El Maror, las verduras amargas que comemos en el Seder, nos recuerda la forma en la que los egipcios nos maltrataron, nos demonizaron y nos hicieron sufrir. Rabban Gamliel menciona al Maror como una de las 3 ideas centrales que debemos transmitir a nuestros hijos en el Seder de Pésaj, junto con la Matzá y el Qorbán Pésaj. Pero, ¿Por qué es importante transmitir esta “dolorosa” información en la noche del Seder? ¿No deberíamos concentrarnos exclusivamente en “celebrar” nuestra libertad?

RABI YOSEF BITON

Creo que hay varios motivos por los cuales debemos enfatizar el Maror.

En primer lugar porque nuestros Sabios entendieron, al discutir el orden en el que la historia de Pésaj debe ser presentada (shebaj / guenai), que lo malo que nos pasó sirve para apreciar mejor lo bueno que nos pasó. Esto más o menos es conocido.

En segundo lugar, porque el odio hacia el pueblo judío no es algo del pasado. De alguna manera nuestros hijos deben saber que nuestro destino como pueblo elegido implica estar expuestos a la demonización y la persecución. Es parte integral del paquete de pertenecer al pueblo elegido.

Creo que hay una razón adicional, muy importante, por la cual debemos preservar la memoria de nuestro sufrimiento. La Torá nos enseña a canalizar positivamente la memoria del dolor que nuestros padres sufrieron en Egipto. ¿Cómo? Haciendo todo lo posible para que otras personas NO sufran. Esta idea es, me parece, una REVOLUCION de la Torá.

Me explico. En el pasado siempre se repetía la misma historia. Los pueblos que habían sido oprimidos, luchaban por su libertad, y cuando triunfaban su primera “necesidad” era la venganza, hacer sufrir a sus victimarios. Pero el tema no terminaba allí: una vez que se hacían fuertes y poderosos, se dedicaban a capturar a otros pueblos, esclavizarlos y hacerlos sufrir, como ellos sufrieron.

Este comportamiento sádico, es muy conocido, en el pasado y en el presente. Las estadísticas muestran que hay un altísimo índice de personas “abusadoras” (en todo sentido) que en el pasado han sido víctimas de abuso. A veces basta con saber que alguien fue abusado para “justificar” su conducta abusiva. Recuerdo que vi un documental sobre “gangs”, adolescentes asiáticos que atacaban y mataban a los ancianos de su propia comunidad para robarles su pensión. El documental se preguntaba “¿Por qué actuaban así? Y al final explicaba que esos jóvenes habían sido abusados de niños. Y a mí me pareció que, por este motivo, implícitamente, se los justificaba…
La Torá es una revolución moral. 180 grados de diferencia.

La Mitzvá que más repite la Torá es: “Y amarás [=te preocuparás por, te ocuparás de] el extranjero [=el desprotegido y pobre, la persona que está más expuesta al abuso], porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto”. La Torá nos enseña a canalizar nuestro sufrimiento de una manera contra-intuitiva, sobre-natural. En lugar de nutrir o justificar nuestra sed de abuso por haber sido abusados, la Torá nos dice: Tú sabes lo que significa sufrir, por lo tanto, no permitas que otra gente sufra. Tú experimentaste en carne propia lo que se sufre cuando uno es abusado, y por eso, estás capacitado mejor que aquellos que no sufrieron, para evitar que otros pasen humillación, pobreza, hambre.

Los que pasan penurias piensan naturalmente en la venganza. La Torá nos pide que enseñemos a nuestros hijos a preservar la memoria de nuestra aflicción y canalizarla, haciendo todo lo posible para evitar que otros sufran lo que nosotros sufrimos.

Un ejemplo: Conocí y conozco mucha gente muy buena y generosa. Pero, las personas más generosas, bondadosas, compasivas y angelicales que he conocido son sobrevivientes de la Shoá. Entre ellos, por ejemplo, a la rabbanit Esther Jungreis Z”L o a mi vecino Yehuda, que tiene casi 90 años y es voluntario , “First Responder”, en Hatzalah, una organización que se dedica a salvar vidas. A través de los años, he conocido decenas de sobrevivientes del Holocausto. Y todos me han impactado por su bondad y altruismo. Sus familias fueron destruidas y ahora dedican sus vidas a construir familias, a educar y a ayudar al prójimo. No creo que haya existido otra experiencia más perversa que la Shoá. Y según la “lógica de la sicología del resto del mundo” (el abusado se transforma en abusador) los sobrevivientes del holocausto deberían ser las personas más perversas, malvadas y abusivas del planeta. Sin embargo, es todo lo contrario. Y creo que es la Torá.… Creo que es este concepto que la Torá nos inculcó, OCUPATE DEL QUE SUFRE PORQUE TU HAS SUFRIDO, que no es un concepto intuitivamente humano, sino definitivamente Divino. Y que se hizo parte de nuestro carácter y nuestro ADN.

Algo más para enseñar a nuestros hijos este proximo Séder, cuando comamos el Maror….

 

Fuente:halaja.org