GILEAD SHER Y JONATHAN HEUBERGER

Así es como Donald Trump puede utilizar los principios de su best-seller comercial para ayudar a resolver el conflicto.

No está claro qué plan de paz ha traído el presidente Trump a Israel y a los territorios palestinos, pero su libro de 1987, titulado “El Arte de la Negociación”, revela 11 elementos de la negociación que según Trump son vitales para el éxito. Así es como Trump el estadista puede aplicar estos 11 principios (más uno más) para lograr la paz entre israelíes y palestinos:

Piense en grande: en primer lugar, trate de incluir a los actores regionales: el Cuarteto Árabe compuesto de Egipto, Jordania, Arabia Saudita y los países del Golfo. Tenga en cuenta que el primer ministro israelí, Netanyahu, reconoció el “espíritu” y los “elementos positivos” de la Iniciativa de Paz Árabe de 2002, respaldada por 58 Estados, que ofrece a Israel relaciones diplomáticas a cambio de un tratado de paz integral con los palestinos. Además, habla de amplificar los enormes beneficios de la paz para ambas partes, en lugar de estancarse en concesiones dolorosas.

Proteja las desventajas y las ventajas saldrán a flote: los fracasos del pasado se deben en gran parte a la ausencia de planes de contingencia y al paradigma de Camp David, Taba, Annapolis y la ronda de negociaciones de Kerry de que “nada está acordado hasta que todo esté acordado”. Es hora de cambiar el enfoque a “lo que se ha acordado debe implementarse” que proporcionaría la base para manejar las desventajas, particularmente un colapso total en ausencia de un acuerdo.

Maximice sus opciones y permanezca flexible: el equipo de Trump también debe comprometerse con las organizaciones de la sociedad civil y los medios de comunicación. Una gama más amplia de actores importantes permitirá mejores intercambios en las negociaciones. Por ejemplo, durante los últimos veinticinco años, el futuro estatus de Jerusalem ha sido erróneamente presentado exclusivamente como una cuestión palestina. Sin embargo, es básicamente una cuestión musulmana-árabe, cristiana y judía. La incorporación de las principales figuras musulmanas, cristianas y judías en el diálogo – como se refleja en el itinerario de Trump desde Riad a Jerusalem y Ramala, siguiendo hacia Roma – aumenta las posibilidades de encontrar una solución.

Conozca su mercado: desde el principio, las negociaciones entre israelíes y palestinos se han visto afectadas por la política interna de cada una de las partes, generando alejamiento o violencia, o ambas cosas. En la actualidad, tales consideraciones internas son la rivalidad entre Fatah y Hamas que se manifiesta en los recientes recortes salariales a los funcionarios de la Autoridad Palestina en Gaza y el suspenso de pagos a Israel por la electricidad de Gaza. Otras consideraciones se relacionan con elementos del gobierno israelí que sueñan con el Gran Israel, reflejado en la “Ley de Regulación”, la continua construcción de asentamientos y el llamado a la anexión israelí de áreas de Cisjordania. Al comprender que esto es “el mercado”, Trump emplearía un enfoque práctico y un proceso continuo y vinculante dirigido por Estados Unidos, del cual las partes no pueden evadirse fácilmente.

Utilice su influencia: Trump debe aprender de la experiencia acumulada de sus predecesores en la Casa Blanca y actuar desde el inicio de su mandato, cuando el presidente estadounidense tiene más influencia sobre las partes.

Mejore su ubicación: Washington, DC sería el escenario que facilitaría los esfuerzos internacionales y regionales encabezados por Estados Unidos para resolver el conflicto israelí-palestino. Desde ahí, Trump puede revitalizar el Cuarteto – las Naciones Unidas, Rusia y la UE – y dirigir el establecimiento de los puntos de referencia para las negociaciones, la estructura del proceso y su supervisión.

Corra la voz: Uno puede tener el mejor producto del mundo, pero si la gente no lo conoce, no va a valer mucho. La diplomacia digital será un factor importante para la paz en Oriente Medio, y pocos políticos en todo el mundo entienden el poder de las redes sociales y la opinión pública, como Donald Trump. La narrativa de odio debe ser reemplazada por una cultura de paz apoyada por embajadores digitales. Una cosa es que ambos líderes firmen un acuerdo y otra es convencer a catorce millones de personas, israelíes y palestinos a que lo apoyen.

Confronte: En su libro, Trump reconoce que hay momentos en que la confrontación es la única manera de seguir adelante. El proceso de negociación en Oriente Medio parece estar aunado al derramamiento de sangre. Hay ira, frustración, desconfianza y oleadas perpetuas de violencia. Elementos disruptivos han llevado a que las partes abandonen las negociaciones, recurran a la violencia, o ambas cosas. El presidente debe dejar claro a las partes: Bajo mi mandato, la violencia y el terrorismo nunca se impondrán sobre la razón.

Actúe: Trump puede implementar un “Plan Marshall para el desarrollo palestino y regional” y concretar las iniciativas para la reconstrucción y el desarrollo de Gaza, en base a efectivos acuerdos de seguridad en el marco de un esfuerzo diplomático regional. Fomentar la inversión de Estados Unidos en la economía palestina, particularmente en el sector de la alta tecnología para proyectos de construcción como Rawabi en Cisjordania. Impulsar programas de capacitación profesional, la modernización de líneas de Internet y telecomunicaciones (3G), métodos de pago en línea, el establecimiento de una red logística eficiente y el desarrollo de un parque industrial tri-lateral con Jordania, entre otras cosas.

Contenga costos: Los costos del conflicto son decenas de veces superiores a las inversiones que se requieren para implementar medidas como estas y establecer un mecanismo efectivo de compensación junto con los países árabes para la indemnización y rehabilitación de los refugiados palestinos. Miles de millones de dólares no se comparan con la pérdida de vidas humanas, propiedades y la esperanza que esta región ha sufrido durante demasiado tiempo.

Diviértase: La historia de israelíes y palestinos no incluye sólo narrativas de disputas y del conflicto prolongado. Trump debería ver no sólo las llamas, la desesperación, el cinismo y el derramamiento de sangre sino, lo que es más importante, lo que realmente impulsa y motiva a la gente en esta fascinante región.

Agreguemos un elemento más para asegurar el éxito en este ámbito:

Asegúrese de que el otro lado comprenda lo que está ganando: la solución de dos Estados para dos pueblos proporciona la mejor solución política, diplomática y económica para ambas partes. Israel puede conservar su identidad como Estado-nación democrático del pueblo judío y beneficiarse de las sanciones comerciales de los países árabes, de los recortes en los gastos de seguridad y de los nuevos mercados. Los palestinos pueden ejercer su derecho a la libre determinación en un Estado-nación independiente y viable, beneficiándose del levantamiento de restricciones al comercio y a los viajes, disfrutar de mejores oportunidades de empleo e inversiones extranjeras.

El Presidente Trump debería estar satisfecho de saber que los israelíes y los palestinos apreciarían su asistencia práctica de manera continua y vinculante. Debería alentar a los líderes israelíes para que sean proactivos, utilicen estrategias, planifiquen, y actúen para lograr la paz y la seguridad a través de concesiones razonables para asegurar el futuro de un Israel judío y democrático.

Debería decirle a los palestinos: Dejen de victimizarse; asuman responsabilidad; disminuyan el odio; pongan fin al terrorismo; dedíquense a satisfacer sus necesidades. Trump debe comprometerse más con los palestinos a fin asegurar una gobernabilidad responsable que coincida con la voluntad del pueblo. Y debe decirle a ambas partes: estoy asegurando el futuro para sus hijos y nietos y bisnietos.

Fuente: The Times of Israel / Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudíoMéxico