YOANNA SHUBICH GREEN

México fue el primero en sufrir la gran embestida y todo a través de tuits y órdenes ejecutivas.

Tan sólo bastaron diez días para ver que el presidente Donald Trump no se moderó al tomar el poder y que hará todo lo posible para cumplir con sus promesas de campaña. México fue el primero en sufrir la gran embestida y todo a través de tuits y órdenes ejecutivas. El gobierno mexicano trató de tener un acercamiento por los canales formales, a través de las relaciones personales del canciller Videgaray y explicar con cifras y hechos la interrelación que existe entre ambos países, sin embargo, el presidente Trump no oye razones y sólo se guía por lo que él cree que es “la realidad y su verdad”.

El doctor John D. Gartner, sicoterapeuta de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, decidió romper el código ético con el fin de advertir al público estadunidense sobre la peligrosidad del estado mental de Trump. Gartner, no oficialmente diagnosticó a Trump con base en su comportamiento público como “narcisismo maligno”, cuyas características son: agresividad, paranoia, grandiosidad, egocentrismo, manipulativo, a menudo carecen de control de los impulsos y la empatía. Éste hará grandes esfuerzos para lograr su objetivo. Pueden ser inteligentes, encantadores, mentir, acusar falsamente, dramatizar, difamar, engañar, culpar o torcer para obtener lo que quieren y se sienten justificados al hacerlo. Carecen de culpa o remordimiento y tienden a sentir o pronunciar que son ellos los que han sido maltratados. (V.gr. el tuit de que México ha tratado mal a EU). El narcisismo maligno es incurable.

Además, vivimos en una era en que prevalece la posverdad. El Diccionario de Oxford la define como “el fenómeno que se produce cuando los hechos objetivos tienen menos influencia en definir la opinión pública que los que apelan a la emoción y a las creencias personales”. Es decir, el arraigo de creencias y convicciones basadas en la emoción no logran ser refutadas por la evidencia y los hechos objetivos. Lo racional se somete a lo emocional. Lo anterior se exaltó después de la crisis financiera de 2008.

El uso masivo de las redes sociales juega un papel determinante. Las opiniones de la gente inconforme y enojada viajan de forma inmediata; la opinión, rumores, chismes y verdades a medias se vuelven la verdad absoluta, sin importar ni los hechos ni las evidencias objetivas. Las redes empoderaron a las personas, lo que tiene efectos positivos (se han denunciado la corrupción, delitos, etcétera), pero dentro de los aspectos negativos todos son “expertos” con voz y “estás de acuerdo conmigo o en mi contra”. Esto es narcisista y te conviertes en una celebridad como Trump que es un showman, que no distingue entre la ficción y lo real. Tuitear tiene el mismo peso que un investigador o experto para el que todo es “relativo”.

Es en este contexto donde el gobierno mexicano tendrá el reto de tratar con la posverdad, el narcisismo del presidente Trump; donde las emociones y percepciones son más importantes que la verdad, por lo que ningún argumento racional ni objetivo reduce lo visceral. Por ello, la diplomacia y política tradicional no funcionan. Así, hay que buscar a todos los aliados estadunidenses y externos para hacer un contrapeso a la política de Trump. Los consulados deben obtener más recursos para tener presencia y cambiar la percepción de México en EU.

 

 

* Yoanna Shubich Green, coordinadora académica de la Facultad de Estudios Globales. Universidad Anáhuac México.

Fuente:excelsior.com.mx