Enlace Judío México.- La frontera sur de EE.UU. y la frontera sur de Israel son dos cosas muy diferentes, asegura.

Cuando el primer ministro de Israel Benjamin Netanyahu apoyó a principios de año la idea del presidente Trump de construir un muro en la frontera con México, al parlamentario israelí Haim Jelin, la comunidad judía de México le cayó encima a llamadas telefónicas.

“Estaban preocupados, porque hay millones de mexicanos de cada lado de la frontera entre México y Estados Unidos. Si la cierran, van a perder todos”, recuerda que le dijeron los judíos residentes de México. Él está de acuerdo.

Jelin se encuentra con La Opinión en un restaurante argentino de Los Ángeles, ciudad que visitó esta semana. Se siente en casa, porque él mismo es argentino, de Buenos Aires, donde nació hace 58 años. Habla español como los argentinos, con un fuerte acento “porteño”. Y al hablar, gesticula como los israelíes.

Jelin es un dirigente del partido de oposición Yesh Atid. Surgió defendiendo las comunidades de la frontera con Gaza, de 2007 a 2015 en su función de intendente del Concejo Regional Eshkol, que incluye al kibbutz –aldea comunitaria- donde vivía, Beerí.

Ahora vive muy cerca, en el también kibbutz Nir Itzjak. Tiene cuatro hijos.

Recién inmigrado, fue soldado de las Fuerzas de Defensa de Israel como se le conoce allí al ejército. Estudió economía y administración en el Colegio Académico Sapir.

La región que Jelin representa fue fuertemente atacada con misiles por los palestinos durante los años de conflicto entre Israel y Gaza. Jelin, como representante del área, hizo público su frustración ante las hostilidades. Su constancia y personalidad lo hicieron símbolo de los operativos de represalia contra el grupo Hamas en la Franja de Gaza en respuesta al incesante lanzamiento de cohetes.

En las elecciones de 2015, Jelin fue electo al parlamento o Knéset. Para asumir el cargo, tuvo que renunciar a su ciudadanía argentina. Es miembro entre otros del importante comité de asuntos exteriores y de seguridad del parlamento.

En la entrevista, surge inevitablemente el tema del muro que el presidente Trump quiere levantar en la frontera sur y el apoyo que le dio públicamente el primer ministro israelí Netanyahu. Jelin en cambio se opone al muro.

“Decir que las fronteras del Medio Oriente son como la de México con Estados Unidos, que me perdone, no sé qué tequila le dieron un día antes. Lamento lo que dijo el primer ministro”, dijo a La Opinión. La frontera sur de EEUU y la frontera sur de Israel son dos cosas muy diferentes, agrega.

En el caso de Israel, la inmigración indocumentada no era el problema, sino que “la frontera era un ruta de terror y de entrada de armas, explosivos, de tráfico sexual. No sabíamos cuántos terroristas iban a entrar por ahí”. Era inevitable cerrarla.

Ese muro recorre hoy 280 kilómetros. Otro, de solo 30, fue erigido del lado de Belén.

“Israel lo construyó cuando los terroristas suicidas provocaban explosiones en restaurantes, escuelas y sinagogas en la zona de Jerusalén. Se nos murieron mil inocentes, hombres, mujeres y niños. Fue una época terrible. No sabías si volvías a casa. Tuvimos que cerrar esa frontera”, dice.

Un futuro con paz y dos países

Jelin está a favor de que Palestina e Israel tenga cada uno su propio estado independiente.

“Nosotros queremos un país democrático donde los judíos no seamos minoría, y apoyamos un país de los palestinos”, sentencia.

Enfatiza que Israel se ubica en el “barrio más duro” del mundo.

La opción es simple: “si dejamos de ser fuertes, desaparece Israel. Pero en cambio si los terroristas dejan las armas, va a haber paz”, asegura.

“Quizás haya otra guerra, pero esta vez esperamos que sea la última. Es que en los últimos siete años, fuimos a la guerra y al cementerio cada dos años, dice.

En la guerra de Yom Kippur entre Israel, Egipto y Siria, en 1973, murieron 3,000 soldados israelíes, pero muy pocos civiles. “Fue una confrontación alejada de las zonas pobladas. Pero desde entonces, los misiles explotan dentro de las poblaciones”, dice.

A pesar de la tensión, la vida continúa.

“La economía de Israel es una de las más desarrolladas. El producto interior bruto es de más de 40,000 dólares por año per cápita. Y aunque lloramos por cada víctima que se pierde al terrorismo, la vida tiene que seguir. Si por cada muerto vas a paralizar el país, no hay vida. Y si no hay vida, no tienes país”.

“El terror no nos pueda ganar”.

 

 

Fuente: laopinion.com