GILAD SHARON / Representantes de los estados árabes se sentarían allí junto con los palestinos, ¿y qué lado creen que apoyarían?

“Dale agua, dale agua”. Oímos este consejo sin sentido cuando la gente se enfrenta a una emergencia y no sabe qué hacer.

Si alguien yace en el suelo inconsciente, por ejemplo, se lo puede literalmente ahogar vertiendo agua por su garganta. Yo mismo he impedido que un grupo bien intencionado de payasos dieran agua a su amigo gravemente herido en un accidente de coche y lo más probable es que lo habrían ahogado.

Se “les da agua” si tienen una pierna rota – o si se disparan misiles contra Israel.

El agua, el elixir de la vida, la solución a todos los problemas. Pero más que ayudar a la persona necesitada, ayuda al genio que se la ofrece.

Esto es lo que pasa por mi mente cada vez que oigo las palabras “conferencia regional”. Cuando un tonto cabeza hueca quiere decir algo que suene inteligente, suena como una solución que todo lo abarca que finalmente pondrá fin al problema con esa gente, ya saben, los palestinos, sale con el lema “conferencia regional” y al mundo entero le parece bien.

¿Qué pasaría realmente en tal conferencia si alguna vez ocurriera? Representantes de los estados árabes se sentarían allí junto con los palestinos, ¿y qué lado creen que apoyarían?

¿Llamarían a los palestinos a reconocer nuestro derecho a un Estado judío? ¿Les explicarían que tienen que pagar un precio por los cien años de terrorismo?

¿Que lo que pudieron haber tenido hace 70 años, pero una vez rechazado, ya no lo podrán tener después de la Guerra de Independencia? ¿Que lo que tenían hace 50 años, pero que no les pareció suficiente, lo perdieron después de la Guerra de los Seis Días?

¿Que lo que no aceptaron cuando los primeros ministros Ehud Barak y Ehud Olmert lo ofrecieron, no se les va a ofrecer de nuevo?

¿Les dejarían claro a los palestinos que el rechazo tiene un costo? ¿Que la forma en que están dirigiendo la Franja de Gaza es una señal de lo que sucedería en Judea y Samaria, porque están demostrando que no se puede confiar en ellos y que si no estamos allí se convertirá en un estado terrorista?

¿A quién presionarían los países árabes? ¿De quiénes exigirían que se aceptaran “refugiados” palestinos, como se estipulaba en la iniciativa saudí? ¿A quién culparían si la conferencia fracasara?

Tienen que entender: no hay solución inmediata, y no importa cómo se intente lograrla. Conversaciones directas, una conferencia regional o cualquier otra solución rápida – no va a suceder. Cualquier acuerdo, si se alcanza alguna vez, tomará mucho tiempo.

Mientras tanto, aparte del silencio, no exigimos nada y no concedemos nada.

Lo que es más, siempre hay una solución lógica esperando paciente, aunque probablemente no sería del agrado del rey Abdula de Jordania. Pero ¿cómo se puede pesar el bien de un hombre contra el bien común?

Parafraseando a Jabotinsky, dos márgenes tiene el Jordán; éste es nuestro y aquel de nuestro vecino. Tres cuartas partes de la Tierra de Israel se encuentran al este del río Jordán.

Si ese territorio fuera declarado Estado palestino, ya no tendríamos que negociar con el sindicato corrupto conocido como Autoridad Palestina. Ya no sería un factor.

Y no habría más una inútil “industria de la paz” que ponga comida en la mesa de cualquier cantidad de aprovechados cuyo trabajo principal es calumniarnos. Los palestinos tendrían su país, y podrían votar por el parlamento en Amán o incluso presentarse a las elecciones, como en los tiempos del rey Hussein. Y eso no fue hace tanto tiempo.

Fuente: The Jerusalem Post – Traducción: Silvia Schnessel – © EnlaceJudíoMéxico