Con gran despliegue de creatividad, música, respeto por la tradición judía y la cultura mexicana, se llevó a cabo la Noche Mexicana para celebrar de una manera muy sui generis esta fiesta que recuerda el triunfo del bien sobre el mal.

 

En esta colorida presentación vimos cómo Mordejai (Avi Bleier), se impuso al Malvado Hamán (Jazán Ari Litvak), gracias a la intervención de la Reina Esther (Giselle Arditti), después de que Vasthi (Debora Wapinsky) abandonó a el rey Ajashberosh (Abraham Nikin). Todo ello contado a través de un narrador imparcial, pero apasionado (Rab Leonel Levy), en un escenario natural… el Colegio CIM ORT.

Hasta ahí llegaron alrededor de 500 personas para presenciar esta puesta en escena. Vale la pena destacar el “encontronazo” de voces entre Mordejai y Hamán. Ambos cantando a todo pulmón con la música de mariachi que sonaba por todo el auditorio. Parodias de canciones como México lindo y querido, con motivos judaicos, hicieron que el público disfrutara de esta puesta en escena que en un punto recordó los diálogos de aquella película mexicana donde Pedro “El Malo” y Jorge “El Bueno” se dan, musicalmente hablando, hasta con la cubeta.

La intervención de los pequeños de kínder y primaria, con números musicales, dio realce al evento e hicieron la delicia de padres, abuelos, tíos, hermanos y toda la familia.

Las letras de las canciones que se interpretaron, montadas sobre las notas musicales de canciones muy mexicanas, invitaban a “abrir todo el pecho y gritar Qué lindo es Jalisco”, aunque en verdad fuese “Qué lindo es Purim”.

A toro pasado, o a Hamán colgado, sólo resta agradecer a la Comunidad Bet El, a todos los creativos, a los actores, a CIM-ORT, a los patrocinadores y al público asistente por la oportunidad de disfrutar de esta manera una fiesta tan significativa para el Pueblo Judío, ligándola de esta manera a esta “Bendita Tierra” que es México.

Para concluir la parte artística, se leyeron fragmentos de la Meguilá Esther. Y al finalizar se dio paso a la comida festiva, al convivio, a las amenidades para los niños, a la charla entre amigos, al abrazo de hijos y parientes.

Así, B”H, pudimos disfrutar y agradecer, nuevamente, de las bendicones de D-os que permiten, con la intervención del hombre, vencer al mal.

¡Jag Purim Sameaj! ¡Y ajúuua!