En la Perashá de esta semana, la Torá nos presenta la dieta del pueblo judío: el Kashrut. Esta dieta no tiene que ver necesariamente con un tema de bienestar físico, como las dietas que hacemos hoy en día. Kashrut tiene que ver explícitamente con un comportamiento “especial”, o Quedushá (santidad). Como la misma Torá nos dice en Vayqrá (11:44): “Porque Yo soy HaShem, su Dios. Ustedes deben purificarse y ser santos, porque Yo soy santo. No se impurifiquen con animales [impuros = No Kasher] que se arrastran por la tierra.”

RABBI YOSEF BITTON

Pero, ¿cómo se relaciona la santidad con una dieta?

Independientemente de la razón por la cual ciertos animales están permitidos y otros están permitidos, lo cual es tema para otra conversación, el hecho que existan ciertas comidas prohibidas nos entrena a la Quedushá.

En la Torá la santidad, o en hebreo Quedushá, tiene que ver con el autocontrol y la disciplina. Especialmente en aquellas áreas del comportamiento humano relacionadas con la satisfacción de nuestros instintos primarios. Particularmente en lo que se refiere a lo que consumimos o al área de la sexualidad. Cuando ejercemos nuestro libre albedrío, desarrollamos este “poder” de controlar nuestros impulsos, que nos diferencia de los animales. Los seres vivos, con excepción de los humanos, no pueden alcanzar la Quedushá porque son seres “naturales”. Y como parte de su naturaleza, no pueden controlar, decir NO, a sus impulsos primarios. La Quedushá se alcanza cuando practicamos un comportamiento que nos posiciona en un nivel por encima de la naturaleza, más cerca de HaShem.

Sobre este tema la Guemará en Pesajim (49b) dice algo muy interesante. No todas las personas tienen el derecho a comer carne. Hay una categoría de individuos que según Rabbí Yehudá Hanasi no debe consumir carne animal. רבי אומר: עם הארץ אסור לאכול בשר. “Una persona no educada, no puede consumir carne”. En este contexto “No educada” significa que no tiene disciplina ni autocontrol, que no sabe decir NO a sus impulsos. Estos individuos no pueden acceder al derecho de consumir carne, si no están primero en un nivel por encima de los animales.

Los Yehudim nos entrenamos desde chicos al autocontrol. Recuerdo que una vez, en una fiesta de Bar Mitzvá, se me acercó un señor no-judío y me felicitó por uno de mis hijos. Esto es más o menos lo que me dijo: “¿Rabino, cómo se hace? ¿Cómo se hace para educar a un niño de 5 años a la autodisciplina? Yo tengo 3 hijos, uno de esa edad. Y la verdad es que no puedo con sus apetitos. Los niños en nuestros días son consumidores voraces…. y están entrenados por la sociedad moderna para consumir todo lo que se presente ante sus ojitos insaciables…… Su hijo, sin embargo, es diferente. Le acabo de ofrecer un caramelo. Lo tomó y me dio las gracias. Pero, para mi sorpresa, antes de ponerse el caramelo en la boca, le fue a preguntar a su hermanito mayor si lo podía comer… Así que dígame: ¿Cuál es su secreto? ¿Qué regalo les prometió a sus hijos si no comen caramelos? ¿O con que los amenazó?”

Yo le respondí que no hay ni promesas ni amenazas de por medio. Que mi hijo no es el único niño con este nivel de autodisciplina. Que cualquier niño o niña Yehudí, cuya familia observa las leyes del Kashrut, tiene ese mismo nivel de autocontrol. También le confesé (y mientras se lo decía me sorprendí a mí mismo de escucharlo) que nunca le tuve que explicarle a mis hijos las leyes del Kashrut, que aprendieron de lo que ven de sus padres y de sus hermanitos.

Como judíos, tenemos el privilegio de haber recibido la Torá, que nos lleva a alcanzar un nivel de disciplina que nos eleva por sobre la naturaleza y sus instintos.

 

Fuente:halaja.org