LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Francia reunió en París a representantes de 70 países el pasado 16 de enero para dialogar en torno al restablecimiento de las pláticas de paz entre Israel y los palestinos, suspendidas por Israel en abril del 2014 en respuesta a un nuevo acuerdo de unidad entre las facciones palestinas rivales: la Autoridad Palestina (AP) y Hamas, este último evaluado como un grupo terrorista que en su carta fundacional declara como principal objetivo la destrucción de Israel. La asistencia a esta conferencia fue de más del doble respecto a la convocada el 30 de junio del 2016, también en París, donde estuvieron presentes todos los miembros de la Unión Europea (UE), los 15 integrantes del Consejo de Seguridad de la ONU, los del Cuarteto (EUA, Rusia, UE y la ONU) y los de la Liga Árabe, ausentes los israelíes y los palestinos.

Como se previó, en la conferencia se planteó la urgencia para resolver el conflicto entre Israel y los palestinos a fin de allanar el camino para la creación de dos estados y se pidió que cesen los asentamientos judíos en Cisjordania y Jerusalén Este en donde están establecidos 600 mil colonos. En este ámbito, el anfitrión de la Conferencia, el ministro francés de Exteriores, Jean Marc Ayraul, consideró una provocación el proyecto del presidente Donald Trump (DT) de trasladar la embajada de EUA de Tel-Aviv a Jerusalén “por ser una iniciativa unilateral”, que rompe con la política histórica de EUA y de la mayoría de la comunidad internacional, según la cual el estatuto de Jerusalén, reivindica a esta ciudad como futura capital del Estado palestino. Se señaló que DT tiene responsabilidad del proceso de Paz en el Medio Oriente; detrás de ello existe el temor de que EUA manifieste un cambio abiertamente a favor de Israel, lo que haría que la solución de los dos estados y la esperanza de paz “se vieran destruidos”.

En este contexto, Israel rechazó tajantemente la celebración de la conferencia en la que se considera se pretende imponer soluciones contrarias a sus intereses geopolíticos; el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu (BN), consignó que la conferencia esta amañada por los palestinos bajo los auspicios de Francia para adoptar posiciones antiisraelíes. El papel mediador de Francia fue rechazado por Israel por “inútil y vacío”, su único propósito es forzarlo a aceptar condiciones y no ayuda.

BN ha subrayado que Israel sigue comprometido en resolver las diferencias pendientes con los palestinos a través de la negociación directa, tal como se estipuló en los Acuerdos de Paz de Oslo de 1994, “como hicimos la paz con Egipto y con Jordania, es la única manera de hacer la paz. La persistente negativa de los palestinos a reconocer un Estado Judío es el núcleo del conflicto y su eliminación es la clave para la paz”; la AP se ha negado a aceptar la existencia de un Estado judío; fomenta una cultura de odio hacia Israel, no educa a sus niños y jóvenes para la paz, estimula la idolatría a los terroristas y promueve el asesinato de israelíes.

En este entorno de violencia, alentada por los líderes palestinos, es posible que el reciente atentado en Jerusalén, el 8 de enero del 2017, realizado por un terrorista palestino que con un camión atropelló y mató a 4 israelíes e hirió a 16, estuviera vinculado con el Estado Islámico (EI). El “terrorista del camión”, Fadi al Qanbar, provenía del vecindario de Jabel Mukaber, “gozaba de completa libertad de movimiento y recibía beneficios como los judíos y residentes en Israel. Jabel Mukabe es evaluado como un semillero de incitación religiosa yihadista (Guerra Santa) desde los ochentas; por lo demás, los yihadistas palestinos están vinculados con el EI, Al Qaeda, Hamas, Hezbolá y otras organizaciones terroristas; ellos y sus familias reciben apoyos financieros de la AP y de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). El EI no solo está ya en Jerusalén, también en el Golán, en la frontera entre Israel y Siria y en la Península del Sinaí en Egipto. En la Conferencia de Paris no se condenó a la liga existente entre los palestinos y los grupos terroristas. En este sentido, el embajador de Israel en México, Jonathan Peled, escribió que la Conferencia de París fomenta la intransigencia palestina que se sentirá respaldada por muchos países para continuar fomentando el odio contra los judíos y glorifica a sus atacantes suicidas que asesinan impunemente a ciudadanos israelíes.

Cabe hacer mención que la Conferencia de París se celebró en un mal momento para Israel, después de que el Consejo de Seguridad de la ONU, el 23 de diciembre pasado, aprobara, con la abstención de EUA, la resolución 2334 “que condena la política expansionista de Israel y que levantó un malestar en Israel contra la administración del presidente Obama”; es difícil imaginar que la resolución 2334 considere como territorios ocupados los sitios sagrados de los judíos en Jerusalén, entre otros.

La resolución 2334 fue seguida por el desatinado discurso del Secretario de Estado de EUA, John Kerry, que castigó a Israel por el fracaso de la paz y le aseguró graves repercusiones, que a su vez se traducen en recompensas para el terrorismo islámico. El Reino Unido, que estuvo a favor de la resolución 2334, sin embargo, el portavoz de la primera ministra británica, Theresa May, emitió días después de la votación en la ONU una reprimenda a John Kerry, “por centrarse demasiado en los asentamientos israelíes” y Gran Bretaña lamentó que la Conferencia de París se celebrara sin israelíes y palestinos y criticó a este evento en virtud de que podría endurecer las posiciones negociadoras palestinas, en un momento que se deben alentar las condiciones para la paz, negándose a firmar una declaración conjunta emitida después de la conferencia. Igualmente, “Londres optó por no enviar a un diplomático de alto nivel a París a fin de aplacar a DT, que es muy comprensivo con el actual gobierno israelí”. Australia también se distanció de la declaración de cierre y no la firmó.

Diferentes analistas piensan que en lugar de la Conferencia de París existe una imperativa necesidad de una Cumbre Mundial para encontrar soluciones para acabar con el terrorismo de Estado de Bashar Al Assad en Siria, que ha provocado una guerra que cumple 6 años en la que han muerto 400 mil personas y el desplazamiento de un tercio de la población de ese país internamente y hacia el exterior.

El conflicto entre israelíes y palestinos no se reduce al reclamo de estos últimos por la creación de un Estado, implica muchos más intereses y motivos regionales e internacionales. Los palestinos tuvieron varias oportunidades para establecer un Estado y las rechazaron todas; reconocer a un Estado judío es la raíz del conflicto; Israel reclama el derecho de su existencia.