BARAK RAVID

El esquema de Kerry incluía el reconocimiento árabe de Israel como un Estado judío. Netanyahu afirmó que no podía conseguir el respaldo de su coalición.

ESTI PELED PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – El primer ministro Benjamín Netanyahu participó en una cumbre secreta en Aqaba hace un año junto con el rey Abdalá II de Jordania y el presidente egipcio Abdel Fattah al-Sissi, en la que el entonces secretario de Estado norteamericano John Kerry presentó una iniciativa de paz regional que incluía el reconocimiento de Israel como Estado judío y la reanudación de las conversaciones con los palestinos con el apoyo de los países árabes.

Netanyahu rechazó la propuesta de Kerry y dijo que su coalición gobernante no la aprobaría. Sin embargo, la cumbre de Aqaba sentó las bases para las negociaciones entre Netanyahu y el líder de la oposición Isaac Herzog (Unión Sionista) dos semanas después para establecer un gobierno de unidad.

Ex altos funcionarios de la administración de Obama que pidieron permanecer en el anonimato dieron a conocer los detalles de la cumbre y de la iniciativa de paz. La Oficina del Primer Ministro se negó a hacer comentarios.

La cumbre fue iniciativa de Kerry, tras el fracaso de la propuesta de paz en abril de 2014 que llevó al estancamiento de las negociaciones entre Israel y los palestinos. Durante los siguientes 18 meses, Kerry se centró en alcanzar un acuerdo con Irán sobre su programa nuclear. El pacto se firmó finalmente en julio de 2015 y fue ratificado por el Congreso a mediados de septiembre.

En octubre de ese año, Kerry reanudó sus esfuerzos para promover el proceso de paz israelí-palestino tras la escalada de tensiones sobre el Monte del Templo y ña ola de violencia en Jerusalem Oriental y Cisjordania.

A finales de octubre, se lograron entendimientos confirmando el status quo en el Monte del Templo por parte de Israel, los palestinos y Jordania. Israel y Jordania acordaron colocar cámaras de circuito cerrado en el Monte del Templo, una idea que nunca fue implementada.

Dos semanas más tarde, Netanyahu llegó a Washington para su primer encuentro con Obama en más de un año, un período de grandes tensiones entre ambos líderes en torno al acuerdo nuclear con Irán.

Durante su reunión con Obama en la Oficina Oval el 10 de noviembre, Netanyahu dijo que tenía nuevas ideas para renovar las conversaciones con los palestinos. Obama, que ya no creía que Netanyahu tenía intenciones serias, le pidió que discutiera el asunto con Kerry.

Al día siguiente, Netanyahu se reunió con Kerry y propuso una serie de gestos significativos a los palestinos en Cisjordania, que incluían permisos para la construcción masiva de viviendas palestinas en el área C, el área de Cisjordania bajo control militar y civil israelí. Netanyahu pidió que Washington reconociera que Israel podía construir en los grandes bloques de asentamientos judíos en Cisjordania, pero no dejó claro si cesaría la construcción fuera de esos bloques.

Dos semanas después, Netanyahu mantuvo dos largas reuniones con el gabinete de seguridad en las que intentó obtener apoyo para las iniciativas planeadas en Cisjordania. Pero más tarde se desalentó ante una serie de ataques terroristas en ese momento, aunada a la firme oposición de sus socios de la coalición – los ministros Naftali Bennett y Ayelet Shaked del partido de derecha Habait Hayehudi.

Cuando Kerry llegó a Israel el 24 de noviembre, Netanyahu le informó que las propuestas que había presentado dos semanas antes ya no estaban sobre la mesa. Sorprendido por el retroceso de Netanyahu, se reunió con Herzog el mismo día para explorar la posibilidad de que la Unión Sionista se uniera al gobierno.

“Hay cero señales de un cambio en la política o el enfoque de Netanyahu,” dijo Herzog a Kerry. El presidente de la Unión Sionista concluyó que bajo esas circunstancias no había razón para que su partido se uniese a la coalición.

Kerry dejó la región frustrado y enojado. En un discurso pronunciado en el Foro Saban en Washington una semana después, criticó severamente a Netanyahu, diciendo que la política de su gobierno conduciría a un Estado binacional.

Tras el fracaso de la misión de Kerry, los palestinos reanudaron las medidas unilaterales contra Israel en las Naciones Unidas, incluyendo un proyecto de resolución en el Consejo de Seguridad sobre los asentamientos. En Israel, el gabinete de seguridad comenzó a discutir la posibilidad de la caída de la Autoridad Palestina. En Europa, Francia se preparaba para una reunión de decenas de ministros de Exteriores sobre la cuestión israelí-palestina.

A pesar del callejón sin salida, Kerry no se dio por vencido. En diciembre y enero elaboró un documento que incluía principios para la renovación de las conversaciones entre israelíes y palestinos en el marco de una iniciativa de paz regional con la participación de los países árabes. El plan que formuló a principios de 2016 era idéntico al que presentó al final de ese año, tres semanas antes de la toma de posesión de Donald Trump.

  • Fronteras internacionales seguras y reconocidas por Israel y un Estado palestino sostenible y contiguo en las fronteras de 1967, con intercambios de territorio acordados.
  • Implementación de la Resolución 181 de las Naciones Unidas (el Plan de Partición) de dos Estados para dos pueblos, uno judío y otro árabe – que se reconocen mutuamente y otorgan igualdad de derechos a sus ciudadanos.
  • Una solución justa, acordada, y realista a la cuestión de los refugiados palestinos que se ajusta a una solución de dos Estados para dos pueblos y no altera el carácter básico de Israel.
  • Una solución acordada para Jerusalem como capital de ambos países, reconocida por la comunidad internacional que garantiza el acceso a los lugares sagrados manteniendo el statu quo.
  • Una respuesta a las necesidades de seguridad de Israel, que garantiza su capacidad de protegerse eficazmente y asegura la capacidad del liderazgo palestino de proporcionar seguridad a sus ciudadanos en un Estado soberano y desmilitarizado.
  • El fin del conflicto y de las demandas, que permitirá normalizar los vínculos y aumentar la seguridad regional para todos, de acuerdo con la visión de la Iniciativa de Paz Árabe.

El 31 de enero, Kerry se reunió con Netanyahu en la ciudad turística de Davos, Suiza, donde le presentó los seis principios de la iniciativa de paz regional aunados a una idea tentadora – una cumbre con el rey Abdalá y al-Sissi para discutir formas de impulsar el proceso.

Kerry informó al presidente palestino Mahmoud Abbas sobre su encuentro con Netanyahu en Davos y junto con sus asesores comenzó a organizar la cumbre secreta que tendría lugar el 21 de febrero en Aqaba.

Abbas no participó en la cumbre, pero sabía que se llevaría a cabo. En la mañana del 21 de febrero se reunió con Kerry en Ammán, pero ninguno de ellos reveló lo que tendría lugar unas horas más tarde. Kerry terminó su reunión con Abbas y 45 minutos más tarde aterrizó en Aqaba junto con algunos de sus asesores y el ministro de Relaciones Exteriores jordano Nasser Judeh.

Previo a la cumbre de cuatro vías, Kerry se reunió por separado con cada uno de los líderes. Un ex alto funcionario estadounidense dijo que el entonces secretario de Estado pidió a Abdalá y al-Sissi apoyar el plan y persuadir a otros países árabes como Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos unirse y participar en una iniciativa diplomática regional que incluiría la reanudación de las negociaciones entre Israel y los palestinos.

El objetivo de Kerry era que Abdalá presionara a Abbas para que aceptara reanudar las conversaciones en base al plan estadounidense, y al-Sissi haría lo mismo con el gobierno israelí. El ex alto funcionario estadounidense señaló que Abdalá y al-Sissi acordaron expresar su apoyo al plan, aunque incluyera el reconocimiento de Israel como un Estado judío.

Ex altos funcionarios estadounidenses señalaron que en una reunión con Netanyahu en el contexto de la cumbre, el primer ministro evadió una respuesta clara sobre el plan propuesto. Ellos indicaron que Netanyahu presentó una serie de reservas, argumentando que los principios eran demasiado detallados y que tendría dificultades para que sean respaldados por su coalición.

La reunión de los cuatro fue muy dramática. A pesar de que se reunieron para discutir la iniciativa de paz, una parte importante de las discusiones se centró en la situación regional. Abdalá y al-Sissi criticaron las políticas del gobierno de Obama en el Medio Oriente, principalmente con respecto a Irán y Siria. Sin embargo, ambos reaccionaron positivamente a su propuesta e intentaron convencer a Netanyahu para que la aceptara.

Los ex altos funcionarios estadounidenses dijeron que Netanyahu estaba vacilante y presentó un plan propio de cinco incisos. A través de su propuesta, el primer ministro israelí expresó su disposición de adoptar medidas en torno a los palestinos en Cisjordania y la Franja de Gaza que había discutido con Kerry en noviembre de 2015. También dijo que publicaría una declaración vinculada con la Iniciativa de Paz Árabe.

A cambio, Netanyahu pidió reanudar las negociaciones con los palestinos y celebrar una cumbre regional de paz con la participación de altos representantes de Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y otros países sunitas musulmanes.

Después de varias horas de conversaciones, los líderes volvieron a sus capitales aceptando considerar las diversas propuestas. La cumbre secreta en Aqaba tuvo un efecto casi inmediato en la política nacional israelí, proporcionando la base sobre la cual dos o tres semanas después Netanyahu y Herzog discutieron un gobierno de unidad nacional.

Durante los contactos, Netanyahu informó a Herzog, sobre la cumbre en Aqaba. El líder de la oposición israelí se mostró escéptico y llamó a Kerry, Abdalá y Sissi para discutir los detalles.

Los líderes de Egipto y Jordania se mostraron escépticos sobre la capacidad de Netanyahu de promover un verdadero proceso diplomático con su coalición gobernante. Ambos consideraron que la inclusión de Herzog o del líder Yair Lapid de Yesh Atid en la coalición de Netanyahu justificaría su esfuerzo de presionar a los palestinos, o hacer un esfuerzo para conseguir la participación de Arabia Saudita y otros países árabes en un cumbre regional.

Ayer, Herzog se negó a proporcionar información sobre el tema. Sin embargo, los detalles obtenidos en marzo de 2016 en torno a la cumbre secreta en Aqaba, así como el plan de Kerry y las posturas de Abdalá y al-Sissi aparentemente lo convencieron a entablar conversaciones intensas con Netanyahu y declarar públicamente el 15 de mayo que existía una excepcional oportunidad regional diplomática que podría no repetirse.

Pocos días después de los comentarios de Herzog, fracasaron las negociaciones de la coalición. Netanyahu decidió abandonar el diálogo con Herzog a favor de que Yisrael Beiteinu se uniera al gobierno, junto con el nombramiento del líder del partido, Avigdor Lieberman, como ministro de Defensa.

El 31 de mayo, minutos después de que Lieberman prestara juramento en la Knesset, él y Netanyahu dijeron a las cámaras que apoyaban una solución de dos Estados para el conflicto con los palestinos. Ambos añadieron que la Iniciativa de Paz Árabe incluía componentes positivos que podrían ayudar a reanudar las conversaciones con los palestinos.

En los nueve meses que han transcurrido desde entonces, no han habido avances en el frente diplomático. El miércoles pasado, en una conferencia de prensa en la Casa Blanca con Trump, Netanyahu nuevamente instó a una iniciativa de paz regional.

“Por primera vez en mi vida, y por primera vez en la vida de mi país, los países árabes de la región no ven a Israel como un enemigo, sino, cada vez más, como un aliado”, dijo Netanyahu. Dirigiéndose directamente a Trump, añadió: “Creo que bajo su liderazgo, este cambio en nuestra región crea una oportunidad sin precedentes para fortalecer la seguridad y promover la paz. Aprovechemos este momento juntos”.

Fuente: Haaretz / Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudíoMéxico