ÁMSTERDAM.- Hania Rosenberg nació en 1934 en Oswiecim, un poblado industrial en el sur de Polonia. El campo de concentración que construyeron ahí los alemanes tras su invasión en 1939, llamado Auschwitz-Birkenau, cobraría 1.1 millones de vidas.

“Nadie era pobre, nadie era rico: todos éramos más o menos promedio, como cualquier poblado pequeño”, recordó Rosenberg, de 82 años. “Era una infancia feliz”.

Su padre importaba y exportaba paja, heno y carbón. Murió en los campos de concentración, junto con la mayoría de la comunidad judía del poblado. Rosenberg y su madre sobrevivieron la guerra -ella se ocultó con una familia no judía y su madre resistió trabajos forzados en una planta de municiones. Más tarde, se abrieron camino a Suecia.

Sus abuelos tenían una casa de tres pisos y una tienda general, tierras de cultivo y dos terrenos para huertos en el poblado cercano de Ledziny. Durante la era comunista, la casa y la tienda fueron expropiadas. Un centro comercial y casas nuevas se yerguen ahora en lo que alguna vez fueron tierras de cultivo. Pero quedan dos terrenos para huertos -aún a nombre de su abuelo- y Rosenberg está peleando su propiedad, para dárselos a la familia que la salvó.

“En Polonia no había un proceso oficial para esto: tienes que ir a los tribunales”, dijo. “De hecho fuimos a los tribunales, pero fue como un carrusel: das vueltas y vueltas y vueltas y vueltas. Tienes que producir los documentos que necesitan y entonces no es suficiente. Siempre hay más documentos que necesitas proporcionar”.

Polonia es la única nación de la Unión Europea que no ha establecido procedimientos formales para solucionar reclamos presentados por gente cuya propiedad fue confiscada, de acuerdo con un nuevo reporte del European Shoah Legacy Institute, con sede en Praga.

El tema de la restitución es particularmente tenso en Polonia, que era hogar de la comunidad judía más grande de Europa antes de la guerra.

La problemática de muchos años se ha visto complicada por el ascenso al poder del Partido Ley y Justicia, de derecha, en el 2015. Los funcionarios del partido reconocen la enormidad del Holocausto, pero enfatizan que muchas minorías sufrieron y cuestionan si la gente con ancestros judíos debe ser compensada si otros no lo son.

El nuevo reporte fue presentado en una conferencia en Bruselas organizada por sobrevivientes del Holocausto con el Parlamento Europeo como anfitrión. Rosenberg relató su historia ahí. Una casa que era propiedad de su padre en Oswiecim ha sido entregada a la familia que la salvó.

“Tal vez esta conferencia haga una diferencia”, dijo. “Realmente espero que así sea. Hemos estado intentando por nuestra cuenta durante 26 años. Dicen que tal vez algo cambiará en 20 años, pero a ninguno de nosotros nos quedan 20 años”.

Fuente: Reforma