El grupo terrorista tiene un arsenal estimado de 140,000 misiles y cohetes, además, ahora puede fabricar armas avanzadas en talleres subterráneos.

GEORGE CHAYA

El periodista y escritor Noah Beck publicó recientemente en el Jerusalem Post que “en un conflicto futuro, Hezbolá tiene la capacidad de disparar 1,500 cohetes por día sobre territorio israelí”. Tal escenario pondría en problemas a los sistemas de defensa antimisiles de Israel.

Beck menciona declaraciones del líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah en las que advierte recientemente que su grupo podría producir bajas israelíes a gran escala atacando la base de almacenamiento de amoniaco en Haifa y el reactor nuclear de Dimona.

A mediados de marzo, la revista Tower publicó que “desde el comienzo de la guerra civil siria, Irán ha proporcionado a Hezbolá gran cantidad de armas modernas que han llegado a manos del grupo terrorista”.

La información también fue publicada este fin de semana por el diario libanés An-Nahar, que advirtió: “En caso de que tal escenario se materialice, Israel responderá con un poder de fuego sin precedentes para defender a sus civiles y será responsabilidad de Hezbolá el gran número de civiles libaneses víctimas de un casi seguro y masivo contraataque israelí”.

The Jerusalem Post comparte la misma preocupación que el diario beirutí, y señala que “los misiles de Hezbolá y las plataformas para dispararlos están camufladas en unos 10,000 lugares en más de 200 pueblos y aldeas civiles al Sur del río Litani, no en bases militares”.

El ejército israelí advirtió por medio de un comunicado sobre este crimen de guerra de Hezbolá y la grave amenaza que la organización terrorista plantea a ambas partes, pero esa alarma no generó casi ninguna atención por parte de los medios de comunicación mundiales, las Naciones Unidas u otras instituciones internacionales.

Al igual que Hamas, Hezbolá sabe que las muertes civiles a manos de Israel son un activo estratégico, porque producen presión diplomática para limitar la respuesta militar de Israel. Según informes del diario saudita As Sharq al-Awsat, Hezbolá llegó a ofrecer viviendas al 20% de su valor real a familias chiitas que permitan que el grupo terrorista almacenara lanzacohetes en sus hogares.

La pregunta es por qué la prensa internacional, Naciones Unidas, las organizaciones de derechos humanos y otras instituciones supranacionales no están haciendo nada para prevenir la muerte de civiles, cuando la presencia del Hezbolá en el sur del Líbano es una violación flagrante de la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, y cuya exigencia es que el área sea una zona “libre de cualquier grupo armado y de emplazamientos de armas que no sean del ejército libanés y las Fuerzas Provisionales de la ONU en Líbano (UNIFIL)”.

La resolución también requiere que Hezbolá sea desarmada, pero el grupo tiene hoy un arsenal que supera al propio ejército libanes, con un estimado de 140,000 misiles y cohetes, además, ahora puede fabricar armas avanzadas en fábricas subterráneas.

“Las aldeas que almacenan las armas de Hezbolá se han convertido en puestos militares, y por lo tanto son objetivos legítimos”, dijo Yoram Schweitzer, investigador del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de Israel.

Meir Litvak, director del Centro de Alianza para Estudios Iraníes de la Universidad de Tel Aviv, está de acuerdo, agregando que la atención global “debería poner en evidencia la hipocresía de Hezbolá en su cínico uso de civiles a quienes expone innecesariamente al sacrificio como escudos humanos”.

Para Eyal Zisser, un investigador del Centro Dayan para Oriente Medio, Hezbolá explota el hecho de que “la comunidad internacional está demasiado ocupada y débil para hacer algo al respecto”. Todas estas “conversaciones e informes no tienen sentido”. Vea lo que está sucediendo en Siria”, dijo Zisser.

“Si Hezbolá provoca una guerra, Israel puede atacar legítimamente las áreas civiles que almacenan sus armas, y como se ha hecho antes, primero tendrá que advertir a los civiles para que abandonen esas áreas siempre que Hezbolá se los permita, dijo Litvak. Pero “sin duda será muy difícil y se verá mal en la televisión”.

Auque los estados árabes sunitas están generalmente unidos contra el eje chiita de Irán-Hezbolá,  Litvak, Zisser y Schweitzer estuvieron de acuerdo en que Israel no podrá esperar más que un apoyo silencioso de ellos cuando los misiles comiencen a volar.

“El Gobierno libanés abraza a la misma organización terrorista que podría causar cientos de miles de muertes civiles libanesas. Ese error convierte zonas residenciales en zonas de guerra”, publicó As Sharq al Awsat. “Los árabes del Golfo creen que la aceptación oficial de Hezbolá por el gobierno libanés y su política de no oponerse a sus bases militares en áreas residenciales elimina cualquier restricción previa a la calificación israelí de áreas civiles”.

El diario saudita informa que “las instituciones libanesas, su infraestructura, el aeropuerto, las centrales eléctricas, carreteras y las bases del ejército libanés pueden ser blancos legítimos si se desencadena una guerra”. “Eso es lo que ya deberíamos decir los árabes al gobierno libanés y al mundo antes de que Irán le ordene a Hezbolá iniciar la guerra”.

Un alto cargo de la inteligencia saudita declaró bajo anonimato al diario que “en una futura guerra, Hezbolá está preparada para lanzar sus misiles a las comunidades civiles israelíes. Israel, en respuesta, tendrá que atacar los lugares donde estén emplazados esos misiles y los depósitos de armas. En ambos casos, esos objetivos están rodeados de civiles libaneses”. “La atención mundial por parte de periodistas y diplomáticos a los abusos de Hezbolá y su patrocinador, Irán, será lo único que podría llevar a una presión internacional que, en última instancia, reduzca o incluso evite esas muertes de civiles”.

Para el portal libanés opuesto a Hezbolá, Liban Now, “los que realmente se preocupan por los civiles, deben saber que Hezbolá demostró total indiferencia por la vida de inocentes en Siria ayudando al régimen a suprimir violentamente las protestas pacíficas que precedieron a la guerra civil en 2011. En abril pasado, Hezbolá asesinó a civiles que intentaban huir de la ciudad sunnita de Madaya, cerca de la frontera libanesa. Y en 2008, sus combatientes tomaron el control de varios barrios de Beirut matando civiles inocentes después que el gobierno libanés intento cerrar su red ilegal de telecomunicaciones en el Aeropuerto de la ciudad.

El terrorismo de Hezbolá ha cobrado miles de vidas durante décadas, “desde 1982, cientos de inocentes han perdido la vida y miles han resultado heridos por su Hezbolá”. “Si las potencias mundiales y los medios de comunicación internacionales realmente se preocupan por evitar la muerte de civiles, deberían condenar en voz alta los esfuerzos de Hezbolá para causar la muerte masiva de civiles libaneses y la destrucción del país en la próxima guerra chiita-iraní contra Israel”.

 

 

Fuente:infobae.com