HESHMAT ALAVI

Luego de una semana de muchas tensiones entre el gobierno de Trump e Irán, fue bastante interesante ver cómo el líder supremo iraní, Ali Khamenei, el hombre con la última palabra en todas las cuestiones de seguridad nacional y asuntos extranjeros, permaneció completamente en silencio.

Después que la última prueba de misiles por parte de Teherán terminó en un fracaso humillante, con la nave de reingreso explotando, Washington dio inicio a una serie de acciones en un período corto.

Esto fue sin precedentes para los mulás después de ocho años de la política fallida de apaciguamiento del gobierno de Obama. Y sin embargo queda una medida tipo bala de plata que envía el mensaje final a Teherán.

La Casa Blanca de Trump respondió a la prueba de misiles balísticos por parte de Irán colocando primero al régimen “sobre aviso.” El asesor en seguridad nacional de EE.UU, Michael Flynn aprovechó la oportunidad de sus primeros comentarios públicos para hacer la advertencia que envió ondas de choque y un mensaje claro.

El Presidente Donald Trump advirtió también a los mulás cuan significativamente difiere él de su predecesor.

“Irán está jugando con fuego – ellos no aprecian lo “amable” que fue el Presidente Obama con ellos. ¡Yo no!”

Antes de que termine la semana, la administración Trump arrojó una nueva ronda de sanciones, poniendo en la lista negra a 25 individuos y entidades iraníes responsables por intensificar el programa de misiles de Irán. Hay también señales de más de tales medidas punitivas.

“El secretario de prensa del Presidente Donald Trump sugirió el viernes que podrían estar en camino más sanciones, e incluso acción militar,” indican los informes.

El Secretario de Defensa de EE.UU, James Mattis, conocido por sus comentarios “Irán, Irán, Irán,” también envió un mensaje clarísimo a los mulás tachando a su régimen como “el mayor estado patrocinante de terrorismo” del mundo.

Se ha vuelto una costumbre para los altos funcionarios iraníes, incluido Khamenei, usar los sermones de los viernes como una plataforma para hacer comentarios sobre cuestiones de política exterior. Y sin embargo no ha habido ninguna reacción seria del aparato de los mulás.

Esto prueba que Teherán ha sido atrapado con la guardia baja y calculó mal la posible respuesta del gobierno de Trump a su prueba de misil balístico.

Lo que es también interesante es que los que defienden una política de aproximación con Irán, especialmente durante los años de Obama, se niegan a reconocer sus fracasos catastróficos después de ocho años.

Irán puede recurrir a “ataques terroristas contra estadounidenses, ataques por parte de milicias chiíes contra las miles de tropas estadounidenses en Irak, o a la presión sobre el gobierno iraquí para que niegue a Estados Unidos acceso a las bases donde éste entrena a las fuerzas de seguridad iraquíes,” escribió Philip Gordon en el New York Times. Gordon fue coordinador para el Medio Oriente, África del Norte y la región del Golfo de la Casa Blanca de Obama desde el 2013 al 2015.

La Doctrina Obama dejó al Medio Oriente entero en caos. Después de la pérdida de tantas vidas, Irak fue envuelto para regalo para Irán, y las milicias chiíes de los mulás ahora vagan libremente, causando estragos y usando armamento proporcionado por Estados Unidos.

Para este fin, ningún individuo afiliado en cualquier forma con la Doctrina Obama es apropiado para expresar nada acerca de cómo la administración Trump debe planear su política para Medio Oriente.

Una figura cercana al ex presidente iraní Ali Akbar Hashemi Rafsanjani describió el mandato de Obama como la “era dorada.” Con un nuevo gobierno en Washington, Irán comprende que este periodo terminó.

Aparte, el primer episodio de la saga Trump-Irán, comenzando con la prueba del misil del 29 de enero y alcanzando el punto de las sanciones impuestas por la Casa Blanca el 3 de febrero, tiene a muchos prediciendo un viaje tormentoso por delante para Teherán.

La administración Trump está evaluando más mensajes contra Irán. Las últimas dos presidencias probaron que ni la guerra ni el apaciguamiento es la respuesta para atacar a los mulás.

Hay una tercera ruta bastante disponible ante Estados Unidos y el Occidente: apoyar verdaderamente al pueblo iraní cuando ellos caminan hacia adelante en su búsqueda de lograr la realidad y democracia a través del cambio de régimen.

El principal enemigo del pueblo iraní, y de todas las naciones del Medio Oriente, no es ningún otro que la Guardia Revolucionaria (CGRI) de los mulás. Conocida por su rol principal en la opresión interna, la intervención militar extranjera con un énfasis en la participación de Teherán en Siria, el programa nuclear de Irán, y el manejo de misiles balísticos, el CGRI debe ser designado como una organización terrorista extranjera.

Con el control que el CGRI ha obtenido sobre el aparato político y económico de Irán, un registro como organización terrorista extranjera ataca las entidades centrales de los mulás y finalmente los pondrá de rodillas.

Como fue sugerido por la líder de la oposición iraní Maryam Rajavi, presidente del Consejo Nacional de Resistencia de Irán (NCRI), deben ser prohibidos todos los tratos y comercio con empresas afiliadas al CGRI.

El mundo recuerda cómo Obama eligió intercambiar cartas secretas con Khamenei en vez de apoyar los levantamientos nacionales del pueblo iraní en el 2009. El registro del CGRI en la lista negra por parte del gobierno de Trump alentaría al pueblo iraní, sabiendo que el nuevo gobierno estadounidense está del lado de ellos, en su lucha por la libertad.

 

Fuente: American Thinker
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México