El presidente estadounidense, Donald Trump, llama a los líderes árabes a enfrentar el “extremismo islámico” durante un discurso el domingo en el que describe la lucha contra el terrorismo como una batalla entre el bien y el mal en lugar de un choque de civilizaciones.

“Volveremos a hacer historia con la inauguración de un nuevo Centro Mundial de Lucha contra la Ideología Extremista – ubicado aquí mismo, en esta parte central del mundo islámico.

Este nuevo centro revolucionario representa una clara declaración de que los países con mayoría musulmana deben tomar la iniciativa en la lucha contra la radicalización y quiero expresar nuestro agradecimiento al rey Salman por esta fuerte demostración de liderazgo.

Esta es una batalla entre criminales bárbaros que buscan destruir la vida humana y gente decente de todas las religiones que buscan protegerla”, dijo Trump, según extractos del discurso de la Casa Blanca.

Eso implica confrontar honestamente la crisis del extremismo islámico y los grupos terroristas islamistas que inspira. Y significa unirse contra el asesinato de musulmanes inocentes, la opresión de las mujeres, la persecución de los judíos y la masacre de los cristianos.

Cuando vemos las escenas de destrucción tras el terrorismo, no vemos señales de que los asesinados son judíos o cristianos, chiíes o sunitas. Cuando miramos los arroyos de sangre inocente en el suelo antiguo, no podemos ver la fe o la secta o la tribu de las víctimas – sólo vemos que fueron hijos de Dios cuyas muertes son un insulto a todo lo que es santo.

Es una elección entre dos futuros, una elección que Estados Unidos NO PUEDE hacer por ustedes. Un futuro mejor sólo es posible si sus naciones expulsan a los terroristas y extremistas. Sáquenlos.

Sáquenlos de sus lugares de culto.
Sáquenlos de sus comunidades.
Sáquenlos de su tierra santa, y
SÁQUENLOS DE ESTA TIERRA.

Por nuestra parte, Estados Unidos está comprometido a modificar nuestras estrategias para hacer frente a amenazas cambiantes y nuevos acontecimientos. Desecharemos aquellas estrategias que no han funcionado y aplicaremos nuevos enfoques basados en la experiencia y el juicio. Estamos adoptando un realismo de principios, anclado en valores comunes e intereses compartidos.

Nuestros amigos nunca cuestionarán nuestro apoyo, y nuestros enemigos nunca dudarán de nuestra determinación. Nuestras alianzas promoverán la seguridad a través de la estabilidad, no a través del trastorno radical. Tomaremos decisiones basadas en resultados reales, no en ideología inflexible. Nos guiaremos por las lecciones de la experiencia, no por los confines del pensamiento rígido. Y, siempre que sea posible, buscaremos reformas graduales, no intervenciones repentinas.

Debemos buscar socios, no la perfección, y aliarnos con los que comparten nuestras metas. Ante todo, Estados Unidos busca la paz, no la guerra.

Las naciones musulmanas deben estar dispuestas a asumir su responsabilidad para combatir el terrorismo y enviar su ideología perversa al olvido. La primera tarea en este esfuerzo conjunto es que sus naciones nieguen todo el territorio a los soldados del mal. Todos los países de la región tienen el deber absoluto de garantizar que los terroristas no encuentren un santuario en su suelo.

Muchos ya están haciendo contribuciones significativas a la seguridad regional: los pilotos jordanos son socios cruciales contra ISIS en Siria e Irak. Arabia Saudita, y una coalición regional han tomado medidas firmes contra los militantes Houthi en Yemen. El ejército libanés está cazando agentes de ISIS que tratan de infiltrarse en su territorio. Las tropas emiratíes están apoyando a nuestros socios afganos. En Mosul, las tropas estadounidenses apoyan a los kurdos, sunitas y chiítas que luchan juntos por su patria. Qatar, que alberga al Comando Central de Estados Unidos, es un importante socio estratégico. Nuestra antigua asociación con Kuwait y Bahrein continúa reforzando la seguridad de la región. Y valientes soldados afganos están haciendo tremendos sacrificios en la lucha contra los talibanes, y otros, en la lucha por su país.

Al negar a las organizaciones terroristas el control del territorio y de las poblaciones, también debemos impedir su acceso a fondos. Debemos cortar los canales financieros que permiten a ISIS vender petróleo, dejar que los extremistas paguen a sus militantes y ayudarlos en el contrabando de sus refuerzos.

Nuestra meta es crear una coalición de naciones que compartan el objetivo de erradicar el extremismo y proporcionar a nuestros hijos un futuro esperanzador que honre a Dios.

Estados Unidos es una nación soberana y nuestra primera prioridad es siempre la seguridad de nuestros ciudadanos. No hemos venido a predicar, ni a decirle a otras personas cómo vivir, qué hacer, a quién o cómo adorar. Hemos venido a ofrecer una asociación basada en intereses y valores compartidos para lograr un mejor futuro para todos nosotros.

Tengo el orgullo de anunciar que las naciones aquí presentes firmarán un acuerdo para impedir el financiamiento del terrorismo auspiciado por Estados Unidos y Arabia Saudita, con la contribución de todos los miembros del Consejo de Cooperación del Golfo . Es otra iniciativa histórica en un día que será recordado por mucho tiempo.

Cada vez que un terrorista asesina a una persona inocente e invoca falsamente el nombre de Dios, insulta a toda persona de fe.

Pero sólo podemos superar este mal si las fuerzas del bien se mantienen unidas y fuertes, y si todos en esta sala hacen lo que les corresponde y cumplen con su parte.

El terrorismo se ha extendido en todo el mundo. Pero el camino hacia la paz comienza aquí, en este antiguo suelo, en esta tierra sagrada.

Estados Unidos está dispuesto a apoyarlos en la búsqueda de intereses compartidos y una seguridad común.

Pero las naciones de Oriente Medio no pueden esperar a que el poder estadounidense combata a este enemigo por ellas. Las naciones de Oriente Medio tendrán que decidir qué futuro quieren para sí mismos, para sus países y para sus hijos”.

Esta no es una batalla entre diferentes creencias, sectas o civilizaciones.

Esta es una batalla entre criminales bárbaros que buscan destruir la vida humana, y gente decente de todas las religiones que busca protegerla.

Esta es una batalla entre el bien y el mal.

Los líderes religiosos deben dejar esto absolutamente claro: la barbarie no proporcionará la gloria – la devoción hacia el mal no traerá dignidad. Si eligen el camino del terrorismo, su vida estará vacía, su vida será breve, y su alma estará condenada”.

Con información de Times of Israel y Haaretz / Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudíoMéxico