Justo un día antes de que el Presidente Donald Trump recibiera al líder palestino Mahmoud Abbas para una reunión cumbre en la Casa Blanca, UNESCO, la Organización Educativa, Científica y Cultural de Naciones Unidas, adoptó una resolución sobre Jerusalem, la tercera en una secuencia completa en los últimos dos años que buscó deslegitimar al Estado de Israel y su estatus como protector de la Ciudad Santa.

EMBAJADOR DORE GOLD

Siempre ha habido engaño y verdades perdidas en la diplomacia internacional. En el siglo XVII hubo un diplomático inglés llamado Sir Henry Wotton que dijo que un embajador es un caballero honesto enviado al exterior para mentir por su país, mientras que UNESCO es una institución entera dedicada a mentir, particularmente contra los derechos del Estado de Israel, y aquí ellos fueron nuevamente y lo hicieron.

En el pasado, UNESCO hablaría sobre quién tiene derechos en el área del Monte del Templo. Ellos usarían sólo nomenclatura árabe – el Haram al-Sharif – cuando hablaban sobre ella, e ignoraban cualquier presencia judía o derechos judíos. Ahora la última resolución aborda la cuestión de la ilegalidad de la posición de Israel. Las resoluciones pasadas y las resoluciones actuales son completamente falsas.

¿Cómo sabemos que UNESCO ha estado distorsionando la historia y engañando a la comunidad internacional en tantas ocasiones? UNESCO no sólo trató la cuestión de Jerusalem, se enfocó en particular en la cuestión de la Tumba de Rajel, la cual está localizada justo detrás de la frontera sur de Jerusalem. Alrededor del año 2010, UNESCO comenzó a hablar sobre la mezquita Bilal Bin Rabah en Belén como un nombre adicional de la Tumba de Rajel. ¿De dónde sacaron esto? Apenas unos años antes la Autoridad Palestina comenzó a hacer esa referencia a la Tumba de Rajel y al hacerlo intentó nuevamente tomar un sitio santo judío famoso y convertirlo en una posición exclusivamente islámica en la Tierra Santa.

La ironía de esta medida por parte de la Autoridad Palestina en la década de 1990 es que si ustedes van a los documentos del Imperio Otomano, tenemos un firman imperial del sultán otomano que describe la Tumba de Rajel como un sitio judío. Nunca se refiere a ella como la mezquita Bilal Bin Rabah porque Bilal Bin Rabah, quien fue el primer muazzin del Islam según la tradición islámica, fue enterrado en Damasco, no en Belén. Pero la Autoridad Palestina no sólo promovió esta agenda retorcida, ésta fue recogida por la UNESCO, la que se supone es responsable por algún tipo de verdad educativa. No lo fue.

Dado este contexto, uno podría haber pensado que Mahmoud Abbas habría sido cuidadoso acerca de permitir que los palestinos y sus aliados árabes sigan adelante con este tipo de resoluciones de la Sociedad de la Tierra Plana, pero él no lo fue. Él no fue cuidadoso, y la resolución siguió adelante a pesar de los fuertes sentimientos por parte de muchas potencias occidentales.

Irónicamente, si ustedes visitan el sitio web de UNESCO, encontrarán que ellos hablan acerca de construir la paz en las mentes de los hombres y mujeres. Este es el lema oficial de UNESCO, pero es difícilmente lo que hace realmente.

Si vamos alguna vez a alcanzar la paz en el Medio Oriente, entonces las organizaciones internacionales dedicadas a la educación tienen que reflejar la verdad y no politizar el engaño. Y si los palestinos quieren hacer la paz con Israel, tendrán que reconocer sus derechos fundamentales en esta región y no continuar involucrándose en la deslegitimación del Estado de Israel, utilizando a las organizaciones internacionales y manipulándolas en su favor.

 

El Embajador Dore Gold se ha desempeñado como Presidente del Jerusalem Center for Public Affairs desde el 2000. De junio del 2015 a octubre del 2016 se desempeñó como Director General del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel. Previamente él se desempeñó como Asesor en Política Exterior del Primer Ministro Benjamin Netanyahu, Embajador de Israel ante la ONU (1997-1999), y como asesor del Primer Ministro Ariel Sharon.

 

Fuente: Jerusalem Center for Public Affairs
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México