Si se apega al itinerario que ha sido difundido, Trump se convertirá en el primer presidente estadounidense en visitar el Muro de los Lamentos. Muchos candidatos presidenciales estadounidenses visitan el sitio sagrado de Jerusalén, pero una vez en la Casa Blanca, todos se han mantenido alejados.

George H.W. Bush, Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama han visitado el Muro, pero antes o después de haber sido electos presidentes.

“No recuerdo haber oído hablar de un presidente estadounidense en funciones visitando el Muro Occidental”, dijo Shlomo Slonim, profesor emérito de la historia de Estados Unidos y ex presidente del Departamento de Estudios Americanos de la Universidad Hebrea. Trump lo tiene previsto, pero como la visita no está confirmada, hacerlo sería “una innovación”, agregó.

La Casa Blanca aún tiene que publicar el itinerario para la visita de Trump del 22 al 23 de mayo a Israel, el onceavo viaje presidencial al país desde que Richard Nixon llegó en 1974, pero según las fuentes involucradas, el Muro del los Lamentos está incluido en los planes del viaje. Su llegada a este sitio sería probablemente interpretada por algunos como similar a un reconocimiento americano de la soberanía israelí sobre Jerusalén Este. (A pesar de algunos informes que declaran lo contrario, Trump nunca ha visitado Israel antes.)

Durante la Guerra de los Seis Días de 1967, Israel capturó el sector oriental de Jerusalén, que hasta entonces había estado bajo administración jordana. En 1980, Israel anexó formalmente Jerusalén Este, que incluye la Ciudad Vieja con el Muro Occidental, el Monte del Templo, la Mezquita Al-Aqsa y la Iglesia del Santo Sepulcro. Hasta ahora, la comunidad internacional se ha negado categóricamente a reconocer la reivindicación de Israel a esa parte de la ciudad, argumentando que el estatus final de Jerusalén está sujeto a negociaciones con los palestinos.

Se rumora que Trump, al visitar al Muro-la fecha de su visita coincide con el día en que Israel celebra el 50 aniversario de la reunificación de la ciudad- reconocerá a una Jerusalén unida como la capital del Estado judío. Pero, por ahora, eso sigue siendo especulativo.

Durante su campaña electoral, el ex promotor inmobiliario de Manhattan prometió enfáticamente trasladar la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén, un acto que sería visto como un reconocimiento tácito de la soberanía israelí sobre la ciudad. “Vamos a trasladar la embajada de Estados Unidos a la eterna capital del pueblo judío, Jerusalén”, prometió Trump en un discurso en la conferencia anual de AIPAC, en marzo de 2016.

Pero ese plan quedó en segundo plano. El secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, dijo el domingo que el presidente todavía está ponderando si tal medida ayudaría o perjudicaría sus esfuerzos para relanzar las conversaciones de paz entre israelíes y palestinos.

Como cuestión de procedimiento diplomático estándar, los dignatarios occidentales por lo general no visitan la Ciudad Vieja y Jerusalén Este en cualquier capacidad oficial. Si quieren visitar el Muro Occidental u otros sitios en esa parte de la ciudad, lo hacen en privado y sin ser acompañados por oficiales israelíes.

En los últimos años, sin embargo, un número cada vez mayor de dignatarios extranjeros han ignorado esta regla no escrita, especialmente los líderes de los países de África y de Europa del Este. El primer ministro polaco Donald Tusk visitó al Muro en 2008; el presidente de Rusia, Vladimir Putin, en 2012.

En 2013, el entonces ministro canadiense de Relaciones Exteriores, John Baird, causó un incidente diplomático cuando visitó al ministro de Justicia de Israel en su oficina en la calle Salah al-Din en Jerusalén Este. Aunque Baird afirmó que su reunión “no señalaba un cambio en la política exterior canadiense”, los funcionarios palestinos estaban furiosos.

El primer presidente estadounidense que visitó Israel fue Richard Nixon, quien llegó el 16 de junio de 1974 y se reunió con el presidente Efraim Katzir y el primer ministro Yitzhak Rabin. Según Denis Brian 2012 “Los Elegidos y los electos: Por qué los Presidentes Americanos han apoyado a judíos e Israel”, la visita de dos días de Nixon fue un “intento vano de rescatar su presidencia del escándalo”.

En marzo de 1979, Jimmy Carter se convirtió en el segundo presidente de Estados Unidos en visitar Israel. Se reunió con el presidente Yitzhak Navon y el primer ministro Menajem Begin, asegurándoles que Estados Unidos proveería petróleo durante los próximos 15 años al Estado judío, que acababa de devolver al Sinaí a Egipto. Carter también se dirigió a la Knesset y visitó el museo del Holocausto de Yad Vashem y las tumbas de David Ben Gurion y Zeev Jabotinsky.

Se necesitarían 15 años más para la tercera visita presidencial de Estados Unidos a Israel (aunque un vicepresidente -el futuro presidente George HW Bush- visitó Israel, incluyendo el Muro de los Lamentos, en 1986). En el octubre de 1994, Bill Clinton realizó el primero de cuatro viajes de sus dos gestiones, celebrando el acuerdo de paz entre Israel y Jordania, que él mismo había ayudado a lograr.

Un año más tarde, Clinton – que había visitado Israel y por primera vez, incluyendo el Muro, como gobernador del estado de Arkansas en 1980 – volvió a Israel para asistir al funeral del primer ministro Rabin. En marzo de 1996, en medio de una serie de ataques terroristas contra civiles israelíes, Clinton viajó una vez más al estado judío para discutir “la cooperación contra el terrorismo con altos funcionarios israelíes”, según la Oficina del Historiador del Departamento de Estado. Dos y medio años más tarde, tras la firma del Acuerdo de Wye River, Clinton llegó a Israel por cuarta y última vez en el cargo, reuniéndose con el primer ministro Benjamin Netanyahu. También visitó Masada en el desierto de Judea, un sitio que Trump considera como un lugar para un discurso. Desde que dejó la Casa Blanca, Clinton ha vuelto a Jerusalén en varias ocasiones, y también ha estado en el Muro Occidental.

En 2008, George W. Bush, durante el último año de su presidencia de dos mandatos, visitó Israel dos veces. Durante su primer viaje en enero, se reunió con el presidente Shimon Peres y el primer ministro Ehud Olmert y se dirigió a Yad Vashem. “Realmente he estado esperando volver”, dijo en la ceremonia de llegada al aeropuerto Ben Gurion, refiriéndose a su primer viaje en 1998, durante el cual visitó el Muro Occidental. “La verdad es que, cuando estuve aquí la última vez, realmente no pensé que regresaría como presidente de los Estados Unidos.
Pero sabía que volvería, porque Israel es un lugar especial. Y es un gran honor hacer mi primera visita como presidente de los Estados Unidos”.

Cinco meses más tarde, Bush volvió a Israel con motivo del 60 cumpleaños de la nación. Durante la visita de dos días, también fue a Masada y se dirigió a la Knesset, pero de nuevo se alejó del muro occidental (aunque su esposa Laura lo visitó).

La primera visita presidencial de Obama a Israel tuvo lugar en marzo de 2013. Fue Yad Vashem y al Museo de Israel. En el icónico Santuario de los Libros, vio los manuscritos del Mar Muerto, unos de los más antiguos de la Biblia hebrea.

Volvió tres años más tarde para una visita express para asistir al funeral de Shimon Peres. En ninguno de los dos viajes visitó el Muro Occidental, un sitio que sin duda recordaba bien como parte de su visita a Israel en el 2008. En ese momento, siendo senador y candidato presidencial de Illinois fue rechazado por los lugareños, con un hombre gritándole: “¡Obama, Jerusalén es nuestra tierra! ¡Obama, Jerusalén no está a la venta!”.

Según la costumbre judía, el senador de Illinois también colocó una nota en una de las grietas del Muro. Los reporteros israelíes lo sacaron y lo publicaron, causando un pequeño escándalo. La nota decía: “Señor – proteja a mi familia y a mí. Perdona mis pecados y ayúdame a protegerme contra el orgullo y la desesperación. Dame sabiduría para hacer lo que es justo y correcto. Y hazme un instrumento de tu voluntad”.

“Esperaba más respeto”, se quejó Obama más tarde.

Fuente: Times Of Israel/ Traducción: May Samra