LA MEIDELE

1. “Man Plans, God Laughs”

En el 2015 el afamado grupo de Hip Hop, Public Enemy, lanzó el disco “Man Plans, God Laughs”… ¿les suena conocido? ¡Este título es un proverbio yiddish a más no poder! “Der mentsh trajt un got lajt” , el hombre planea y Dios se ríe. No sé como llegó a este título Kendrick Lamar, pero ciertamente es una gran frase que aplica como filosofía de vida.

2. Pastrami.

Aunque usted no lo crea la palabra pastrami (protagonista de deliciosos sándwiches de deli con nombres paisanos como el Reuben o el Woody Allen) proviene de la palabra yiddish pastroma. Una carne fría a base de res, que es servida con pickels estilo kosher, una buena sour kraut y un pan de rye, te puede llevar directito al himl (cielo).

3. Seinfeld.

Todos sabemos que Seinfeld es muy paisano y que todo su show tiene muchos elementos de nuestra religión. Sin embargo, hay elementos de este programa completamente Yiddish, no solo un poquito sino ¡Completamente! Es un humor totalmente irreverente, en donde aparecen todas las figuras de los cuentos yiddish de la historia, el shlimazl, la yiddishe mame, etc. ¿Sabían que existe Seinfeld doblado al yiddish? ¡Está para pisharse de la risa!

4. “Either All Or Nothing”.

Un Jazz Standard muy popular de los años 40. Arthur Altman y Jack Lawrence compusieron esta canción en 1939 se popularizó por el mismísimo Frank Sinatra, también fue protagonizada por artistas de jazz de la talla de Chet Baker, John Coltrane, Diana Krall y la inigualable Sarah Vaughan. Esta frase es muy popular en la cultura yiddish, y no dudo que el señor Altman se haya inspirado en la frase oder gor oder gornisht, o todo o nada.

5. Los Bagels.

Este pan que todos adoramos y que servimos en todos y cada uno de los desayunos de bar mitzvot y brit milot acompañados de queso crema y lax (lax también en una palabra de origen yiddish) tiene un origen muy yiddish. Para empezar se dice beygl no baigel. Este producto se originó en los shtetls de Polonia, en donde hacían masa de pan a mano y hervían la masa antes de ponerla en el horno. Los inmigrantes paisanos que llegaron a Nueva York popularizaron este manjar y hoy en día no podríamos vivir sin ellos.