Apolo, el dios del Sol para los griegos es visto como un dios racional y medido; metódicamente maneja su carruaje todos los días del Universo; sus flechas son inclusive más fuertes que las de Cúpido. Ra es el dios más poderoso de los egipcios, a él están dedicadas las pirámides y en su mundo él gobierna entre los dioses. La gran mayoría de las civilizaciones han adorado al Sol, sus calendarios se fijan alrededor de ciclos solares y sus cantos ruegan por su compasión. Sin embargo, el judío… El judío alaba a la luna.

Mientras que algunos pueblos se doblan ante los poderosos rayos del Sol, su fuerza y su fuego capaz de iluminar la Tierra entera y quemar los pastos con su proximidad, nosotros apreciamos que la luna brilla entre la oscuridad.

En el judaísmo no rezamos a ningún astro, únicamente rezamos a D-os. Sin embargo, reconocemos que cada creación que Él hizo tiene un valor material y espiritual con los cuales el mundo interactúa. Todos los seres creados por la mano divina están en armonía y siguen una jerarquía que reconocemos dentro de nuestros rezos.

Esto es bastante común en muchas religiones y tradiciones antiguas. En la tradición judía la luna tiene una jerarquía mayor al Sol lo mismo que la mujer al hombre.

En el Talmud se menciona que cuando la luna fue creada no necesitaba del Sol para poder brillar; su fuerza era mucho más grande porque su luz era interna, mientras que la luz del Sol es superficial. El Sol representa la fuerza del exterior. La luna, la fuerza del interior; simboliza al ser y a la espiritualidad.

Se vio forzada a reducirse porque en el cielo no podían haber dos luminarias tan poderosas. Sin embargo, en el mundo venidero, cuando este mundo haya sido transformado por las mitzvot y la Torá volverá brillar nuevamente y con mucha mayor fuerza. En ese mundo también la mujer volverá a parir sin dolor.

La luna necesita del Sol para poder brillar, como la mujer necesita del hombre para poder crear a un ser humano. Sin embargo, ambas al recibir esta pequeña semilla son capaces de cuidarla y hacerla crecer a un nivel mucho mayor que el que tenía al inicio.

Ambas representan la interioridad, la fe y la trascendencia:
La luna es capaz de superar la muerte y renovarse cada mes. Al igual que la mujer, quien marca los ciclos de vida y renovación en las relaciones maritales.

La fe de la mujer es más fuerte que la del hombre, y como la luna, es capaz de brillar en la oscuridad.

Ambas marcan el destino de la nación de Israel; la luna a través de los meses, la mujer a través de su vientre. A la vez, ambas saben recluir su belleza porque su fortaleza radica en el interior.

La Torá y el Talmud se refieren a Israel como nación en femenino y la comparan constantemente con la luna, porque es la única nación capaz de doblar su orgullo para servir a D-os. La compasión, la humildad y la bondad son las características que más destacan de este pueblo y son características profundamente femeninas. Características que se refieren a la fuerza interior del ser humano más que a su fuerza exterior, a su poder espiritual más que a su poder físico.

La relación que existe entre la luna, la mujer e Israel se celebra en una festividad que tenemos llamada “Rosh Jodesh” que en hebreo quiere decir inicio del mes.

Los meses y los años se estipulan conforme a la luna, son extremadamente importantes porque marcan el tenor espiritual del día, los rezos que se realizan y la forma de santificar las fiestas. Rosh Jodesh es el inicio del mes, el momento en que la luna vuelve a nacer después de su periodo de descanso. Es un día sagrado y se celebra.

En este día se dicen rezos especiales, se santifica la luna con un rito, se lee de la Torá y en algunas familias se hace una comida de celebración. A diferencia de las otras fiestas, ésta fue dada especialmente a las mujeres como mérito que se negaron a participar en el evento del Becerro de Oro.

Es un día donde se recuerda el suceso, se admira la determinación de la mujer, su fe fuerte y se le pide que lo disfrute. Muchas mujeres en este día usan ropa nueva, dejan de hacer trabajos que no les son agradables y se reúnen a celebrarlo en conjunto.

Por lo general se organizan grupos donde recitan salmos, leen pasajes de la Torá y cantan canciones juntas. Es la fecha ideal para celebrarlo con las hijas y recodar la importancia que tiene la mujer en el judaísmo y la Torá.