Cortesía de Moisés Guerson.

Tefilá del Shlá Hakadosh (Rezo de los padres por los hijos)

Esta tefilá de los padres por los hijos, fue escrita por el Shlá Hakadosh, Rab Yeshayahu Horovitz; es muy propicia decirla todos los días, pero especialmente un día antes de Rosh Jodesh Siván (Viernes 26 de Mayo 2017). La grandeza de la víspera de Rosh Jodesh Siván es expuesta por el Shlá Hakadosh en su libro, y éstas son sus palabras:

“Todos tenemos la obligación de rezar a Hashem por todas nuestras necesidades, ya que todo depende de Él. Por eso, por cualquier necesidad que se tenga en cualquier momento, la persona debe acostumbrarse a hacer tefilá (rezo). Pero mucho más necesitamos hacer tefilá para que tengamos descendencia buena y kasher por siempre; ya que todo lo que tendrán nuestros hijos y con quién se casarán, dependerá de Hashem (D-os). Y mi corazón me dice: un tiempo de Voluntad Divina es la víspera de Rosh Jodesh Siván, ya que es el mes en que se entregó la Torá, y ahí fue dicho que somos los “hijos” de Hashem. Es propicio que el hombre y su mujer ayunen ese día y hagan teshubá, (corrijan sus malos actos) y revisen todas las leyes pertinentes del kashrut (leye de comida) de la casa. También es bueno dar tzedaká (limosna) ese día”.

Asimismo, escribe el Shlá en otro de sus libros:

“Que siempre tenga la persona en su boca una tefilá para sus hijos, para que sean estudiosos de la Torá, tzadikim y crezcan con buenas virtudes y cualidades. Debemos prestar mucha atención en las Birkot Hatorá cuando decimos “Nuestras generaciones”, para que nuestros hijos crezcan en el buen camino. Y en cualquier lugar en la tefilá donde se refiere a nuestros hijos, debemos prestar mucha atención, para que se cumplan todas las berajot (bendiciones) en nuestros hijos”.

Tefilat Hashlá Hakadosh en español

Plegaria escrita por el gran cabalista Rab Yeshayahu Horovitz, z”l, conocido como el “Shlá Hakadosh” (1558- 1628), para ser dicha en todo momento, especialmente en la víspera de Rosh Jodesh Siván.

Tú eres el Eterno, nuestro D-os, antes de haber creado el universo, y Tú eres nuestro D-os desde que creaste el universo, y eternamente Tú eres el Poder único. Tú creaste Tu mundo a fin de dar a conocer Tu divinidad por medio de Tu sagrada Torá, como afirmaron nuestros sabios, de bendita memoria: Bereshit, “Por el principio”, por la Torá y por Israel (fue creado el universo)”. Pues ellos son Tu pueblo y Tu heredad que Tú escogiste entre las demás naciones, y les entregaste Tu sagrada Torá y los acercaste a Tu gran Nombre.

Y para preservar el mundo y preservar la Torá, nos trasmitiste dos mandamientos, como escribiste en Tu Torá: “Fructifíquense y multiplíquense” (Bereshit 1:22), y “enseñarán (las palabras de Torá) a sus hijos” (Devarim 11:19). Y realmente el propósito de ambos es el mismo, ya que el mundo no fue creado para quedar desolado, sino para ser habitado, y para Tu honor lo creaste y perfeccionaste, para que nosotros y nuestra descendencia, así como la descendencia de todo Tu pueblo Israel conozca Tu nombre y estudie Tu Torá.

Y por eso yo vengo ante Ti, Eterno, Rey de reyes, y presento mi súplica. En Ti pongo mi deseo de que me concedas gracia y escuches mi oración, enviándome hijos e hijas, y que ellos y su descendencia también se fructifiquen y se multipliquen hasta el fin de todas las generaciones, a fin de que todos nos dediquemos a Tu sagrada Torá, para aprender, enseñar, guardar, cumplir y mantener todas las palabras de estudio de Tu Torá con amor. Ilumina nuestros ojos con Tu Torá, y haz que nuestro corazón se apegue a Tus preceptos, con el propósito de amar y temer Tu nombre.

Padre nuestro, Padre misericordioso, concédenos a todos una larga vida llena de bendición. ¿Quién es como Tú, Padre misericordioso, que con piedad recuerdas a Tus criaturas para la vida? Recuérdanos para una vida espiritual eterna, tal como rezó nuestro padre Abraham: “Ojalá viva delante de Ti”. Y explicaron nuestros sabios, de bendita memoria, que el sentido es que viviera “con temor a Ti”.

Por ello es que he venido a pedir y suplicar ante Ti, que para siempre mi descendencia entera sea apta ante tus ojos. Que nunca se halle en mí o en mi descendencia ningún defecto, invalidación o impureza, sino que tenga paz, verdad, bondad y rectitud ante los ojos de D-os y de los hombres. Que todos mis descendientes sean estudiosos de la Torá, sabios en las Escrituras, sabios en la Mishná, sabios en el Talmud, conocedores de los secretos cabalísticos, cumplidores de los preceptos, generosos y que hagan el bien, y sean altruistas. Que te sirvan con amor y temor sincero y profundo, y no con temor superficial. Otorga a cada uno de ellos lo suficiente para su manutención con honor; concédeles salud y energía, buena presencia y hermosura, gracia y encanto, y que entre ellos haya amor, hermandad y paz. Y a cada uno de ellos preséntale su pareja idónea, progenie de eruditos en la Torá y hombres justos, y que sus parejas sean igual a ellos en todo lo que he rezado por ellos, ya que una misma remembranza vale para todos.

Tú eres el Eterno, que conoce todos los misterios, y delante de Ti están revelados los secretos de mi corazón. Tú sabes que en todo esto mi intención es en aras de Tu Nombre grandioso y santo, así como en aras de Tu sagrada Torá. Por tanto, respóndeme, oh Eterno, respóndeme, gracias al mérito de nuestros ancestros, Abraham, Itzjak y Yaacob, y salva a sus descendientes por ellos, para que las ramas seaniguales a las raíces, y también por Tu siervo David, que es el cuarto pilar del “carruaje celestial”, y el poeta de inspiración profética.

“Canto de ascensiones. Dichoso es todo aquel que teme al Eterno, aquel que anda en Sus caminos. Cuando comas del esfuerzo de tus manos, venturoso eres y te irá bien. Tu mujer será como una vid fructífera en los aposentos de tu casa. Tus hijos serán como vástagos de olivos alrededor de tu mesa. He aquí que así será bendecido el varón que teme al Eterno. El Eterno te bendecirá desde Tzión, y verás lo bueno de Yerushaláim todos los días de tu vida. Y verás a los hijos de tus hijos; paz para Israel”.

Por favor, oh Eterno, que escuchas la oración, que en nosotros se cumpla el versículo que dice: “Y en cuanto a Mí, he aquí Mi pacto con ellos, dijo el Eterno: Mi espíritu que está sobre ti y Mi palabra que he puesto en tu boca, no se apartarán de tu boca ni de la boca de tu descendencia, ni de la boca de la progenie de tu descendencia, afirmó el Eterno, desde ahora y para siempre” (Yeshayahu 59:21). “Que la expresión de mi boca y la meditación de mi corazón sean aceptables delante de Ti, D-os, mi fuerza y mi salvación”.