La gastronomía de Israel se ha colado en la lista de los primeros 50 destinos gastronómicos para este 2017 según la revista estadounidenses Travel + Leisure.

LUISA RAMOS

Un país nombrado en muchas ocasiones y relacionado siempre con turismo religioso y conflictos políticos, Israel suele estar siempre en primera línea de la actualidad y rodeado de cierta polémica. Pero hay que decir que, como en tantas otras cosas, las noticias que nos llegan seguramente no reflejan toda la realidad de su sociedad y son sesgadas, para bien y para mal.

Con motivo del B-Travel, Turismo de Israel organizó una jornada para liberar al país de este lastre y darnos otra perspectiva de los atractivos que tiene el país, como son su gastronomía, el turismo de naturaleza, el deportivo y sus “City Breaks”.

Para ello, empezamos con una visita al barrio de El Call guiados por un especialista de Te Guío en Barcelona, quién nos descubrió algunos de los vestigios de la Comunidad Judía en Barcelona viendo cómo está llena de señales históricas que nos hacen viajar al pasado. Precisamente por vivir en Barcelona es muy posible que esta historia, por lo menos en mi caso, pase desapercibida y no profundicemos en ella. En la ruta las señales de este pasado afloraban en paredes, callejuelas o edificios. Es cierto que muchas de ellas han sido alteradas y tapadas por los intereses políticos de épocas posteriores, pero es un ciclo que se repite en todas las culturas durante toda la historia de la humanidad.

La cantidad de datos y nombres es prácticamente imposible de retener, pero algunas anécdotas como regalar perejil o que entre los muros de este barrio existen lápidas judías son curiosidades que quedan más grabadas en la memoria.

Si nos centramos un poco más en la gastronomía de Israel o, mejor dicho, en la judía, es imposible no decir Kosher. Podríamos decir que “puro” es el concepto en el que se basa esta forma de comer, de cocinar, casi de vivir. El Kosher marca todo aquello que los judíos pueden comer y beber. Basado en unas estrictas normas que definen qué tipo de animal puede ser ingerido, cómo debe ser sacrificado y cómo y cuándo pueden ser mezclados. Por ejemplo, en lo que a carne de ganadería y caza se refiere pueden comer animales que tengan pezuñas y que sean rumiantes. Deben darse las dos condiciones a la vez y además, al animal debe de ser sacrificado sin sufrimiento y totalmente desangrado. Respecto a las aves podrán tomarse las domesticadas hace tiempo y el pescado debe tener aletas y escamas. Este tipo de alimentos no pueden ser mezclados con los lácteos. Todo un compendio de leyes y rituales rigen la alimentación de esta comunidad que acepta esta rigidez. Como todo lo que es cuestión de fe, no podemos buscar una explicación racional y merece un respeto sin entrar a juicio.

La gastronomía de Israel está marcada o limitada por el Kosher, y puede parecer algo descabellado, pero no está tan alejada de las últimas tendencias de comida sana y ecológica. Ni tampoco están lejos del resultado final de muchas de elaboraciones muy familiares para nosotros. Hummus, verduras escalibadas, falafel, cordero o ternera son platos habituales en su dieta.

En los últimos meses la cocina que se ofrece en Jerusalén está haciendo algo de sombra a la de Tel Aviv. Dos ciudades que plasman el contraste de este país, son los dos grandes destinos que están abarcando el turismo. Además de su mezcla de culturas, nos enfrentamos a dos lugares cuyo recorrido te lleva desde las peregrinaciones más ancestrales hasta la última tecnología, pasando por maratones o festivales como la Tel Aviv Gay Pride Parade. Estos extremos y la mezcla de culturas se unen en platos como el Shamburak Kurdo, un pastel relleno de carne, patatas y chimichurri o el Machneyuda, un tartar de ternera con ciruelas.

Debo reconocer que Israel es uno de aquellos destinos que siempre me ha parecido fascinante. Quizá ahora que es más accesible (a cuatro horas escasas de Barcelona) sea el momento de ir a probar sus restaurantes, sus playas y sus ciudades.

 

 

Fuente:bacoyboca.com