PEDRO HUERGO CASO PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

A Frank Sinatra (1915), que era católico y siempre tuvo simpatía hacia lo judío, la comunidad judía de Los Ángeles lo premió en 1949. Dio una serie de conciertos en Israel en 1962, donó grandes cantidades de dinero para centros judíos en Jerusalén –siete millones de dólares- y en 1978 se le dedicó a su nombre un centro de estudios en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Pero de entre todo lo judío del mundo, había algo, o alguien, a quien no soportaba: Woody Allen.

Allan Stewart Konigsberg (1935) alias Woody Allen, nieto de judíos rusos y austríacos, siempre tuvo líos con las mujeres: se ha casado tres veces, ha tenido innumerables relaciones –Stacey Nilton o Dianne Keaton- además de una especial relación con la actriz Mia Farrow.

Mia Farrow (1945) y católica como hasta para haber estudiado trece años en un convento de monjas, a los veintiuno se casó en Las Vegas –en casa del mayor empresario judío del momento en esa ciudad, Jack Entrater- con un hombre de cincuenta y uno que ya era una estrella y que ya estaba vinculado al mundo de la Mafia: Frank Sinatra. El matrimonio duró dos años, pero continuaron siendo amigos a pesar del divorcio, firmado en 1968.
Mia Farrow y Woody Allen comenzaron su relación en 1979. En diciembre de 1987 Mia Farrow trajo al mundo a su hijo Ronan Farrow. Algún tiempo después, la madre admite en Vanity Fair que ese niño, que no se parece en nada a Woody Allen, puede ser hijo de Frank Sinatra.

La relación entre Mía y Woody se rompió en 1992, pero no porque ella tuviera un hijo de su primer marido, sino porque él empezó una relación con una hija adoptiva de Mia, Soon Yi, entonces ya de 21 años, con la que ya lleva 22 de casado. El escándalo fue uno de los más sonados de la década de los 90 del siglo anterior.
Mia Farrow estalló de ira al conocer esta relación. Intentó destruir a Allen por todos los medios, incluso los no judiciales.

David Evanier (1945), escritor judío de Brooklyn que acaba de sacar a la luz una autobiografía sobre el cineasta y músico, “Woody” sostiene que después de muchas conversaciones e intercambios de mails, Mia Farrow y Frank Sinatra hablaron de eliminar físicamente al neoyorquino. “La Voz” no estaba bromeando: recurrió a sus contactos en el mundo del hampa para ver qué posibilidades había de matar al cineasta. «Frank de verdad quería acabar con él.

Lo odiaba. Pero no podía hacerlo él mismo y nadie estaba dispuesto a hacerle el favor. No es que estemos hablando de la gente con más escrúpulos del mundo, pero tampoco iban a matar a un director de cine famoso solo porque hubiera engañado a la ex mujer de otro tipo. Woody estaba muerto de miedo».