Acapulco continua siendo un importante centro turístico

El fin de semana previo a la Semana Santa fui invitado por mi hija mayor, Regina, y sus dos hijos, Sari (23 años) y Berni (20 años) a Acapulco; por 4 días tuvimos la oportunidad de una convivencia intensa que a mí en lo particular me levantó el ánimo; fui colmado de atenciones.

LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Hace mucho tiempo que no visitaba Acapulco; la reciente inauguración de un tramo de 14 km. del segundo piso del Periférico Sur de la Ciudad de México que lleva directamente a la carretera México-Acapulco evitando las casetas de cobro de la autopista, en donde habitualmente se forman largas filas de vehículos, junto con un muro que separa la circulación de quienes viajan a Acapulco y los que van a Cuernavaca, y en sentido contrario, de Acapulco a México, en la salida de Cuernavaca, favorecieron que nuestro trayecto desde México a Acapulco fuera sólo de 3:30 horas. Por lo demás, la vieja autopista México-Acapulco ha sido modernizada en diferentes tramos, así es más segura porque se fortalecieron los taludes y se pusieron mayas protectoras para evitar la caída de rocas a la carretera.

A la entrada de Acapulco tomamos una vía rápida que nos llevó directamente a nuestro hotel en Punta Diamante, frente a las playas de Revolcadero. Nos alojamos en el Hotel Princess, que hace 3 décadas era el más exclusivo de Acapulco. Las instalaciones del hotel han sido renovadas; el costo por habitación es elevado; empero, no es justificado por el entorno que se ha creado en las mismas, similar a un balneario popular. En sus playas te agobian vendedores de ropa, dulces típicos, de tatuajes, de masajes (existe una carpa pegada a las cabañas del hotel donde dan los masajes), renta de cuatrimotos, aceite de coco, alimentos, bisutería y toda mercancía o servicio que se pueda imaginar. Los vendedores ambulantes son insistentes e incluso si estás dormido te despiertan para ofrecerte sus mercancías. El ruido de las cuatrimotos que circulan a lo largo de la playa es ensordecedor; muchas de ellas lo hacen a gran velocidad poniendo en riesgo a las personas que cruzan hacia o de la playa a las cabañas; a 50 o 100 metros frente a las cabañas del hotel, existen varias filas de cabañas de plástico, más próximas al mar; sus camastros y sillones están en condiciones deplorables y su renta es de 400 pesos al día. En esta área toca una banda norteña que lo hace ininterrumpidamente durante largas horas; interpretan melodías solicitadas por la gente, que los acompaña en sus cantos; después de cierto tiempo sólo se escuchan voces de borrachos. Esta música es taladrante para los oídos y el cerebro, y se escucha hasta las habitaciones de los pisos más altos del hotel.

En el hotel se maneja un sistema de pago por uso de sus instalaciones, no incluido el hotel; que permite utilizar a la gente cabañas, albercas, restaurantes, principalmente durante el día y parte de la noche. Las albercas están al tope y alrededor de ellas y en los restaurantes tocan otras orquestas.

En un entorno tan ruidoso, que no nos permitía descansar y gozar de las playas, decidimos rentar un departamento en un bellísimo conjunto residencial de Punta Diamante, con instalaciones del primer mundo, rodeadas de jardines, albercas, y palmeras; a 800 metros estaba la playa a la que concurrimos los dos días que nos quedaban de estancia en Acapulco. Disfrutamos mucho de las playas; el agua fría y el oleaje muy fuerte prácticamente solo permiten remojarte en el mar. Mi hija y mi nieto jugaron dos tardes tenis; Regina es una hábil jugadora; aprovechó ampliamente las dos semanas que estuvo en su adolescencia en una clínica de tenis en Miami. En general ella siempre destacó en los deportes.

Cabe destacar que Punta Diamante es la parte más nueva, con mayor desarrollo e inversión en Acapulco, lo que la convierte en uno de los sitios más exclusivos; está conformada por lujosos hoteles, complejos residenciales, condominios y villas privadas. Ubicada a 10 minutos del Aeropuerto Internacional de Acapulco, cuenta con centros comerciales, cadenas departamentales, restaurantes, un centro de convenciones y exposiciones, un foro de espectáculos y el famoso complejo comercial y residencial La Isla. Punta Diamante está conectado con la Avenida Escénica en la que se desarrolla una parte importante de la vida nocturna de Acapulco, con las mejores discotecas y restaurantes de lujo.

Una noche fuimos a cenar a un restaurante italiano enclavado en la montaña de la carretera escénica; el descenso en donde sirven la comida es largo, a través de escalones muy pronunciados, difíciles para una persona de la tercera edad, y el ascenso aún más; la vista de la bahía de Acapulco es fabulosa. El servicio y la comida son malos y los precios por las nubes. A la salida había un escalón que no se veía por la escasa iluminación, tropecé y pude contener la caída a un foso de agua con mi mano izquierda, agarrándome de un delgado barandal; me contorsione y lastimé seriamente alrededor de las costillas, estoy pendiente de una cita con el médico.

Una segunda noche cenamos en un restaurante de comida fusión tailandesa-mexicana, próximo al restaurante italiano. La bajada a los comedores no era pronunciada; la comida está bien, aunque no era auténticamente tailandesa, por supuesto es caro. La tercera noche, un lunes, ya en el comienzo de la Semana Santa, fuimos al centro comercial La Isla, próximo al departamento en el que nos alojamos. Las instalaciones son de lujo, había muchísima gente; la espera para entrar a los restaurantes era larga, terminamos cenando en el Shushito, comida japonesa “de plástico”.

Al día siguiente emprendimos el regreso a la Ciudad de México, previamente fuimos a desayunar a un hotel de la carretera escénica para celebrar el cumpleaños de mi nieta Sari que cumplió 23 años. La estancia en Acapulco fue breve, empero, me permitió recuperarme y tener la oportunidad de convivir con mis seres queridos.

35 Aniversario de la Guerra de las Malvinas.

El pasado 2 de abril tuve la oportunidad de ver en la televisión un documental sobre la Guerra de las Malvinas que en ese día se conmemoraba el 35 aniversario de la pírrica guerra que se desató en esa región entre Argentina y el Reino Unido. El 2 de abril de 1982 el gobierno militar, a cargo del presidente Leopoldo Galtiere, ocupó militarmente las islas Malvinas, cuya soberanía ha sido motivo de diferendos con el Reino Unido desde el siglo XIX, las islas fueron ocupadas por Gran Bretaña en 1833.

El inicial éxito de la operación provocó un apasionado fervor nacionalista entre los argentinos, cambiando por un tiempo la tendencia a la creciente impopularidad del régimen; en esencia esa fue la motivación de la junta militar para la guerra; desviar la atención del pueblo. La junta militar encabezada por los comandantes de las tres Fuerzas Armadas tomó el poder mediante un golpe de Estado el 24 de marzo de 1976 hasta el 10 de diciembre de 1983, cuando Raúl Alfonsín mediante un proceso democrático asumió la presidencia de Argentina.

Por otra parte, en el Reino Unido la primera Ministra Margaret Tatcher vio la oportunidad de ser reelegida a través de la Guerra de las Malvinas, lo que de hecho sucedió, porque prácticamente por su impopularidad se preveía que no sería reelegida, fue una operación muy costosa en términos económicos para reafirmar la soberanía de Gran Bretaña en unas islas distantes a 10,000 km de esta última, situadas en la plataforma continental de América del Sur.

El archipiélago de las Malvinas, Falkland Islands, denominadas así por los ingleses, lo forman dos grandes islas llamadas Gran Malvina y Soledad, además de 200 islotes de dimensiones más pequeñas; las Malvinas se ubican a 356.4 km. del Continente Americano, con una superficie de aproximadamente 12,000 km2, en la que abundan las colonias, empero, debido a su clima frio, húmedo y ventoso, carece de árboles. Su población asciende a solo 3 mil personas.

La guerra de las Malvinas confrontó a una poderosa nación, Gran Bretaña, que contaba con armamento, equipo sofisticado y tropas bien entrenadas. Las tropas argentinas estaban integradas por conscriptos que apenas habían sido liberados de su servicio militar obligatorio y con armamento y equipos muy inferiores a los de su rival. El desigual conflicto duró 74 días y provocó la muerte de 1,200 argentinos y 255 británicos, cerca de 250 veteranos de guerra de Argentina se han suicidado por las terribles vivencias que tuvieron en una guerra estúpida. Han pasado 35 años de la guerra y las Malvinas siguen siendo Falkland en los mapas británicos y la diplomacia está en un punto muerto.