El hecho de que Rusia reconoció Jerusalem occidental como la capital de Israel, no significa que la embajada se trasladará de Tel Aviv a esta ciudad.

Se espera que el embajador de Rusia en Israel Alexander Shein se reúna en los próximos días con altos funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores para discutir el significado de su anuncio sorpresivo a principios de este mes, en el cual reconoció Jerusalem occidental como la capital del Estado judío.

Se espera que Shein le diga a sus interlocutores que Moscú ahora reconoce Jerusalem occidental como la capital de Israel y que cuenta con que Jerusalem oriental sea la capital de un estado palestino en cualquier acuerdo futuro.

Aunque Rusia es el primer país en el mundo que reconoce Jerusalem occidental como la capital de Israel, su decisión no significa que trasladará su embajada desde Tel Aviv a dicha ciudad.

La posición de Moscú es que, incluso con este reconocimiento, sigue comprometido con la Resolución 478 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas de 1980 que criticó a Israel por adoptar la Ley de Jerusalem (declarando Jerusalem unida como su capital), y que instó a todos los países a retirar sus embajadas de la ciudad.

Hasta ahora, el movimiento de Moscú sólo ha enfrentado una respuesta silenciosa del mundo árabe, a pesar de que muchos han advertido al presidente de los EE.UU, Donald Trump, que si lleva a cabo su promesa de campaña de trasladar la embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalem – lo cual significa el reconocimiento de al menos Jerusalem occidental como la capital de Israel – habría el riesgo de una reacción violenta, no sólo en Jerusalem, sino en todo el mundo musulmán.

Ninguna reacción de este tipo acompañó al movimiento ruso, con la explicación de que los rusos hicieron algo que Trump, en su retórica de campaña, no hizo: reconocer a Jerusalén Oeste, a la vez de declarar que se espera que Jerusalem Este sea la capital de un futuro estado palestino.

Israel, por su parte, aún no ha respondido públicamente al anuncio de Moscú, el cual se diluyó en gran medida porque se produjo dos días después del ataque químico en Idlib y pocas horas antes de que Estados Unidos lanzara 59 misiles Tomahawk a una base aérea siria, en respuesta al mismo.

Mientras existen algunas especulaciones sobre el silencio de Israel, una de ellas siendo que no puede aplaudir públicamente un movimiento que sólo reconoció la mitad de la ciudad como su capital, se espera que Shein encuentre satisfacción israelí.

Esta declaración rusa se ve como un paso adelante contra la idea de que Jerusalem debe ser un corpus separatum – una entidad separada bajo un régimen internacional – como se estableció en el plan de partición de 1947 de la ONU. El corpus separatum sigue siendo una posición de la cual muchos países, como los de la Unión Europea, nunca se han apartado formalmente, a pesar de que la UE a menudo dice que le gustaría ver a Jerusalem como capital de dos estados.

Esta jugada rusa ha sido explicada simplemente como el reconocimiento de Moscú de una realidad: la mayoría de las oficinas del gobierno israelí está situada en Jerusalén Oeste.

Sin embargo, The Jerusalem Post ha aprendido que el hecho de que el proceso diplomático de Oriente Medio se haya estancado durante tres años también desempeñó un papel en los cálculos y el calendario de Moscú, pues Rusia tomó un paso unilateral para enviar a Israel un mensaje claro de insatisfacción con el statu quo.

Aunque Moscú no trasladará su embajada a Jerusalem, se espera que Jerusalem occidental aparezca a partir de ahora en mapas oficiales rusos, y se enseñará como la capital de Israel en las escuelas del país.

Hasta el momento, ningún otro país ha seguido el ejemplo de Moscú, y, según los diplomáticos, ninguno espera hacerlo de inmediato.

Fuente: Jerusalem Post/ Traducción: May Samra