones de libras esterlinas de la deuda otomana a cambio de una carta que permitiera a los sionistas establecerse en Palestina) puso a la nación judía en la mira, siendo culpada de intentar liquidar la monarquía otomana.

El estado civil secular turco que emergió después de la caída del imperio adoptó la ‘turquización’ de todas las minorías étnicas como política primaria del estado. Los griegos, los armenios y los judíos, considerados en “estatus de minoría” bajo el tratado de paz de Lausana con los aliados, fueron percibidos al principio como miembros de la comunidad turca.

En una conferencia de prensa celebrada en Esmirna en 1923, el fundador de la moderna República turca, Mistafa Kemal Ataturk, dijo: “Tenemos algunos ciudadanos leales que han combinado su destino con el destino de los turcos que los gobernaron. Sobre todo porque los judíos demostraron su lealtad a esta nación y a su patria, han vivido en prosperidad y bienestar hasta el día de hoy y seguirán viviendo en prosperidad y felicidad”.

Sin embargo, Ataturk no impidió las políticas discriminatorias implementadas más tarde por la república. Por ejemplo, los pogroms de Thrace de 1934, una serie de ataques violentos contra ciudadanos judíos de Turquía en junio y julio de 1934, fueron condenados pero no detenidos por el gobierno.

Los judíos fueron asaltados en Tekirda, Çanakkale, Kırklareli y Edirne, con muchos reportes de violaciones, saqueos y asesinatos.

Como resultado, 15.000 judíos abandonados se vieron forzados a huir de Turquía. Escritores nacionales como Nihal Atsiz escribieron artículos anti-judíos.

El Varlik Vergisi (“impuesto sobre la riqueza”), declarado el 11 de noviembre de 1942, fue aparentemente ideado para recaudar fondos contra la eventualidad de la invasión nazi o soviética, pero en realidad pretendía nacionalizar la economía turca reduciendo la influencia de las poblaciones minoritarias en la economía del país. Se impuso a todos los ciudadanos, pero a los habitantes no musulmanes del país se les impusieron tarifas excesivamente altas. Los que sufrieron más severamente eran no musulmanes como los judíos, los griegos, los armenios y otros, aunque fueron los armenios los que más gravemente sufrieron los impuestos. Los vientos de nacionalismo que soplaban desde Europa afectaron estas políticas contra las minorías. Después de estos acontecimientos y la creación del Estado de Israel, la inmigración judía de Turquía a Israel aumentó notablemente.

Las ideologías más importantes que influyen en la política turca son el islamismo, el turcomismo y el kemalismo, una ideología secular.

Examinemos sus puntos de vista diferentes sobre el judaísmo. Para un islamista, los judíos son la causa de todos los desafortunados acontecimientos en el hadiz, el mayor enemigo viviente e “hijos del diablo”.

Para los islamistas, llamar a alguien “judío” es un insulto. Un poema de Necip Fazıl Kisakürek, un poeta turco e islamista que murió en 1983, condenaba a los judíos como “Satanás”. También escribió: “Entre estos elementos traicioneros e insidiosos para ser limpiados están los Dönmes [Sabbateanos] y los Judíos”.

La izquierda turca también tiene actitudes antisemitas. Yalçın Küçük, un escritor socialista, acusó a los burócratas en el gobierno de ser “Sabetaycilik” o Sabateanos. Ser de origen judío era visto como una especie de gran peligro dentro de estos círculos izquierdistas. Moiz Cohen, que nació judío pero cambió su nombre a Munis Tekinalp, se convirtió en líder kemalista, la ideología fundadora de la Turquía moderna. Recomendó un proceso de asimilación voluntaria de los judíos en Turquía.

Tras la incursión de la Flotilla de Gaza en 2010, la minoría judía se convirtió en blanco de la ira social que se intensificó rápidamente. Había habido ataques antes, como los tiroteos de 1986 en la sinagoga de Nevé Shalom en Estambul, en la que 22 personas fueron asesinadas en Shabat. En 2003, un camión bomba apuntó a la misma sinagoga matando a 57. Israel ayudó a Turquía después del terremoto de 1999, pero hoy la población judía está disminuyendo rápidamente. Especialmente después de los acontecimientos del Mavi Marmara, la ira plantea una seria amenaza a la seguridad de la vida y la propiedad. Como ciudadano turco con conciencia, anhelo los días en que la minoría judía se convierta en una parte aceptada de la sociedad.

Desde Estambul con la paz.

El autor es estudiante de la Universidad de Kocaeli activo en un grupo que defiende los derechos judíos.

Fuente: The Jerusalem Post – Traducción: Silvia Schnessel – © EnlaceJudíoMéxico